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No te hagas el maricon y dime donde vives y donde nos podemos encontrar, pedazo de mierda. Algun dia me paso por Pucela y te lo juro, por lo mas sagrado que puedo tener, que si tienes aunque sea una pizca de valentia y te decides verme, te voy a dar unos guantazos que no te va a reconocer ni tu madre a la hora de levantarte por las tardes para llevarte el almuerzo al cuarto, pedazo de mierda.
Venga, donde vives, Abel.
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