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AlfonsoVIII
Para comprender esto hay que tener en cuenta un hecho indiscutible: la España post-reconquista es una creación de los reinos de Castilla y de León. España nació como imperio por obra de León y Castilla, nosotros llevamos la mayoría del peso político y demográfico en la conquista y colonización del Nuevo Mundo y es gracias a nuestra obra que hoy la lengua castellana es la segunda más hablada del mundo. Además, nuestra posición geográfica en España, como columna vertebral de la nación, así como nuestra abundancia de recursos hace que Castilla y la Región Leonesa estén llamadas a liderar el panorama político y económico de España.
Los nacionalismos periféricos saben bien todo esto y les acompleja terriblemente. Fruto de ese acomplejamiento nace un odio visceral anticastellano, que debido a lo hablado anteriormente deviene en furibundo odio a España. Rápidamente tratan de marcar diferencias con todo lo que huela a castellano y de autoengrandecerse con supuestas virtudes autóctonas que otros españoles no tendrían, pero que en realidad no les son más propias que del resto de españoles.
Una práctica muy habitual viene siendo el recurrir a argumentos "etnicistas" que la gran mayoría de veces carecen del más elemental fundamento, y lo gracioso es que quienes esgrimen tales argumentos no suelen corresponder a ese prototipo de sobresaliente excelencia autóctona frente al resto. Véanse los casos de Quim Torra, Oriol Junquera, Heribert Barrera o incluso Sabino Arana, un individuo que se pasó media vida alabando la robustez y fortaleza física de los vascos cuando él era un vulgar alfeñique; también gustaba mucho de loar la excepcional salud del pueblo vasco mientras él caía enfermo con mucha frecuencia, y de hecho murió enfermo a corta edad.
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