Impíos, leed de rodillas.

Corría el año 844 cuando vuestro Rey Ramiro I de todas las Asturias se negó a pagar el impuesto revolucionario, que en aquel tiempo consistía en escoger 100 mozuelas que todavía lo fuesen y dárselas al agareno para que las malograse y, por gravedad, inoculasen de impiedad la Tierra.

El malvado Abderramán dos palitos hizo leva de los suyos en el Moro y subió por Medinacelli, en busca de sus tropas de élite, los caballeros oscuros del Walid. Una vez reunidas invadió la Rioja, donde tomó por sorpresa a las huestes de vuestro bien amado Soberano, muy inferiores en número pero con muchos pelos en los cojones.

Empero no obstante tuvieron que recluirse los cristianos en el castillo de Clavijo, que si no habéis ido nunca está como muy a tomar por el culo para arriba según sales de Logroño en dirección al monte. En bici es cojonudo.

Allí, el Apóstol se apareció a vuestro piadoso Rey, le encominó a la batalla y le dijo que él mismo la lideraría para librar a las tierras de España de la impiedad y del error.

Sepas que Nuestro Señor Ihesu Cristo partio a todos los angeles mis hermanos las prouincias dela tierra e a mi solo dio a España, e sey fuerte e firme en tus fechos, ca yo so Santiago apostol de Ihesu Cristo que vengo por te ayudar. E sepas por verdad que enla mañana venceras conel ayuda de dios todos estos moros que te tienen cercado avnque moriran munchos delos tuyos, a los quales esta aparejada la gloria de parayso. E por que desto seas cierto ver me has enla mañana encima de vn cauallo blanco con vna seña blanca e grand espada reluziente enla mano. E luego enla mañana confesar vos hedes e rescebiredes el cuerpo de Nuestro Señor Ihesu Cristo e fecho esto non dubdedes de ferir enlos moros llamando 'Dios ayuda a Santiago' que sepas cierta mente que todos los venceras e meteras a espada.

Y así, el día siguiente, un 23 de mayo, la morisma regó con su pestilente sangre el agro riojano.

Desde entonces se conoce al Santo como Matamoros. El Rey bajó a Calahorra (que no pudo tomar) al día siguiente e hizo un voto solemne. Desde entonces, todos los Cristianos de España estáis obligados a peregrinar a Santiago para llevar ofrendas al Apóstol.

Y ahora, desatad la furia de los Rascasayanes…

A MORO MUERTO, GRAN LANZADA.