La argentinización de Italia
La argentinización de Italia
En el diario La Nación del día miércoles, página 29, se publica un artículo de opinión del profesor de Historia de la Universidad de Bolonia, Italia, Loris Zanatta, con el título “¿Será la señora Kirchner tan diferente de nosotros?”, que me voy a permitir sintetizar, respetando que escribió “para La Nación”, porque me impresionó la certeza de sus apreciaciones, en especial cuando al comienza dice “no sé si los italianos tenemos la mafia en los genes y los exportamos a donde migramos, según dijo Cristina Kirchner”, y se permite una humorada haciendo una referencia a los antepasados alemanes, maternos y a los ancestros suizos de Néstor, diciendo que “su feudo de Santa Cruz es un ejemplo de rigor luterano: ambos gobernaron la Argentina animados por el más puro puritanismo calvinista” y se pregunta “¿por qué ofender y ofenderse?”, haciendo referencia a la corrupción en Santa Cruz y en nuestro país durante 12 años.
Sigue el profesor de Bolonia: “Durante mucho tiempo esperé que la Argentina siguiera los pasos de Italia, que en dos generaciones pasó del fascismo a la democracia y del hambre a la prosperidad. Estaba equivocado. Como muchos, hoy observo resignado ‘argentinizarse a Italia’”. Nosotros, por otra parte, de este lado del mundo quisiéramos “italianizar” a Argentina.
Nos preguntamos hasta dónde es así porque desde acá vemos diferencias notables entre Italia y Argentina, lamentablemente en favor de Italia: su infraestructura, sus trenes de alta velocidad, sus aeropuertos, sus buques que nos visitan por carga o con pasajeros, todo ello después de haber pasado la Segunda Guerra que devastó Italia; entonces, ávidos de saber, seguimos leyendo el artículo que comentamos:
Cita a un sociólogo italiano, Luca Rivoli, quien da pie al título de esta nota: “Italia es un país en decadencia, un paso a la vez, una argentinización lenta”, y sigue: “Al igual que Italia, la Argentina se ha acostumbrado a vivir por encima de sus posibilidades, a anteponer las rentas al trabajo, el consumo a la producción. No premiamos el saludable individualismo de quienes intentan emerger con talento y sacrificio, sino el conformismo de quienes corean consignas gastadas. Estamos entre los países menos productivos de nuestras regiones (Italia, lugar 80 después de Fiji; Argentina, 180 después de Gambia), con el mercado laboral más rígido y la administración pública más ineficiente. Pero eso sí, combatimos el neoliberalismo, formamos especialistas de la resistencia antiliberal”.
Y ya en el terreno de la educación, escribe el profesor de la Universidad de Bolonia: “En lugar de exigir más y preparar mejor nuestras universidades, asignan títulos cada vez más devaluados, irrelevantes para la vida real”.
No es esto lo que está pasando en nuestro país, nos preguntamos; era necesario multiplicar las universidades con criterio político pero con una falencia de profesores para atender la demanda de cátedras, superponiendo carreras en vez de concentrar en busca de la eficiencia.
Tomemos el caso de nuestra Universidad, con 2.000 aspirantes en las carreras de Medicina. ¿Estamos en condiciones de atender eficientemente esta demanda? Y si hablamos de exámenes de ingreso para que entren los realmente capacitados, se nos tilda de limitacionistas, de clasistas. Pero qué saldrá de nuestras universidades si domina en ellas la política y no las posibilidades reales de dar una adecuada formación.
Y leemos el final que nos comprende a todos los argentinos: “Cuando llega la hora del ajuste de cuentas, los italianos y los argentinos somos campeones en compadecernos, en hacernos las víctimas, en acusar al destino y a los enemigos. La culpa es del Euro y de Europa dicen los italianos, mientras los otros europeos siguen progresando. La culpa es de las deudas, les hacen eco los argentinos, confundiendo el efecto con la causa. No es sorprendente que no crezcamos, que el ascensor social esté roto, que corramos cantando y batiendo el parche hacia el barranco. Pero al final nos absolvemos a nosotros mismos y seguimos nuestro camino”.
Cuánto de verdad hay en la opinión de Loris Zanatta y cuánto tenemos que aprender viendo que en el rango de la libertad económica del mundo, Italia está detrás de Fiji y Argentina detrás de Gambia.
Nos imaginamos algo así hace unos años, que después de 200 años Gambia nos supere.
El pacto entre PSOE y Podemos amenaza con 'argentinizar' España
El pacto entre PSOE y Podemos amenaza con 'argentinizar' España
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Los programas económicos de PSOE, Podemos y Más País se asemejan mucho al "justicialismo" que implantó Perón en Argentina a mediados del pasado siglo.
Desde el inicio de la crisis financiera internacional, allá por 2007, España podía optar entre dos grandes opciones para afrontar el terremoto que se avecinaba: o bien decantarse por la senda populista, a imagen y semejanza de Argentina, donde abunda la demagogia y la irresponsabilidad política para ocultar los problemas reales a la sociedad y evitar la adopción de medidas impopulares, aunque necesarias, para solventar su dramático declive; o bien poner en marcha las grandes reformas estructurales que precisa la economía nacional, tal y como sucedió en su día en los países nórdicos o más recientemente en Irlanda y los bálticos, para garantizar una recuperación sólida y sostenible en el tiempo mediante la liberalización de la estructura productiva y la aplicación de drásticos ajustes presupuestarios.
Finalmente, primero el PSOE de Zapatero y después el PP de Rajoy se decantaron por mantener el statu quo con la esperanza de que, tarde o temprano, la tormenta escamparía. Sin embargo, tras un lustro de crecimiento auspiciado por el rescate del BCE y ante un enfriamiento económico cada vez más patente, España vuelve a enfrentarse a la misma disyuntiva, solo que ahora el riesgo de argentinización es más alto que nunca.
La negativa de Pedro Sánchez y el ya defenestrado Albert Rivera a formar un gobierno de coalición tras los comicios del pasado abril ha terminado desembocando en un resultado electoral mucho más endiablado, ya que ahora tan sólo caben tres escenarios: un pacto entre el PSOE y la extrema izquierda de Podemos y Más País, junto a los separatistas; una posible abstención del PP (con condiciones); o repetición electoral.
El hartazgo del electorado hace muy improbable la tercera opción, mientras que el auge de Vox complica hasta el extremo la segunda, con lo que Sánchez volverá a intentar el acuerdo con Iglesias, solo que ahora en serio. Entre o no en el Gobierno, la mera consecución de un pacto programático entre el PSOE y Podemos, con la bendición de Más País, supondrá el desembarco en las instituciones del populismo más abyecto y peligroso que ha conocido hasta ahora la democracia española. Y todo ello sin contar que la abstención o el voto a favor de ERC agravarán aún más la crisis política e institucional que sufre España como consecuencia del golpe separatista.
Si el crecimiento del PIB ya se sitúa lejos de las tasas del 3% registradas hasta 2017, con una previsión del 1,9% este año y del 1,5% el siguiente, según las últimas estimaciones de la Comisión Europea, el recetario que blande la izquierda amenaza con convertir el actual frenazo económico en una nueva recesión a corto y medio plazo. El parón de la actividad se ha hecho más que evidente en los últimos seis meses, debido, en parte, al convulso contexto internacional, con la guerra comercial entre EEUU y China de trasfondo, pero también a la elevada incertidumbre que suscita el actual panorama político, donde la formación de un gobierno estable es casi tarea imposible.
Ahora bien, si desbloquear esta situación pasa por un acuerdo entre PSOE y Podemos, lo que hoy es indecisión y recelo podría mutar con gran facilidad a un estado de pánico por parte de los agentes económicos. No es de extrañar si se tiene en cuenta que, entre otras muchas medidas, los de Sánchez, Iglesias y Errejón proponen:
Derogar la reforma laboral de 2012, pese a que se han creado más de 2,2 millones de empleos desde su plena entrada en vigor.
Seguir subiendo el salario mínimo interprofesional sin tener en cuenta la evolución de la productividad, a pesar de que la tasa de paro todavía ronda el 14%.
Implantar la semana laboral de 4 días sin recorte de sueldo.
Prohibir los contratos temporales de menos de un mes.
Limitar la subcontratación a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa.
Elevar el gasto público en sanidad del 6% del PIB al 7,5% en 2023, y del 4% al 5,6% en educación.
Volver a ligar la revalorización de las pensiones al IPC, sin reparar en que el agujero de la Seguridad Social alcanza los 20.000 millones de euros al año y seguirá empeorando como consecuencia del envejecimiento poblacional.
Derogar el factor de sostenibilidad.
Eliminar los topes de cotización.
Reducir o eliminar los beneficios fiscales de los planes de pensiones.
Crear una empresa pública de energía.
Encarecer la luz mediante el fomento de las energías renovables, cuyo porcentaje se dispararía hasta el 74% en 2030.
Nacionalizar "sectores estratégicos", como el naviero o el metalúrgico, así como "empresas que sean una fuente crítica o fundamental de empleo".
Otorgar una renta básica incondicional de 600 euros al mes para las personas con bajos ingresos.
Crear un Banco Público de Inversión y "aprovechar" Bankia como banco público.
Establecer por ley un "precio mínimo" a los productos agropecuarios.
Limitar el precio de los alquileres.
Restablecer la renta antigua, de modo que la renovación de alquileres sea automática e indefinida.
Prohibir los pisos turísticos.
Expropiar viviendas a "grandes tenedores", ya sean particulares o empresas.
Disparar los impuestos a las "viviendas vacías".
Nacionalizar los bienes inmatriculados por la Iglesia.
Prohibir los desahucios por impago de hipoteca y alquileres o en caso de okupación sin que la Administración garantice antes un realojo.
Prohibir vuelos peninsulares.
Subir IRPF y el Impuesto de Sociedades.
Subir Patrimonio, Sucesiones y Donaciones.
Aumentar la fiscalidad del diésel.
Subir el IVA a "productos de lujo".
Crear la tasa Google a empresas tecnológicas.
Crear la tasa Tobin a transacciones financieras.
Elevar la tributación de las Sicav y las Socimi.
¿Conclusión? Los programas de PSOE, Podemos y Más País se asemejan mucho al "justicialismo" que implantó el militar Perón en Argentina a mediados del pasado siglo, una combinación de rígido intervencionismo económico, nacionalización de empresas, fijación de precios y un sustancial aumento de gasto e impuestos, cuyo resultado ha sido un paulatino, pero constante, declive económico. Prueba de ello es que, hace un siglo, Argentina se situaba entre los diez países más ricos del mundo, mientras que hoy ocupa el puesto 61… Y bajando.
https://www.libremercado.com/2019-11...na-1276647806/