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Thread: Heartland: el corazón de Tierra Firme

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    Default Heartland: el corazón de Tierra Firme

    Heartland ―el corazón de tierra firme (I de III)

    Los espacios interiores del Imperio Ruso y Mongolia son tan inmensos, y su potencial en población, trigo, algodón, combustible y metales tan incalculablemente grande, que es inevitable que un vasto mundo económico, más o menos apartado, se desarrolle allí, inaccesible al comercio oceánico.
    (Halford J. Mackinder).



    ÍNDICE

    PRIMERA PARTE
    - INTRODUCCIÓN
    - LAS CUENCAS ENDORREICAS Y LA IMPORTANCIA DE LOS SISTEMAS FLUVIALES
    - ¿QUÉ ES EL HEARTLAND?
    - BREVE HISTORIA DEL HEARTLAND
    · Prehistoria
    · Antigüedad
    · Edad Media: Pax Mongolica
    · Antiguo Régimen: cosacos y zares
    · Los socialismos telúricos
    · La Guerra Fría
    · La globalización

    Si en Occidente hemos heredado leyendas sobre Atlántida —un rico estado comercial marítimo que, por sus pecados, fue castigado por los dioses a perecer bajo el mar—, en Oriente también abundan menciones sobre tierras perdidas. En las enormes regiones budistas de Asia Central existen infinidad de mitos sobre ciudades subterráneas y valles ocultos, como Shambhala, a donde se habrían replegado los antiguos poderes tradicionales y espirituales del mundo, esperando manifestarse en la guerra final entre los espíritus del bien y los espíritus del mal. Los mongoles identifican Shambhala con diversos valles del sur de Siberia, mientras que en el folklore altaico, la puerta de la ciudad secreta está escondida en el monte Beluja, de la cordillera del Altai, donde según la leyenda fue enterrado Genghis Khan. El Kalachakra, un escrito tántrico del budismo tibetano con fuertes influencias hinduistas, afirma que cuando el mundo degenere en una vorágine de guerra y codicia, de Shambhala emergerá Kalki ("caballo blanco", o "destructor de la inmundicia"), una especie de mesías que formará un ejército y luchará contra las fuerzas demoniacas, matando por millones a los "bárbaros" y a los "ladrones que han usurpado el poder real". Reuniendo a todos los brahmanes del mundo, fundaría una nueva raza para poblar la edad dorada que vendrá. En su pasado chamánico, los pueblos túrquico-mongoles hablaban de Ergekenon, un aislado valle supuestamente situado en el Altai, donde sus antepasados estuvieron aprisionados durante cuatro siglos hasta que un herrero consiguió derretir la barrera que los encerraba. El mito de Ergenekon luego sería usado estratégicamente por el nacionalismo turco en su promoción del pan-turanianismo.

    Desde China, la tradición contaba que Lao Tsé ("anciano sabio", el fundador del taoísmo) se marchó hastiado del país montado en un búfalo blanco hacia el Oeste, es decir, hacia Asia Central, quizás hacia los montes Kunlun Shan, donde se encontraban las fuentes del río Amarillo, un lugar considerado santo por los monjes y ermitaños, donde el aire era puro y energizante, donde crecían hierbas curativas y avanzaban enormes glaciares, donde nacieron escuelas de artes marciales y en cuyos ríos vivían peces de larga vida. El folklore taoísta explicaba que en esa especie de Edén espiritual, en la "montaña del centro del mundo", unos hombres "regios" encontraron la bebida de la inmortalidad en tiempos muy remotos, y que el rey Mu (un milenio antes de Cristo), halló allí el palacio de jade del Emperador Amarillo, fundador de la civilización china. Mitológicamente hablando, la cordillera conectaba la Tierra con el Cielo y en algún lugar de su seno se erguía un palacio de jade donde moraba Xiwangmu, la "reina madre de Occidente". Como una versión oriental del mito griego del jardín de las Hespérides, crecía allí un enorme árbol que brindaba melocotones de la inmortalidad cada tres mil años.


    Cordillera del Kunlun Shan

    En Occidente también se contemplaba el interior de Eurasia a través de un prisma de leyendas. En "Historias", Heródoto habla de un lugar "al noreste", más allá del Mar de Hircania (el Caspio) y de los escitas, donde existen vastas cantidades de oro guardado por grifos. Buran (un fuerte viento invernal del Norte, equivalente al Boreas griego), soplaba allí con fuerza desde una caverna montañosa en la llamada Puerta de Zungaria, que separa Uiguristán (también llamado Turkestán chino o Xingjiang) del resto de Asia Central. Más allá de este dominio se encontraba el "país de los hiperbóreos", cuyo territorio llegaba al mar (probablemente el Océano Ártico). En los mitos bizantinos, Alejandro Magno no halló otra solución para las hordas de "Gog y Magog" (bárbaros del interior continental, asimilados a veces a los escitas y destinados a caer sobre el resto del mundo en el futuro) que contenerlas con un muro de hierro o adamantio. Seguramente se trate de las Puertas Caspias, situadas en el sur de Rusia, donde siglos después un ejército de eslavos y vikingos aniquilará el reino jázaro (khazar) fundando el primer Estado ruso. El contenido metafórico de la construcción de las Puertas Caspias quedó servido —especialmente teniendo en cuenta que, en el folklore centroasiático, una "puerta de hierro en un lago" o un "agujero en una montaña" son considerados el origen de los vientos. Tras las malhadadas campañas de los macedonios en el norte de India, una historia helenística llegada a Occidente hizo circular la idea de que en lo más profundo de Asia Central había un valle alfombrado con diamantes y patrullado por aves de presa y serpientes "de mirada mortífera". En tiempos del comercio de la seda, Roma sabía de la existencia de los seres, un pueblo alto, longevo y sano (posiblemente los tocarios) situado en Serica, la "tierra de la seda", que se correspondería con Uiguristán. Estos mitos y rumores encarnaban de alguna manera la voluntad de Europa de no perder su conexión con Oriente.

    En tiempos medievales, tanto en Roma como en Bizancio y los estados cruzados se hablaba del reino de Preste Juan, un monarca que mantenía el orden en las tierras de Gog y Magog gobernando sobre un país cristiano aislado entre dominios musulmanes y "paganos" (léase budistas, hinduistas y/o religiones ancestrales chamánicas y animistas). Las tradiciones gnósticas consideraban que los reyes magos procedían de este país, donde se encontraría, junto con otras reliquias santas de la Cristiandad, el Santo Grial, obtenido por Parzival en Monsalvat y llevado al Gran Oriente en unas naves con velas blancas y cruces rojas… "Juan" era probablemente una corrupción de "jan" o khan: el título de los reyes tártaros. El personaje en cuestión seguramente era un khan-obispo nestoriano de origen mongol deseoso de estrechar lazos con Occidente, pero la situación pronto se envolvió de símbolos y arquetipos en el imaginario colectivo europeo. Marco Polo, que no podía faltar en este escrito, ubicaría Gog y Magog al norte de Catay (China), es decir, en Mongolia o Siberia. En la misma China, las autoridades imperiales hicieron algo parecido a Alejandro Magno, dando al Heartland por imposible y conformándose con levantar la Gran Muralla para proteger el reino de las incursiones bárbaras del Norte.

    Todavía en pleno Siglo XIX, los colonos rusos en Siberia, hombres y mujeres de una calidad humana sobresaliente en todos los sentidos, tenían la idea de Belovodye, mítico lugar de "aguas blancas" situado en Siberia oriental, que jugaba el papel de Tierra Prometida en su imaginario religioso y que probablemente influyó de forma importante en el flujo de poblaciones étnicamente europeas hacia el Este, estableciendo colonias cada vez más cercanas al Mar de Japón y a las fronteras con China y Mongolia. Mientras Rusia conquistaba Asia Central, Nikolai Fiodorovich Fiodorov, fundador de la corriente filosófica rusa del cosmismo, situó Shambhala en el Pamir, actual Tayikistán. Asia Central se iría haciendo popular en Occidente gracias al "Miguel Strogoff" de Julio Verne, a la incipiente ciencia geopolítica, al "Bestias, hombres y dioses" de Ferdinand Ossendowsky y al auge de corrientes ocultistas que idealizaban Asia Central como un santuario de tradición y sabiduría. En los años 20, el pintor, arqueólogo y esoterista ruso Nikolai Roerich también puso su grano de arena describiendo una extraordinaria expedición por toda Asia Central, incluyendo sus visitas de más de 50 monasterios y sus encuentros con lamas budistas.


    Mongolia

    Como se ve, las zonas más recónditas de Asia Central eran vistas como fuente de misterio, fantasía e incertidumbre por parte de las sociedades que recogían su influencia. También eran consideradas como un avispero de hombres y animales, al que se le podían poner diques pero que no debía ser agitado. Todos los mitos que hemos visto coinciden en presentar el corazón de Eurasia como un lugar, como mínimo, interesante y digno de ser visitado por los valientes y los nobles. El presente artículo tratará sobre este vasto espacio habitado por interrogantes y posibilidades infinitas aun por desvelar, un nuevo mundo en potencia, una enorme fortaleza cerrada, inaccesible, inexpugnable, celosamente tradicional, replegada sobre sí misma en innumerables valles, montañas, llanuras, bosques, estepas y desiertos, que no pudo ser conquistada por Alejandro Magno, ni por Roma, ni por Bizancio, ni por los emperadores chinos, ni por la Mancomunidad Polaco-Lituana, ni por los jesuitas portugueses, ni por Napoleón, ni por el Imperio Británico, ni por Hitler, ni por Japón, ni por los oligarcas mafiosos del espacio ex-sovético, ni por las multinacionales y bancos de la globalización capitalista-neoliberal ―a largo plazo ni siquiera por los khanes asiáticos o el terrible bolchevismo soviético―, sino sólo por dos extraordinarios pueblos: los vikingos y los cosacos, que, como Alejandro Magno antes que ellos, llevaron la cultura griega (caracteres cirílicos, herencia bizantina) al corazón de Asia.

    Desde el amanecer de la Historia, quien posee el Heartland se mueve en él como pez en el agua, ya que es un océano de tierra, pero quien no lo posee se estrellará contra sus muros una y otra vez, y sólo podrá contentarse con asediarlo…



    LAS CUENCAS ENDORREICAS Y LA IMPORTANCIA DE LOS SISTEMAS FLUVIALES


    La palabra "endorreico" procede del griego ἔνδον (éndon: "interno") y ῥεῖν (rheîn: "fluir"). El segundo vocablo comparte raíz con el Rhin y también con Rea, una diosa primordial ctónica de la mitología griega. Una cuenca fluvial endorreica es, por tanto, una cuenca de flujo interno o, si se prefiere, de circuito cerrado, donde las aguas no se derraman hacia los mares, sino que permanecen encerradas hasta que van a dar a "ombligos" centrales terminales, especialmente lagos (a menudo salados, como el Caspio, el Mar Muerto o Great Salt Lake), sistemas cavernarios, corrientes subterráneas, acuíferos, oasis, pantanos, arenas movedizas y otros espacios de clausura. A diferencia del resto de cuencas fluviales, que están abiertas hacia un océano y por tanto son imperfectas, las endorreicas son cuencas perfectas que retienen el agua, calderos cerrados donde las corrientes acuáticas que corren por la superficie no pueden ni entrar ni salir.

    Si el mundo dentro de las cuencas marítimas convencionales representa el derroche, el cambio y la explosión de lo perecedero ("nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir", escribía Jorge Manrique en el Siglo XV), dentro de las cuencas continentales endorreicas representa la conservación, la fermentación, el cultivo y la implosión de lo perenne. De hecho, la misma civilización, cuya esencia es el devenir y la dilapidación, nació en cuencas marítimas: la del Mediterráneo y la del Golfo Pérsico —aunque interesantemente, Jericó, la primera ciudad del registro arqueológico con murallas, torres y fortificaciones, surgió en una pequeña cuenca endorreica: la del Mar Muerto.

    Las cuencas endorreicas suelen corresponderse con climatologías secas, ya que en áreas de frecuentes precipitaciones, estas cuencas rebosan por la salida más baja de las mismas, conectándose con una cuenca convencional, o bien erosionando la barrera de menor resistencia hasta encontrar una salida hidrológica (como pasó con el Mar Negro, antiguamente un lago, tras la última edad de hielo). En climatologías secas, el agua se evapora o es absorbida por el subsuelo antes de que esto pueda pasar. Por este motivo, la húmeda Europa apenas posee cuencas endorreicas (aunque la del Caspio representa el 19% del territorio europeo), tratándose generalmente de excepciones diminutas como la del lago salado de Akrotiri, en Chipre, donde Reino Unido mantiene un enclave estratégico de tipo Gibraltar. En España los sistemas endorreicos son pequeños, como el de Los Monegros (Aragón) o el Complejo Endorreico de Puerto Real (Cádiz).


    Cuencas endorreicas del planeta.

    En geoestrategia, las cuencas de los ríos no son un criterio aleatorio ni caprichoso, ya que muestran mejor que ningún otro la fuerza de la gravedad, es decir, la influencia de la Tierra a la hora de conducir poderes. El motivo por el que en este artículo prestaremos tanta atención a las cuencas fluviales es porque la Naturaleza y la voluntad de la Tierra siempre se acaban imponiendo —y las cuencas son una expresión de dichas fuerzas, ya que sus aguas descienden obedeciendo la atracción gravitatoria de la ruta más sencilla y lógica.

    En la escritura china, "orden político" se expresa con los ideogramas "río" (elemento agua) y "dique" (elemento tierra). El río representa las fuerzas "caóticas" de la Naturaleza, que intentan ser controladas y contenidas por la civilización humana, por el "orden". Como se repite en la geopolítica moderna muchos milenios más tarde, los ríos son sistemas políticos supranacionales: no en vano, las cuencas fluviales cruzan fronteras, canalizan mercancías, influencias, tecnología, ejércitos, religiones, ideologías, animales, economías y estrategias, además de proporcionar tierras fértiles y húmedas en las que sembrar cereales. Fue a orillas del río Jordán que nacieron las primeras sociedades proto-civilizadas, el Tigris y especialmente el Éufrates constituyeron el eje de las civilizaciones mesopotámicas y el Nilo fue y es la columna vertebral de Egipto, como el río Wei y posteriormente, la cuenca del río Amarillo, lo fue en el nacimiento de China. Frente al río, la construcción de una presa no es sino un intento de crear una cuenca endorreica artificial.

    Las cuencas fluviales también son vías naturales de infiltración desde el mar: el Neolítico penetró en Europa por el Danubio, como milenios después lo harán los otomanos —la Primera Cruzada tomará la misma ruta en sentido inverso. Los romanos entraron en Hispania a través del Ebro y los moros del Guadalquivir, y a partir de los afluentes de dichos ríos, ramificaron su estrategia de conquista y dominio. El simple hecho de remontar ríos (Misisipi, Missouri, Ohio y San Lorenzo) les dio a los franceses control sobre una superficie de Norteamérica muy superior a la controlada por los ingleses, mientras que los belgas pudieron dominar lo que hoy es Congo-Kinshasa gracias al río Congo y sus afluentes. Hasta los vikingos tuvieron que agradecer su dominio de las Rusias o su llegada al Imperio Bizantino y al Califato de Bagdad a los grandes ríos del Este, fácilmente navegables. Gracias a los ríos de Europa Occidental, los vikingos pudieron llegar a ciudades tan importantes como París, Sevilla y Pamplona. El río Perla fue la vía de entrada de la influencia británica en China, el Yangtze de la japonesa. Más al sur, el Mekong fue crucial para la incorporación de Indochina al Imperio Francés. En Sudáfrica, los ríos Orange, Vaal y Limpopo fueron claves en la expansión de los bóers. La cuenca del Zambezi dio el nombre al proyecto geopolítico de Cecil Rhodes y la British South Africa Company en el interior de África, proyecto que se llamó Zambesia antes de llamarse Rhodesia. Los conflictos en Ruanda también tenían que ver con una lucha de cuencas fluviales (Nilo vs. Congo), igual que en Darfur (Nilo vs. cuenca endorreica del Lago Chad) y actualmente en el norte de Nigeria (Níger vs. Lago Chad). Tampoco es necesario recordar hasta qué punto la fértil cuenca del Duero vertebró Castilla en tiempos de la Reconquista, el papel central del Ebro en la Guerra Civil española, el papel del Vístula (cuya internacionalización llegó a proponerse) y su desembocadura, la ciudad libre de Danzig, en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial, o la importancia que tienen el Amazonas y el Río de la Plata para varios Estados de Sudamérica. En cuanto a Norteamérica, el sistema fluvial de la cuenca del Mississippi sumado al Canal Intracostero (Intracoastal Waterway) del Atlántico proporcionan más kilómetros de vías fluviales navegables que la suma del resto del mundo junto, aparte de nutrir con gran capilaridad y rodear el mayor territorio continuo de tierras cultivables del planeta, convirtiéndolo en una isla de facto. A principios de 2014, los conflictos de Crimea y Ucrania dirigieron nuestra vista de nuevo hacia el mapa de las cuencas fluviales, revelándonos la enorme silueta dibujada por la cuenca del río Don, que se geobloquea fácilmente en el estrecho de Kerch, que separa Crimea de Rusia. La parte más pro-rusa de Ucrania coincide sospechosamente con la región ucraniana de la cuenca del Don. Casi como confirmándolo, en esas zonas se formó la Milicia Popular de la Cuenca del Don (Donbass), grupo paramilitar prorruso.

    Shanghai, Hong Kong, Macao, Alejandría, Amberes, Rotterdam, Londres, Gdansk, Nueva Orleans, Nueva York, Buenos Aires, Dhaka, Calcuta, El Cairo y Ho Chi Minh tienen en común que deben su importancia a dominar lugares donde una gran cuenca se encuentra con el mar. Tampoco puede entenderse el desarrollo y la historia de ciudades interiores como Moscú, Kiev, Volgogrado, Frankfurt, Estrasburgo, Basilea, París, Milán, Roma, Budapest, Belgrado, Montreal, Asunción o Chongqing —o en España Valladolid, Zaragoza, Toledo, Madrid, Sevilla o Córdoba— sino como parte de los ríos que presiden: otro motivo más para no subestimar la importancia de los sistemas fluviales.

    Por todo ello, en los Estados dignos de tal nombre, lo que pasa en sus cuencas fluviales, especialmente cuando son compartidas con otros países (caso de Egipto-Sudán-Sudán del Sur-Uganda-Etiopía, de Bangladesh-India, de Birmania-China, de Vietnam-Camboya-Laos-Tailandia-China, de España-Portugal, de Holanda-Alemania, de Ucrania-Rusia o de Brasil-Paraguay-Argentina-Uruguay), es un asunto de seguridad nacional. Por poner ejemplos, a Serbia le quitaron sus salidas mediterráneas tras sus conflictos con la OTAN, pero no le pudieron quitar el Danubio (río navegable y por tanto una conexión fluvial que rompió el aislamiento al que la OTAN quería someter a Belgrado), y si a Etiopía y/o a Uganda les da por hacer algo "raro" en las fuentes del Nilo, estrangularían de forma tremendamente efectiva a una nación de 80 millones de almas. Lo mismo podemos decir de Turquía, que puede arrebatarle a Iraq el 90% de las aguas del Éufrates con desviarlo. Siria también estaba en posición de presionar a Israel con el asunto de las fuentes del Jordán... hasta que Israel invadió y ocupó (hasta nuestros días) los Altos de Golán. También Pakistán mantiene tensiones con India por el hecho de que ésta controla un tramo alto del río Indo, del que dependen los sistemas de irrigación de Pakistán, aunque sus fuentes están en Tíbet. Quizás el ejemplo más claro lo constituya Bangladesh, un Estado inviable con una demografía ultra-densa y explosiva (150 millones de habitantes, más que Rusia, concentrados en un territorio del tamaño de Nepal, ultra-llano y bajo, muy sensible a las inundaciones y crecidas del nivel marino), que depende completamente del río Ganges, que a su vez está controlado por India. Como ya vimos en el artículo sobre la guerra de Libia, la lucha por los acuíferos y fuentes de agua es una realidad geopolítica irresistible y lo será en cada vez mayor medida, según una humanidad enloquecida por el crecimiento económico y tecnoindustrial va contaminando y dilapidando las reservas de agua fresca del planeta.

    Entre cuencas siempre hay fronteras naturales como cadenas montañosas, o al menos una clara divisoria de aguas, por lo que las cuencas fluviales delimitan dominios geográficos naturales. Así, en la época del Imperio Español, la Corona de Castilla se correspondía esencialmente con la cuenca atlántica de la Península Ibérica, mientras que la Corona de Aragón lo hacía con la mediterránea —ambas entidades tenían por tanto una coherencia geográfica que tendía a dotarlas de coherencia política. También el Imperio Austro-Húngaro coincidía sospechosamente con la cuenca del Danubio y las Trece Colonias inglesas en Norteamérica con la cuenca atlántica del continente; uno de los motivos por los que Inglaterra entró en guerra con sus colonias fue porque prohibió a los colonos rebasar los Apalaches (la Proclamation Line), cosa que los hubiera hecho irrumpir en la enorme cuenca del Mississipi, convirtiéndolos en una entidad continental que se sustraería más fácilmente al poder, fuertemente marítimo, de Londres. En aquellos casos en los que los ríos no tienen este papel central, tienen un papel periférico como frontera entre Estados (casos del Río Grande, el Congo, el Orange o el Amur), por lo que su importancia sigue incuestionable.

    Cuando uno se sitúa en una cuenca marítima convencional, siguiendo la fuerza de la gravedad y de la "ruta más fácil", la tierra le conduce invariablemente al mar, por eso sucede tan a menudo en la Historia que cuando un país incrementa su potencia política y económica, produciendo un excedente de poder material, se acaba echando a la mar. Pero hay otras cuencas donde la tierra te conduce… a la tierra. La particularidad de las cuencas endorreicas es que si estás fuera de la cuenca, la tierra jamás te conducirá naturalmente a ella, y si estás dentro, la tierra jamás te conducirá naturalmente fuera; en este simple hecho hay una trascendencia casi metafísica: el Heartland es, a todos los efectos, una burbuja, una anomalía, una contradicción en el sistema geográfico general, que se rige por leyes totalmente distintas y hasta opuestas a las del resto de superficies terrestres del planeta.

    Finalmente, en las cuencas endorreicas, los diques del agua —recordemos, la clave del "orden político"— ya vienen puestos de serie por la geografía…

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    ¿QUÉ ES EL HEARTLAND?

    El Heartland es la mayor fortaleza natural de la Tierra.
    (Mackinder).

    Heartland procede del inglés heart (corazón) y land (tierra), siendo quizás "tierra nuclear" o "región cardial" las traducciones castellanas más aproximadas. El Heartland es la suma de una serie de cuencas fluviales contiguas cuyas aguas van a dar a cuerpos acuáticos inaccesibles para la navegación oceánica. Se trata de las cuencas endorreicas de Eurasia Central más la parte de la cuenca del Océano Ártico congelada en la Ruta del Norte con una capa de hielo de entre 1,2 y 2 metros, y por tanto impracticable buena parte del año ―salvo para rompehielos de propulsión atómica (que sólo la Federación Rusa posee) y similares embarcaciones. Aunque la palabra fue usada en su significado específico por primera vez por James Fairgrieve (discípulo mackinderiano) en "Geography and world power" (1915), el concepto de Heartland fue definido por primera vez por el geógrafo inglés Halford John Mackinder (1861-1947), uno de los padres fundadores de la Geopolítica moderna, en su obra "The Geographical Pivot of History" (1904), donde dibujó la primera representación gráfica de lo que, en un principio, denominó Pivot Area o "Área Pivote":



    Dice Mackinder en su más completa "Democratic ideals and reality" (1919):

    El margen norte de Asia es una costa inaccesible, obstruida con hielo excepto una estrecha vía marítima que se abre aquí y allá a lo largo de la costa durante el breve verano, debido al derretimiento del hielo local formado durante el invierno entre los témpanos y la tierra. Ocurre que tres de los mayores ríos del mundo, el Lena, el Yenisei y el Obi, fluyen septentrionalmente a través de Siberia hacia esta costa, y por tanto están divorciados a efectos prácticos del sistema general de navegaciones oceánicas y fluviales. Al sur de Siberia hay otras regiones al menos igual de extensas, drenadas hacia lagos salados sin salida oceánica; tales son las cuencas de los ríos Volga y Ural que fluyen hacia el Caspio, y del Oxo [1] y Jaxartes [2] hacia el Mar de Aral. Los geógrafos normalmente describen estas cuencas internas como "continentales". Tomadas a la vez, las regiones de flujo ártico y continental ocupan casi la mitad de Asia y un cuarto de Europa, y forman un gran parche continuo en el norte y centro del continente. Todo este parche, que se extiende desde la gélida y llana orilla de Siberia hasta las tórridas y escarpadas costas de Baluchistán y Persia, ha sido inaccesible para la navegación oceánica. Su apertura mediante ferrocarriles ―pues de antemano carecía de carreteras― y rutas aéreas en el futuro cercano, constituye una revolución en las relaciones de los hombres con las mayores realidades geográficas del mundo. Llamemos a esta gran región el Heartland del Continente.

    Ciñéndonos estrictamente a la definición mackinderiana del Heartland, su extensión exacta sería ésta:



    Mackinder describe el interior de este Heartland en tales términos:

    El norte, centro y oeste del Heartland es una llanura que se alza, a lo sumo, solo unos pocos cientos de pies sobre el nivel del mar. En esta mayor tierra baja del mundo están incluidas Siberia occidental, el Turkestán y la cuenca europea del Volga, pues los montes Urales, aunque se trata de una cordillera larga, no son de altura importante, y terminan unas trescientas millas al norte del Caspio, dejando un amplio corredor desde Siberia hasta Europa. Hablemos de esta llanura como la Gran Tierra Baja [3].

    Al sur, la Gran Tierra Baja termina a lo largo de una meseta cuya elevación promedio es de media milla, con crestas montañosas que ascienden hasta milla y media. Esta meseta sostiene sobre su amplia espalda los tres países de Persia, Afganistán y Baluchistán; por conveniencia podemos describirla entera como Tierra Alta Iraní [4]. El Heartland, en su sentido de drenaje ártico y continental, incluye la mayor parte de la Gran Tierra Baja y la mayor parte de la Tierra Alta Iraní; se extiende por tanto hasta el largo y curvo borde de las Montañas Persas, más allá de las cuales está la depresión ocupada por el valle del Éufrates y el Golfo Pérsico.



    La estepa eurasiática es la parte más transitable y abierta de lo que Mackinder llamaba Great Lowland o "Gran Tierra Baja". Puede ser consideada como la columna vertebral de Eurasia y la cuna del pastoralismo, del espíritu de la caballería y del poder terrestre. Ucrania, Kazajistán y Mongolia son los países clave para su dominio, de hecho el control de la estepa es un imperativo estratégico para la Federación Rusa ―del mismo modo, el atlantismo procura que la estepa no esté jamás bajo el control de una sola superpotencia. La puerta de Dzungaria, marcada en el mapa, es un paso montañoso que separa Uiguristán del resto de Asia Central. Dominar un estrecho montañoso como éste es tan importante para una telurocracia como el control de un estrecho marítimo lo es para una talasocracia. Entre la gran estepa occidental (desde Hungría hasta Kazajistán) y la gran estepa oriental (Mongolia y Manchuria principalmente) existe una única barrera importante: el macizo del Altai. Budapest, Bucarest, Odessa, Kiev, Volgogrado (Stalingrado), Astana, Omsk o Ulan Bator son ciudades clave en la vertebración de la estepa eurasiática.

    La base de la Geopolítica es la contradicción entre el sea power o poder marítimo ("talasocracia" en griego), y el land power o poder terrestre (telurocracia). El sea power tiende a engendrar Estados comerciales y liberales, el land power Estados productivos y autocráticos. Talasocracias históricas típicas han sido Fenicia, Atenas, Cartago, Venecia, la Liga Hanseática, la República de Ragusa, la República de Salé, el Imperio Otomano, Portugal, Holanda, el Imperio Británico y Estados Unidos después de 1898. Telurocracias claras han sido los escitas, Esparta, el Sacro Imperio, el Imperio Mongol, el Imperio Ruso, Alemania, Austria-Hungría, EEUU antes de 1898 y la URSS.

    Ambos tipos de poder tienen sus ciudadelas naturales y sus esferas de influencia en la geografía terrestre. La ciudadela de la talasocracia es la mitad norte del Atlántico (Midland Ocean u "Océano Mediterráneo") y su esfera de influencia es la Oceanía descrita en "1984" por George Orwell, célebre autor que claramente sabía de geopolítica. La ciudadela de la telurocracia es el Heartland y su esfera de influencia es la Eurasia orwelliana. La Estasia de "1984" en realidad quedaría, junto con otras regiones del globo, disputada entre ambos poderes arquetípicos, o tendría una mezcla de ambos: el Sudeste Asiático, Corea, el sur de India y la costa china tendrían fuerte influencia oceánica, mientras que Tíbet, Uiguristán, Mongolia interior y exterior, Manchuria y el norte de India serían de influencia continental. Según Orwell, en un mundo donde la geopolítica se ha impuesto, las zonas disputadas del planeta —en perpetua guerra, cambiando de manos y siendo conquistados y reconquistados una y otra vez por las tres superpotencias—, forman un cuadrángulo con esquinas en Tánger-Hong Kong-Darwin-Brazaville, además de las fronteras entre Estasia y Eurasia. Estos territorios disputados se corresponden vagamente con el mundo musulmán.


    Las ciudadelas naturales de la talasocracia y de la telurocracia. Se notará que el camino más corto entre ambas es Escandinavia y el Océano Ártico, cerca de la frontera ruso-noruega. Europa en general tiene la desgracia de ser el campo de batalla natural entre la talasocracia y la telurocracia. En la actualidad, se está constituyendo un nuevo espacio talasocrático en el Asia-Pacífico, que junto con el atlántico desde el Oeste, asedia el Heartland desde el Este.


    En la novela "1984" de George Orwell, se menciona un ensayo ficticio titulado "Teoría y práctica del colectivismo oligárquico", que explica cómo la URSS ha conquistado Europa Occidental convirtiéndose en Eurasia (rojo), los Estados Unidos y el Imperio Británico se han unido para formar Oceanía (azul), y Estasia (amarillo) ha emergido tras una década de luchas confusas. Ninguno de los tres superestados puede ser conquistado ni siquiera por los otros dos combinados, ya que su poderío militar está al mismo nivel y sus defensas naturales son demasiado formidables. Dentro del cuadrángulo Tánger-Hong Kong-Darwin-Brazaville, se encuentran las zonas disputadas del planeta. Las fronteras entre Eurasia y Estasia no quedan claras del todo, salvo por una referencia a la inestable frontera en Mongolia.

    La globalización tiene su trono en "los mercados" (principalmente bancos y multinacionales) y en el comercio internacional, que se desenvuelve en el mar en un 90%, a pesar de que el ferrocarril y los ductos son medios más baratos, rápidos y eficaces —o lo serían si no fuese por las oportunas inestabilidades en los eslabones más estratégicos de las rutas terrestres. Por ende, un Estado que posea salida marítima tiene un gran vector de proyección de influencia a su disposición y comparte frontera de facto con todos los países con costa en el cuerpo acuático en cuestión. A diferencia de las tierras emergidas, los mares del planeta constituyen un solo cuerpo (teoría de Panthalasa u Océano Mundial), de manera que quien salga al Océano Mundial y lo domine, tenderá a envolver todas las tierras emergidas del mundo e infiltrará su poder en ellas, especialmente a través de los valles y las llanuras de las grandes cuencas fluviales. Pero a pesar de esta gran ventaja, el mar, cambiante, caprichoso y movedizo, sólo sirve para transportar cosas que proceden de la tierra y para asediar la tierra en sí. Si dominar el mar es un simple medio para dominar la tierra, dominar la tierra es un fin en sí mismo, por ende, que una superpotencia marítima necesite asediar la tierra no hace más que confirmar la importancia de la tierra en sí.


    Halford J. Mackinder (1861-1947).

    El presente escrito, por tanto, se situará en el punto de vista del antagonista natural del mar. La tierra representa lo firme, estable, fértil, nutriente, productivo, organizado y disciplinado, si el mar se asemeja mucho al "devenir" con sus vaivenes, la tierra se acerca al "ser" con su obstinada permanencia. Si el mar se levanta sólo en momentos tormentosos, la tierra se alza por siempre en las montañas, que podrían definirse como "tierra concentrada". En el ámbito económico, la estrategia telúrica no está volcada en mover mercancías de un lado a otro, sino en producirlas y hacer que se queden lo más cerca posible del suelo de donde brotaron. La productividad y la fecundidad sustituyen por tanto al comercio y a la especulación para formar un sistema político, económico y social muy distinto al que hoy impera en el planeta. Asimismo, la apertura de espacios de libre navegación, que es la obsesión del atlantismo, se ve sustituida por la tendencia de las grandes masas de tierra a estrangular el tráfico marítimo en delicados cuellos de botella, para romper Panthalasa, convirtiendo los diversos mares en meros lagos interiores bajo férreo control. Y es que, como veremos en otro artículo, tanto el Báltico como el Mar Negro, el Adriático, el Egeo, el Mediterráneo entero, el Mar Rojo, el Golfo Pérsico, el Mar de Andamán, el Mar del Sur de China, de Japón, y hasta el Caribe, el Golfo de México y la Bahía de Hudson, pueden ser extirpados del seno del Oceáno Mundial y convertidos en lagos tan inaccesibles como el Caspio, sólo con accionar cerrojos naturales: estrechos marítimos como Gibraltar u Hormuz, o barreras insulares como Japón o el Arco de Andamán.

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    BREVE HISTORIA DEL HEARTLAND

    Prehistoria

    Durante la última edad de hielo (la glaciación de Würm), se formaron en el Heartland bolsas geográficas rodeadas de glaciares, y es en las condiciones extremas de una de estas bolsas gélidas donde pudo desarrollarse un extraordinario tipo humano, despiadadamente seleccionado por el entorno. En el artículo sobre clasificación racial, vimos que la raza nórdica centroasiática, progenitora de los linajes genéticos R1a y R1b y por tanto antepasada paterna de la mayoría de europeos étnicos modernos del mundo, nació en el Paleolítico en el corazón de Eurasia, proponiéndose las regiones de Zungaria y Altai como posibles Urheimaten de este tipo evolutivo. El mismo Mackinder, que vivió en una época en la que la eugenesia y el estudio de la biodiversidad humana no eran tabúes políticamente incorrectos, relacionaba el Heartland con los cráneos braquicéfalos y consideraba que el tipo racial centroeuropeo "alpino" es un apéndice del mundo antropológico de la antigua Asia Central [5], separando cual cuña a las poblaciones dolicocéfalas del sur de Europa ("mediterráneas") de las dolicocéfalas del norte ("nórdicas").

    Tras la desglaciación, el modo de vida cazador-recolector era todavía el dominante en todo el mundo, pero habían surgido dos sistemas de vida nuevos: en Próximo Oriente, el agricultor (evolución de la recolección), y en el Heartland, el ganadero (evolución de la caza). A partir del Neolítico, el Heartland no dejará de vomitar horda sobre horda de pueblos pastoralistas y montañeses sobre los márgenes de Eurasia, llegando estos pueblos a conformar las aristocracias de muchas civilizaciones antiguas de Oriente Medio.

    A través de la meseta persa y de los espacios montañosos de Oriente Medio, el linaje R1b llegará a Europa, remontando el Danubio y acumulándose en núcleos de reproducción en la región de los Alpes (cultura de Unetice y afines), así como en la franja franco-cantábrica. Los R1a cogieron el más sencillo camino de la estepa para acabar en Europa del Este y la Llanura Germano-Polaca. Es aquí donde nacerá el mundo propiamente "indoeuropeo", relacionado con la movilidad de grandes tropas conquistadoras, el uso del carro y del caballo, el patriarcado y el sentido de los grandes espacios y horizontes que dará lugar a los imperios, hasta tal punto que milenios después, "caballero" sigue designando al hombre considerado digno de respeto. Es por tanto en las culturas pastoralistas-ganaderas de Yamna (o Yamnaya), de Poltovka y del hacha de combate del Volga, que tenemos que buscar el origen de las tradiciones caballerescas e imperiales de la Historia.

    La primera cultura de la era de los metales típica del Heartland estepario es probablemente la de Sintashta-Petrovka. El yacimiento de Arkaim, al sur de los Urales y en plena estepa, datado en 1600-1900 AEC, es el testimonio material más conocido de esta cultura madre. Llamada "ciudad esvástica", "ciudad-mandala", "la Stonehenge rusa" (situada aproximadamente en la misma latitud que la Stonehenge inglesa) y hasta "capital de la antigua civilización aria", Arkaim es un poblado-fortaleza de círculos concéntricos, orientado según los puntos cardinales y las estrellas, y sus habitantes probablemente eran los antepasados de los arios descritos en el Rigveda (India) y el Avesta (Persia).


    Nacimiento y expansión del uso del carro de guerra con dos ruedas radiales, el precursor de las modernas formaciones militares acorazadas. Su aparición se da dentro del Heartland, en el sur de los Urales, actual Kazajistán, lo que según Mackinder era "el mismísimo pivote del Área Pivote". Aquí floreció la cultura de Sintashta-Petrovka, donde la ganadería, la minería del cobre y la metalurgia del bronce tenían un papel central, junto con el carro de guerra y los asentamientos humanos bien fortificados, como el yacimiento de Arkaim. Posteriormente aparecerá la cultura de Andronovo (naranja) con sus complejos funerarios donde el guerrero era enterrado en túmulos junto con sus armas, sus caballos y su carro. En Anatolia y Siria, el carro vendrá de la mano de los hititas, en Egipto de los hyksos, en Mesopotamia de los kasitas y en Europa de los celtas.

    En la Edad del Bronce, toda la estepa está en ebullición. Sobre sus carros y caballos, los mitanios caen sobre Pentalasia, los aqueos micénicos invaden Grecia y los hyksos conquistan el Bajo Egipto. El Rigveda narra cómo hace tres milenios y medio los rubios arya, liderados por el dios Indra, arrasan las ciudades de la civilización del Indo, dispersando a "la piel negra" y estableciéndose como nueva aristocracia de la región. Tanto en India como en Persia, conquistadas por pueblos indoeuropeos procedentes del Heartland y de estilo pseudo-escita, los dioses más importantes son representados como conductores de carros. En Grecia, la "Ilíada" homérica es todo un canto al estilo de vida de los guerreros indoeuropeos de la Edad de Bronce. Hasta en la lejana e inhóspita Escandinavia, el pelirrojo Thor era concebido conduciendo un carro tirado por machos cabríos. Incluso después de la civilización de vastos espacios de Europa y Oriente Medio, en las estepas del interior continental seguirán subsistiendo pueblos de estirpe irania ("aria") que, como los escitas, sármatas y alanos, mantendrán un modus vivendi bárbaro hasta ser barridos o empujados por nuevas migraciones del interior.


    Culturas de la era de los metales donde estaba implantada la ganadería del caballo. El uso del caballo estaba muy relacionado con un paisaje de espacios abiertos y horizontes llanos como el de la estepa eurasiática, así como en formas de hacer la guerra basadas en la rapidez. Esta cultura acabará teniendo un éxito social y militar tremendo en todo el planeta.

    Estas sociedades indoeuropeas esteparias tenían un claro predominio de linajes paternos R1a —asociados a los eslavos, los persas y las castas altas del norte de India— y legaron a la arqueología (soviética primero e internacional después) el fenómeno de los kurganes: túmulos de tierra en cuyo interior se enterraban hombres importantes, y que encontramos desde Europa Occidental hasta Asia Central. Filipo II de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, fue enterrado en un túmulo. Este imaginario ritual es el origen de las leyendas del rey perdido: soberanos desaparecidos y a menudo pelirrojos (como el rey Arturo, Federico Barbarroja o Genghis Khan) que duermen en el interior de una montaña esperando "el momento de máxima necesidad" para su pueblo.


    El origen de los mitos sobre reyes que duermen en el interior de montañas se encuentra en los kurganes (túmulos) de la Era de los Metales, donde se enterraba a los guerreros importantes junto con sus armas, su caballo y otras pertenencias. Aquí debe buscarse la génesis del mundo indoeuropeo. Kurgán en Dnipropetrovsk, Ucrania.

    En el artículo sobre herencia genética indoeuropea en Asia Central vimos, además de algunos mapas que ilustran el tema que tratamos, hasta qué punto muchos rasgos antropológico-físicos considerados europoides sobreviven en algunas bolsas étnicas de Asia Central, incluyendo Mongolia y Uiguristán. Precisamente de China proceden referencias a pueblos occidentales denominados Dinlins y Boma, que sorprendieron a la población autóctona con su aspecto rubicundo, ojos azules y cabello rojizo. Algunos arqueólogos rusos relacionan estos pueblos con descendientes de la cultura de Afanasiev.

    Antigüedad

    El primer gran imperio del Heartland, el persa, surgió tras la irrupción, en la meseta iraní, de varias tribus arias procedentes de las actuales Rusia y Ucrania: los medas, persas y partos. Desde entonces, Persia ha sido un país que no ha hecho más que reciclarse como imperio una y otra vez a lo largo de la historia, tendiendo a proyectar poder en los cinco mares de Pentalasia (Mediterráneo, Mar Negro, Caspio, Golfo Pérsico y Mar Rojo) y a ser un puente entre Europa-Estasia, Estasia-África, Asia Central-Índico y el Heartland eurasiático y el árabe.

    El Siglo IV vio un acontecimiento que influiría de forma decisiva en la consolidación de la Ruta de la Seda como columna vertebral del comercio internacional: el empuje hacia el Este de Alejandro Magno. Partiendo desde su base balcánica en el norte de Grecia, los macedonios conquistaron Anatolia, el Levante, Pentalasia, Egipto y el Imperio Aqueménida, llegando a India. Los griegos fundaron varias Alejandrías en el Heartland: Alejandría de Aria (la actual ciudad afgana de Herat, por donde pasa un estratégico gasoducto y una carretera, y cerca de la cual hay una base militar hispano-italiana), Alejandría Escate (actual Jodzend, Tayikistán), Alejandría del Oxo (actual Ai Khanum, Afganistán), Alejandría del Cáucaso (probablemente actual Bagram, Afganistán, donde existe una importante base aérea de la OTAN) y Alejandría de Aracosia (actual Kandahar, Afganistán, donde existe otra base militar estadounidense). Según Isidoro de Cárax, los partos llamaban a esta región "India Blanca". Al norte de estas colonias griegas militarizadas y fortificadas, los escitas y masagetas —a los que Alejandro Magno nunca se atrevió a atacar— fluían libres por la estepa. Los macedonios habían llegado a las puertas de Gog y Magog.


    Ciudadela de Herat (Afganistán), antigua capital de una provincia persa que Heródoto describía como "el granero de Asia Central". Viendo el éxito de las conquistas macedonias en el Gran Oriente, se comprende que Pompeyo, Trajano, los cruzados medievales, Napoleón, los actuales ejércitos de la OTAN y cualquier poder del Oeste que busque penetrar en lo más profundo de Asia, tengan como uno de sus referentes a Alejandro Magno.

    Algunas expediciones griegas, partiendo del valle tayico de Fergana, llegaron a la ciudad de Kashgar (actual Uiguristán), donde moraba una tribu indoeuropea: los tocarios. Se cree que los dayuan ("grandes jonios") de las crónicas chinas de la dinastía Han eran descendientes de estos colonos griegos del Heartland. Alejandro Magno fue el primero que, estabilizando un vasto espacio entre el Gran Occidente y el Gran Oriente, abrió ambos dominios al comercio mutuo. Por ende, el efecto más importante y duradero de las campañas macedonias fue la apertura definitiva de la Ruta de la Seda.

    Cuando murió Alejandro Magno en 323 AEC, los diádocos (generales del ejército macedonio) se repartieron su imperio, luchando durante veinte años por la hegemonía regional. A su muerte, los epígonos, sus sucesores, reinarán sobre las unidades territoriales resultantes de la fragmentación del imperio alejandrino. El que más nos interesa en este artículo es el Reino Greco-Bactriano, centrado en Bactria (actual Balkh, norte de Afganistán). El Siglo III AEC vio la entrada en este dominio griego del budismo, procedente del imperio Maurya de India, con el que el Reino Greco-Bactriano mantuvo numerosas relaciones políticas y comerciales. Es el comienzo de una extraordinaria civilización helenístico-budista, liderada por monjes griegos y una aristocracia militar griega, descendientes de los antiguos ejércitos macedonios, en plena Asia Central, un episodio rara vez recordado en la historiografía moderna [6]. Las primeras representaciones artísticas de Buda, que influyeron fuertemente el imaginario budista en toda Asia, se dieron en este reino. Incluso se ha especulado razonablemente con la influencia de Apolo en las primeras esculturas del santo hindú, con lo cual el legado del dios más típicamente occidental habría llegado hasta el Pacífico ―algo que seguramente los pastores-guerreros de los Balcanes no habrían podido imaginar jamás. Toda la corriente artística Gandhara es de génesis griega y por tanto europea. En plena Ruta de la Seda, las colosales estatuas de Buda en Bamiyan (Afganistán, demolidas por los talibán en Marzo del 2001), eran de clara herencia greco-budista. Esta corriente cultural es un soberbio ejemplo de los extraordinarios frutos que podría brindar una sana y positiva interacción entre Occidente y Oriente.


    Extensión aproximada del Reino Greco-Bactriano en el año 180 AEC. Para entonces, el budismo con influencias pagano-helénicas era ya la religión dominante, hasta el punto de que se esculpieron relieves del Buda hindú protegido por el Heracles griego. A pesar de las problemáticas barreras montañosas, el reino estará orientado principalmente hacia India. Dominaba claramente un importante segmento de la Ruta de la Seda, controlando las salidas de China hacia Occidente.


    Museo de Lahore, Pakistán. Esta estatua gandhara del Siglo II es claramente la Atenea griega, esculpida al estilo griego y con rasgos faciales propios de la aristocracia de la Grecia clásica. Es parte del legado del primer Estado europeo en pleno Heartland.

    En torno al 130 AEC, el reino Greco-Bactriano fue invadido por los tocarios, que acabarán fundando el Imperio Kushán. Sin embargo, durante un tiempo subsistirá el Reino Indo-Griego, desprendido del greco-bactriano cuando éste conquistó la cuenca del Indo y parte de la cuenca del Ganges, en una expansión que recuerda a las conquistas indo-arias de catorce siglos atrás.


    Reinos indo-griegos en 100 AEC, en lo que hoy son Afganistán y Pakistán. 14: Pushkalavati. 15: Taxila. 16: Sakala. Ocupan una posición a caballo entre el Heartland y las fértiles, superpobladas y ricas llanuras del Indo y el Ganges. Incluyen lo que hoy son la frontera AFPAK y las problemáticas zonas tribales de Pakistán (FATA). Estos reinos, siguiendo la estela de los antiguos indo-arios, acabarán conquistando buena parte de las cuencas del Indo y del Ganges. Se observará que las regiones de Nuristán (Afganistán) y los valles de Chitral y Hunza (Pakistán), donde los rasgos físicos europeos se han conservado mejor hasta hoy, se encuentran dentro de esta área de influencia helenística.

    El empuje de los macedonios hacia el corazón de Asia no era más que el clímax lógico del proceso iniciado siglos atrás por las colonias griegas en Asia Menor, actual oeste de Turquía. A estas alturas se habrá apreciado que en la civilización hindú, centrada en el norte del Indostán, predomina la influencia del Heartland, independientemente de que más adelante India fuese conquistada por un imperio típicamente marítimo como el británico [7]. Parece que desde entonces, los territorios montañosos que separan el Indostán de Asia Central son un claro frente de batalla entre la talasocracia y la telurocracia. Es inevitable que esto nos recuerde el papel de Afganistán y Pakistán en el panorama internacional hoy en día.

    Tanto Roma como China eran mutuamente conscientes de la existencia del otro imperio y mantuvieron hasta cierto punto relaciones, esencialmente indirectas. El Imperio Han consideraba a Roma una especie de contrapartida occidental, y probablemente Roma tenía la misma imagen de China. Sin embargo, entre ambas potencias se interponían dos estados situados en las antiguas conquistas alejandrinas: el Imperio Parto y el Imperio Kushán. Roma tendió a penetrar hacia el Este, llegando a conquistar el Cáucaso y lo que hoy es Iraq, pero los problemas en el Levante hicieron que las conquistas romanas en el resto de Pentalasia fuesen más bien efímeras. El Mediterráneo fue el único mar que Roma podía llamar Mare ; ni el Mar del Norte, ni el Atlántico, ni el Mar Negro, ni el Mar Rojo ―ya no digamos el Caspio o el Golfo Pérsico― podían llamarse plenamente romanos.

    El Senado romano llegó a proclamar varios edictos prohibiendo, en vano, el uso de la seda, ya que su comercio sangraba al Imperio de sus reservas de oro, lo que indica que hace ya dos milenios, lo que pasaba en un extremo de la Ruta de la Seda influía al extremo opuesto ―todo un ejemplo de proto-globalización. Decía Plinio el Viejo en "Historia Natural" que "según la estimación más baja, India, Seres y Arabia hacen que nuestro Imperio pierda 100 millones de sextercios cada año: esto es lo que nos cuestan nuestros lujos y nuestras mujeres". Parece que en Roma había fenómenos comparables a los del flujo de la plata hacia China antes de las guerras del opio, así como a Inditex y el relajamiento del patriarcado en el Occidente actual.

    En el año 56 AEC, Roma lucha contra el Imperio Parto en la batalla de Carras (actual Kurdistán). La temida caballería parta consigue vencer a la legión y Craso, el general romano, es ejecutado. Diez mil militares romanos son hechos prisioneros y deportados al extremo oriental del imperio enemigo, hacia el Heartland eurasiático ―concretamente a Bactriana (Afganistán). Plutarco y Plinio el Viejo nos cuentan que buena parte de los supervivientes romanos fueron esclavizados o mandados a hacer trabajos forzados, pero que algunos consiguieron hacerse un hueco en el mundo parto como mercenarios. Supuestamente, los partos emplearían estas tropas romanas para luchar contra los hunos en la provincia de Margiana, lo que hoy es Turkmenistán. El Imperio Romano y el parto firmaron un tratado de paz en el 20 AEC y se intentó traer de vuelta a los prisioneros, pero para entonces se había perdido todo rastro de la desafortunada legión. Unas crónicas Han del año 36 AEC, que describen una campaña militar china al oeste del país, hablan del disciplinado ejército enemigo que guardaba la plaza de Zhizhi, actual Uzbekistán. Estas crónicas mencionan una fortaleza cuadrangular de madera y soldados enemigos que entraban en combate perfectamente alineados y construyendo con sus escudos una formación con aspecto de escamas de pescado: la "tortuga" de las legiones romanas había llegado al Heartland. Tras ser finalmente derrotados, estos soldados fueron llevados, de nuevo en calidad de mercenarios, a la frontera sur del desierto de Gobi, para proteger China de las incursiones bárbaras. Finalmente fueron asentados en Li-Jien (actual Liqian), un nodo de la Ruta de la Seda cuyo mismo nombre es una corrupción de "legión". La presencia de la "legión perdida de Craso" fue sacada a colación en 2001 y los análisis genéticos han confirmado la huella de sangre europea en esta zona, presencia que puede comprobarse a simple vista en la alta frecuencia de narices más aguileñas, cabello ondulado y castaño, y ojos claros.


    El periplo de la "legión perdida".

    La irrupción de las legiones romanas en el Levante catalizó un proceso histórico de importancia descomunal. En los Siglos I y II, se dieron en el Mediterráneo Oriental varias limpiezas étnicas de griegos. Chipre, Libia, Egipto, Siria, Creta, Sicilia, Rodas y otros lugares vieron cómo las comunidades judías, aprovechando la ausencia de legiones romanas —ocupadas en una campaña militar contra el Imperio Parto— se alzaron de forma totalmente sincronizada contra las odiadas comunidades griegas de la región. Aunque estas revueltas judías serán sofocadas duramente por Roma, la europeización del Levante nunca cuajará, la colaboración de los judíos con el Imperio Parto proseguirá y, a la larga, todo el Imperio Romano será semitizado y verá de una forma mucho más rotunda la erradicación del legado grecolatino, esta vez bajo signo cristiano. Estas limpiezas étnicas de poblaciones europeas fueron una reacción de la voluntad del Oriente desértico, seco e infecundo, cuyo efecto fue romper la continuidad de cultura griega desde el Imperio Romano hasta India. Las bolsas griegas en India y Asia Central, privadas de la fuente de su cultura y de su capital humano, irán perdiendo influencia hasta ser tragadas por el Heartland. Pasarán catorce siglos antes de que otra potencia, esta vez Rusia, vuelva a introducir la llama de la cultura griega en el corazón del continente.

    Los hunos, surgidos del Heartland en los últimos tiempos del Imperio Romano, son de etnogénesis nebulosa. Sabemos que eran una sociedad de guerreros pastorales cuyos principales alimentos eran la carne y la leche, y cuya táctica militar se basaba en grandes formaciones de caballería ligera empleando con maestría el arco y el lanzamiento de jabalina. Los hunos eran, más que una etnia concreta, una confederación de jinetes esteparios, en cuyas filas había pueblos uralo-altaicos, túrquicos, mongoles, iranios, germanos, eslavos y otros, probablemente dominados por una aristocracia túrquico-mongola, aunque en los territorios hunos de Europa del Este, la lengua franca era el gótico. A la muerte de Atila, su confederación se disolvió tan rápidamente como había aparecido, pero los efectos de su breve existencia ―especialmente poner en marcha la gran migración de los pueblos germanos, que constituirán las noblezas medievales de Europa Occidental― perdurarán durante mucho tiempo.

    El caso de los hunos es comparable al del comercio de la seda en cuanto a las repercusiones que tenía en un extremo de la Ruta de la Seda lo que pasaba en el extremo opuesto, ya que si los hunos se desparramaron por Europa es porque no pudieron hacerlo por China. Europa, a diferencia de Estasia, carecía de un Estado con una clara doctrina estratégica que tuviese en cuenta la importancia del Heartland. Por el contrario, los chinos, que ya habían levantado diques para controlar las desastrosas inundaciones del Río Amarillo (cuyas fuentes se encuentran en el Heartland), habían decidido poner diques también a las inundaciones humanas procedentes del corazón del continente, construyendo la Gran Muralla China… una vez más, con el objetivo de preservar su "orden político". La Gran Muralla es un impresionante testimonio acerca de la importancia del interior eurasiático; de hecho, en muchos tramos, coincide exactamente con los límites del Heartland. Parece que los emperadores chinos veían al Heartland como un dominio impenetrable, una fuente de bárbaros y un avispero que era mejor dejar en paz. Pero la Gran Muralla no era meramente una barrera militar, sino también un corredor de transporte y un sistema de cerrojos para extraer impuestos, tasas y peajes del comercio de la Ruta de la Seda, poner aranceles y controlar los flujos migratorios.


    El hecho de que la Gran Muralla sea más bien toda una infraestructura de infinidad de murallas distintas, construidas a lo largo de dieciocho siglos, muestra que defenderse de las tribus del Heartland fue una obsesión constante para las sucesivas dinastías chinas. Los mongoles tenían una alimentación basada en los productos animales y eran, como pueblo, más belicosos que los chinos, aunque en China existían las tradiciones marciales más efectivas del mundo.

    En el año 431, el cristianismo nestoriano es condenado por el Primer Concilio de Éfeso, llevando a un gran exilio de cristianos nestorianos hacia la Persia sasánida. En adelante, Bagdad y Seleukia-Ctesifonte serán centros del nestorianismo, que mandará gran cantidad de misioneros (o quizás mejor dicho "agentes", sobre todo sirios y persas) hacia los confines del continente, fundando comunidades cristianas a lo largo y ancho de casi toda Asia. Ciudades como Herat, Farah, Almalik (conocida por los cristianos del Siglo XIV como Armalec), Samarcanda, Kashgar y hasta la mismísima Beijing de la época Tang, albergarán prósperas comunidades nestorianas desde la Alta Edad Media.

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    Edad Media: Pax Mongolica

    Pero los cristianos nestorianos serán una anécdota como poder en Asia Central. Si en un principio los comerciantes hindúes y bactrianos habían dominado el comercio de la Ruta de la Seda, entre los siglos V y VIII lo harán los sogdianos y, tras las conquistas musulmanas, los árabes y persas. En el extremo occidental de la ruta, Bizancio fue la primera potencia europea en tener claro que el Heartland era una realidad geopolítica muy a tener en cuenta. Alternando la diplomacia y la guerra con los pueblos de la estepa (ávaros, pechenegos, kipchacos y otros), Constantinopla pudo prolongar su existencia durante un milenio tras la caída de Roma.

    Muy interrelacionada con la historia de Bizancio está la de los varegos (así llamaban los eslavos a los vikingos de Suecia) que, remontando los grandes ríos rusos, pasaron de la cuenca del Báltico a la del Mar Negro y se aliaron con los eslavos en un intento de derrotar a los jázaros ―una confederación esteparia del sur de Rusia que había adoptado el judaísmo como religión oficial y que propablemente es la antepasada de buena parte de los judíos asquenacíes. Los varegos tomaron Kiev, la ciudad más meridional de las que había sobre el Dniéper, que les permitió mantener un contacto constante con Bizancio, y acabarían conquistando la capital jázara, Sarkel, no lejos de la actual Volgogrado. Al hacerlo, pasaron a dominar el corredor comercial establecido donde los ríos Don y Volga se acercan más, saltando de la cuenca del Mar Negro a la del Caspio ―por tanto al Heartland― y estableciéndose como una especie de segundo Imperio Bizantino para conectar Europa con Asia: comienza la historia de las Rusias, aglutinadas entorno a ciudades como Kiev, Novgorod, Vladimir, Suzdal, Pskov o Moscovia, en territorios por lo general fuertemente boscosos, donde la fe ortodoxa se acabará imponiendo.


    Rojo: áreas sujetas a la colonización vikinga. Verde: áreas sujetas a la influencia vikinga. Rusia nació como intermediaria entre el mundo escandinavo y el bizantino, del mismo modo que Germania lo hizo entre el mundo escandinavo y el romano. Los vikingos, siendo los fundadores de los primeros Estados rusos, sentaron las bases del único poder capaz de dominar el Heartland a largo plazo y conectarlo con Europa del Este. Aunque el núcleo de la Rusia histórica nace en Kiev, se irá desplazando lentamente hacia el Norte, pasando por ciudades como Smolensk, Novgorod, Vladimir, Suzdal, Moscú y San Petersburgo.

    Genghis Khan, un hombre alto, blanco, pelirrojo y de ojos azules, fue en muchos sentidos la contrapartida asiática y medieval de Alejandro Magno. Su extraordinaria personalidad tuvo éxito uniendo a las tribus y clanes de Mongolia y lanzándose a conquistar el control de la Ruta de la Seda, de tal modo que a su muerte en 1227 era soberano de un imperio que iba desde el Mar de Japón hasta el Caspio, gobernado desde la capital mongola de Karakorum (no confundir con la cordillera del mismo nombre). El carácter fuertemente continental de estos dominios quedó genialmente retratado cuando fracasó la invasión mongola de Japón: los jinetes esteparios, que jamás habían visto el mar antes, padecieron fuertes mareos y vómitos en su aventura naval y además lo que los japoneses denominaron kamikaze o "viento divino" causó pérdidas tan fuertes a la flota mongola que la invasión fracasó. Otros entornos donde Mongolia nunca pudo hacer sentir su dominio de una forma rotunda fue en las montañas y en los bosques ―los mongoles eran gente de llanura y estepa, y tanto Siberia como los principados rusos tenían enormes masas boscosas. De hecho, en la época del "yugo mongol", durante la cual las Rusias eran tributarias de los tártaros, el khanato de la Horda Dorada terminaba donde la estepa dejaba paso a los bosques del Norte. Desde estos espacios cerrados e impenetrables, Alexander Nevsky, Dimitri Donskoi, Peresvet y otros héroes nacionales de la historia rusa forjarán la grandeza del futuro Principado de Moscovia.


    Las aventuras militares de los mongoles llegaron a Siria, Polonia, Hungría y las puertas de Viena, pero fueron incapaces de cruzar el mar de Japón u otros espacios marítimos. No hace falta ser un lince para apreciar que el Imperio Mongol obtenía su poder del dominio del Heartland. En el Oeste, los mongoles pudieron avanzar gracias a la información excelente que les brindó en todo momento la red de Inteligencia de los mercaderes venecianos. Uno de estos agentes era el padre de Marco Polo.

    Para bien o para mal, las conquistas mongolas proporcionaron la Pax Mongolica (o Pax Tatarica) y una continuidad territorial relativamente estable desde Próximo Oriente y Europa del Este hasta China. Gracias a ella, a partir de 1245, con motivo del Primer Concilio de Lyon, podemos encontrar emisarios europeos mandados a los dominios mongoles por orden del Papa y del rey de Francia: Giovanni da Pian del Carpine, Ascelín de Lombardía y Andrés de Longjumeau. El objetivo era, por parte del Papado, adquirir influencia en Asia, especialmente ganándose a las antiguas comunidades de cristianos nestorianos y, por parte de Francia, entablar lazos entre Luis IX de Francia y Güyük Khan y solidificar una alianza franco-mongola, supuestamente para hacer causa común en el Levante (época de las cruzadas).

    En 1253, el monje franciscano flamenco Guillermo de Rubruk pudo cruzar toda Asia Central y llegar a Karakorum, donde encontró franceses, rusos y húngaros capturados en Hungría. El fraile informó también de la presencia de prisioneros alemanes que trabajaban en minas de hierro en Asia Central ―parece que Stalin no fue el primero en capturar germanos en Europa del Este y deportarlos como esclavos al Heartland. En Mongolia ya florecían el Islam, el budismo, el maniqueísmo y el cristianismo nestoriano, amparados bajo la tolerancia religiosa de los khanes. Rubruk volvió a Europa con un detallado informe para el rey Luis IX de Francia, titulado "Itinerarium fratris Willielmi de Rubruquis de ordine fratrum Minorum, Galli, Anno gratia 1253 ad partes Orientales".


    Viajes de fray Guillermo de Rubruk. En la época, Sarai jugaba el mismo papel que había jugado la jázara Sarkel antes y que jugará la soviética Stalingrado después: servir de puente entre los ríos Don y Volga, entre las cuencas del Mar Negro y del Caspio... y por tanto entre Europa y el Heartland.

    Más adelante en el mismo siglo, los hermanos Niccolo y Maffeo Polo, mercaderes venecianos, pudieron establecer prósperos emporios comerciales en Constantinopla y en Sudak o Soldaia (ver mapa de las conquistas Mongolas más arriba), donde era fuerte la presencia de la poderosa talasocracia veneciana. Animados por la riqueza del khanato de la Horda Dorada, los hermanos Polo acabaron estableciéndose en su capital, Sarai, situada ya dentro de los confines del Heartland eurasiático. Sarai se encontraba en el sur de Rusia, cerca de la antigua Sarkel jázara y la Volgogrado de nuestros días, compartía con estas ciudades su papel de bisagra entre la cuenca del Mar Negro y la del Volga (siendo ésta parte del Heartland) y, con 600.000 habitantes, era de las ciudades más grandes y ricas del Siglo XIII. Allí, los hermanos Polo se familiarizaron con las costumbres de los tártaros, el mundo de la estepa y la información que traían comerciantes extranjeros sobre lejanas rutas más al Este. Siguiendo estas indicaciones, los venecianos procedieron hasta Bujara, actual Uzbekistán, donde vivieron durante tres años. Remontando la Ruta de la Seda, llegaron a Dadu (Beijing), donde se alzaba el trono de Kublai Khan, nieto de Genghis. El monarca asiático les proporcionó un embajador mongol para el Papa de Roma, un salvoconducto para viajar por todos los dominios mongoles y una carta al Papa, en la que pedía una muestra de aceite de la lámpara del Santo Sepulcro, así como cien "hombres sabios" para enseñar cristianismo y costumbres occidentales en China: las relaciones sino-romanas, que nunca habían podido concretarse en la Antigüedad, estaban empezando a tomar forma en plena Edad Media gracias a Venecia, el Papado y las conquistas mongolas.

    El Papa Gregorio X recibió la misiva del Khan mongol en 1271, mandando solamente dos frailes dominicos con los hermanos Polo, esta vez acompañados también por Marco, el hijo de Niccolo, de diecisiete años. Los frailes no completaron el viaje por miedo, mientras que los mercaderes venecianos completaron la Ruta de la Seda de parte a parte, llegando a la capital del khanato en 1274, tres años tras su partida. Bien acogidos por el khan, vivieron diecisiete años bajo su hospitalidad antes de volver a Europa. Los viajes de los Polo nunca hubieran sido posibles sin la existencia de un único Estado desde Oriente Medio hasta el Pacífico; gracias a esto, Europa pudo leer los relatos de Marco Polo, accediendo a un testimonio de primera mano acerca de lo que había en el corazón de Eurasia.

    Marco Polo no fue el último europeo en pisar Estasia gracias a la estabilidad de la Pax Mongolica. En 1318, cuatro años después de la disolución de la Orden del Temple, el fraile franciscano Odorico da Pordenone se embarcó en un impresionante periplo que lo llevó desde Venecia hasta Armenia, Persia, India, China, Indonesia y otros lugares del lejano Oriente, llegando a describir incluso Tíbet, "donde mora el Papa de los idólatras".

    Varios acontecimientos terminaron por truncar la Pax Mongolica:

    • La virulenta expansión de la peste negra en los años 1340. Originándose en Asia Central, la plaga se propagó a través de las rutas comerciales tanto terrestres como marítimas, afectando tanto a Europa como a China, India y Arabia e introduciendo el terror, la desconfianza y la cuarentena de ciudades enteras en las rutas comerciales.

    • Los jinetes mongoles se estaban volviendo gordos, cómodos y decadentes, y los chinos, avezados en las intrigas palaciegas, se hicieron con el poder, expulsando a la dinastía mongola Yuan y otras influencias extranjeras (incluyendo europeas y cristianas) y fundando la dinastía Ming en 1368. El golpe de estado en China estuvo fuertemente influido por una sociedad secreta: el Loto Blanco.

    • El ascenso fugaz de Tamerlán, el último gran conquistador estepario, que aniquiló a los cristianos nestorianos de Persia y atacó el khanato de la Horda Dorada (sur de Rusia), haciendo que Moscovia, entonces gobernada por Vasily I, dejase de pagar tributo a los tártaros. Así y con todo, en 1382, Moscú todavía sería saqueada por ellos.

    • En la misma Mongolia había penetrado el budismo, una nueva corriente cultural e ideológica muy diferente al paganismo ancestral que habían profesado los mongoles hasta entonces. El budismo aun tardaría un par de siglos en afianzarse en el país, pero era cuestión de tiempo que los nuevos monjes se acabasen imponiendo a los chamanes locales, captando a la aristocracia mongola y erigiendo monasterios en encrucijadas de rutas y en los parajes de los grandes pastos donde solían reunirse gran número de pastores para realizar sacrificios y otros rituales. Nunca ha dejado de rumorearse que fueron los chinos los que favorecieron la introducción del budismo en Mongolia, esperando que el nuevo credo desactivase la ancestral mentalidad guerrera de los mongoles y ello a su vez descongestionase la presión sobre la franja de la Gran Muralla; de hecho, el Loto Blanco era una sociedad budista. El proceso culminaría siglos después, en 1568, cuando Altan Khan concedió al cabeza del linaje tibetano, Gelug, el título de "Dalai Lama".

    Pero si la peste negra, las razzias de Tamerlán y el desmoronamiento del Khanato habían truncado las comunicaciones entre Oriente y Occidente, un nuevo acontecimiento, a primera vista desafortunado, provocaría el restablecimiento de las mismas: la caída de Constantinopla en manos de los turcos en 1453 cerró la "ruta varega" y bloqueó la salida marítima natural de las estepas, a la vez que muchos inmigrantes griegos emigraron escalonadamente desde Constantinopla a través del Mar Negro hacia Ucrania y finalmente Moscú. Europa quedó convertida en una isla, rodeada al Oeste por el Atlántico, al sur por el Mediterráneo, al Sureste por el Imperio Otomano y al Este por la Horda Dorada y otros khanatos. En esta tesitura, los únicos Estados capaces de romper la insularidad de Europa y reunirla por tierra con el Gran Oriente eran los principados rusos. De modo que la catástrofe de 1453 obligó a los pueblos rusos a echarse al Este, hacia la conquista de los dominios tártaros, del mismo modo que forzó a los pueblos de Occidente a echarse al Atlántico a la conquista del nuevo mundo. Ambos movimientos europeos, oriental y occidental, tenían en un principio un objetivo parecido: volver a conectarse con Estasia. Sin embargo, mientras que el empuje occidental de Europa acentuaría su insularidad y carácter marítimo, el empuje oriental acabaría enfatizando su carácter terrestre.


    Antiguo Régimen: cosacos y zares

    Esta diferencia entre la Europa marítima y la Europa continental, que contrasta las meteóricas conquistas marinas con los penosos avances terrestres, quedó establecida en el año clave de 1571: mientras la Europa mediterránea (España, Venecia) derrotaba a los turcos en Lepanto y la Europa atlántica (Portugal) fundaba Nagasaki en Japón, en la telúrica Europa del Este, la mismísima Moscú es saqueada por los tártaros una vez más. Sin embargo, los vientos estaban a punto de cambiar en el Este, y lo harían a través de la única punta de lanza que podía romper la insularidad del mundo europeo: los cosacos.

    Los cosacos eran una confederación de hombres y mujeres libres, ya nobles pobres comparables a los hidalgos de España o campesinos escapados de la servidumbre feudal en Rutenia, Galitsia y Europa del Este en general a partir del Siglo XIII. Estas sociedades con una fuerte pasión por la libertad cuajaron en el actual suroeste de Ucrania, allá donde coincidían las turbulentas fronteras de la Mancomunidad Polaco-Lituana, el Imperio Ruso, el Imperio Otomano y los khanatos tártaros. Ninguno de estos poderes podía controlar a los cosacos, que hacían de la independencia su bandera y que llevaron al cabo razzias en todas las direcciones, causando cruces de misivas oficiales en las que el zar ruso, el sultán otomano, el gran duque polaco o el khan tártaro de turno, pedían a su homónimo que controlase a "sus" cosacos. La respuesta solía ser que los cosacos no eran propiamente "suyos" y que no respondían ante ninguna otra autoridad salvo la emanada de ellos mismos. "Los cosacos no me juran lealtad y viven como les place a ellos mismos", le escribía el sultán a un impaciente gran duque Vasily III de Rusia en 1539. "Los cosacos del Don no son de mi incumbencia y van a la guerra o viven en paz sin mi conocimiento", replicaba diez años después Iván el Terrible al sultán.

    El modo de vida cosaco representa la definitiva adaptación de los eslavos, originalmente un pueblo de bosque cerrado, al mundo de la estepa, por aquel entonces dominado por pueblos túrquico-mongoles de religión musulmana, llamados "tártaros" en Occidente. Los cosacos, a pesar de su naturaleza independiente, fiera, libre y guerrera, tenían claro que eran europeos y cristianos, y por tanto enemigos, ante todo, de poderes extranjeros como los representados por el sultán y los khanes. Un cosaco debía casarse con una cosaca o raptar una eslava de un pueblo vecino; le estaba prohibido el matrimonio con turcas, tártaras, mongolas, judías o gitanas. Para el Siglo XVII, los príncipes rusos probablemente ya se habían dado cuenta del potencial de los cosacos como punta de lanza europea ante las profundidades de Asia. Por su papel clave en la conquista de Siberia, prestar un mínimo de atención a los cosacos es esencial si pretendemos entender la historia del Heartland.

    El primer zar ruso, Iván el Terrible, derrotó el khanato de Kazán en 1552, llegando al Caspio (y por tanto cerrando un definitivo muro protector en torno a Europa del Este) y librándose así del último obstáculo entre las Rusias y Siberia. En 1582, una partida de 840 hombres, liderados por el atamán cosaco Yermak Timofeyevich y financiados por la familia Stroganov, derrotaron a Kuchum Khan y conquistaron el khanato de Sibir. La familia Stroganov descendía de campesinos pomor —colonos de la región subártica de Rusia, a orillas del Mar Blanco, que prolongaban el recorrido de la Ruta Hanseática— y habían medrado como comerciantes de pieles, que en Rusia tenían la misma importancia que el comercio de lana y paños en Europa Occidental, o el comercio de la seda para el Imperio Romano. La intención económica detrás de este suceso era abrir Siberia a los cazadores rusos, controlar la "ruta de las pieles" y acceder al vasto potencial de la región, que siglos después dejará de consistir en pieles y pasará a ser cuestión de petróleo, gas natural, carbón, hierro, cobre, oro, grafito, aluminio, níquel y toda una gama de otros minerales, además de la madera y el potencial hidroeléctrico de los poderosos ríos siberianos. Yermak se convirtió en héroe folklórico ruso, una especie de versión eslava de Hernán Cortés o Pizarro, y se dio el pistoletazo de salida de un masivo flujo europeo que, ya armado con las armas de fuego de la Edad Moderna, barrería a los tártaros y acabaría conquistando toda Siberia. Los cosacos consiguieron lo que jamás había conseguido ninguna superpotencia europea: someter el Heartland. Estableciendo redes de stanitsas (fortines) y colonias protegidas, y empleando con maestría el arte de la equitación para dominar las distancias, los cosacos aniquilaron los khanatos locales, alzaron la cruz sobre la estrella y la media luna y, emulando a los antiguos escitas, godos y vikingos, prepararon la interminable estepa eurasiática para una nueva Drang nach Osten ("empuje hacia el Este") de pueblos indoeuropeos, en la misma época en la que las Américas eran conquistadas por los indoeuropeos del Oeste.


    Cuadro de Vasily Surikov. Año 1582: mientras los europeos de Occidente, de herencia céltica, romana y germana, conquistan las Américas, otros europeos, de herencia eslava, griega y vikinga, conquistan Asia. Los cosacos, que comenzaron pareciéndose a los conquistadores españoles de América, a los bóers sudafricanos o a los vaqueros del Oeste norteamericano, acabaron siendo para el Imperio Ruso lo que los casacas rojas fueron al Imperio Británico, y lo que fue California para el empuje occidental de la humanidad europea, lo será Siberia para el empuje oriental.

    El Siglo XVII vería una nueva penetración europea hacia el Heartland, esta vez marítima y a través de India: la de los jesuitas. Tanto el italiano Mateo Ricci como el portugués Antonio de Andrade llevaron a cabo exitosas implantaciones de cultura europea en suelo chino. Gracias a sus conocimientos científicos, Ricci consiguió infiltrarse en la corte imperial Ming y en la mismísima Ciudad Prohibida, consiguiendo importantes conversiones a la fe católica, mientras que Andrade viajó desde la ciudad hindú de Agra hasta la tibetana de Tsaparang con el objetivo de encontrar restos de sectas nestorianas y recabar información sobre Asia Central o la "Gran Tartaria". El hielo quedó roto: el extremo Occidente se encontraba con el extremo Oriente.

    En 1648, mientras la Guerra de los Treinta Años finalizaba en Europa Occidental, el cosaco Dezhnev llegaba a los confines de Eurasia, allá donde Siberia se enfrenta a Alaska. Hoy, el estrecho marítimo que separa Asia de América se llama Estrecho de Bering —en honor de un hombre que lo "descubrió" 80 años más tarde—, cuando realmente, debería llamarse Estrecho de Dezhnev. El mismo año se desató en lo que hoy es Ucrania una rebelión cosaca contra la Mancomunidad Polaco-Lituana, el levantamiento de Khmelnytsky (o de Chmielnicki). Rusia escogió luchar al lado de los cosacos, emergiendo de esta guerra con importantes ganancias territoriales en Europa del Este y con una colaboración aun más estrecha con los cosacos. En adelante, ninguno de los principales rivales de Rusia en Europa del Este (Suecia y la MPL) iban ya a poder invadir el Heartland. En 1649, tras haber arremetido violentamente contra los judíos de la actual Ucrania, los cosacos instauraron la República de Zaporozhia. En 1670 se instauró la República de Astrakán, plaza conquistada a los tártaros. A la vez, el Mar Negro se llenó de piratas cosacos que causaban gran estorbo al Imperio Otomano, llegando a saquear plazas costeras muy cercanas a Estambul. A pesar de las amenazas del Sultán, los cosacos de Ucrania, futuros conquistadores del Heartland, siguieron mostrándose hostiles al poder turco.

    Cuando el zar Pedro I el Grande ascendió al trono en Rusia en 1672, el país era ya el más grande del mundo gracias a la reconquista de Kiev, a la "pacificación" de las tribus siberianas y a la llegada de la colonización rusa a las orillas del Pacífico. En 1709, la población rusa de Siberia llegaba a 230 mil. Pedro el Grande estaba decidido a modernizar el país para afirmar su europeidad y se encontró por primera vez con una fuerte influencia económica y comercial procedente de Europa Occidental: la de los judíos. A su muerte en 1725, su viuda, Catalina I, decidió expulsar del Imperio Ruso a "todos los judíos de sexo masculino y femenino que se hallen en las ciudades rusas y ucranianas… De hoy en adelante no serán admitidos en Rusia bajo ningún pretexto y se les observará de cerca en todos los lugares". El carácter telurocrático de Rusia, tan propicio al fortalecimiento del Estado, parecía no llevarse bien con los poderes comerciales, internacionales y supra-estatales del Mercado, ni tampoco con estados dentro del Estado o redes paraestatales que velaban por sus propios intereses aunque estuviesen en contra de los intereses del organismo anfitrión. Los judíos llevaban muchos siglos disfrutando de un estatus privilegiado en el Imperio Otomano y, cordialmente odiados por el campesinado ruso y ucraniano, así como por los cosacos, iban a encontrar en el Imperio Ruso un dominio impenetrable a sus intrigas económicas, sociales y políticas. Entretanto, en el Indostán, en 1739, un ejército turco-afgano liderado por el persa Nadir Afshar saquea la mismísima Delhi, capital del Gran Mogol.

    Entre 1756 y 1763, la Guerra de los Siete Años —una guerra mundial en toda regla— vería la lucha entre Inglaterra y Francia en Norteamérica, y Prusia y Rusia en Europa del Este. Aunque Prusia emergerá como una gran potencia, la mismísima Berlín sería brevemente ocupada por las tropas del Zar en 1760. En 1762, Catalina II la Grande fue coronada zarina en Moscú. Catalina dio más poder a los nobles, pero a cambio tuvo que lidiar en 1773 con furiosas revueltas campesinas y cosacas, especialmente en Ucrania, contra las políticas que los reducían a la servidumbre. Catalina, ella misma de origen alemán, invitó a los europeos (excepto judíos) a emigrar a Rusia para poblarla y solidificarla como país. Tal es el origen de los alemanes del Volga. Todas las expansiones territoriales rusas del Siglo XVIII en buena parte se deben al descubrimiento de grandes yacimientos de mineral de hierro en los bosques de los Urales, con el que se fabricaron cañones y mosquetones.

    Tras la primera guerra ruso-turca, Rusia se había anexionado las estepas del sur de Ucrania, ese territorio tan maltratado por la Historia y que, tras siglos de opresión turca, tráfico de esclavos y trata de blancas (llamada "la cosecha de la estepa", con importante participación de judíos del Imperio Otomano en los mercados de esclavos de Crimea), volvía definitivamente al mundo eslavo. Un español, el almirante José de Ribas, fundó la estratégica ciudad de Odessa en el emplazamiento de una antigua colonia griega. En 1783, la no menos estratégica isla de Crimea, el último vestigio del khanato tártaro, fue anexionado por Rusia.

    Nuevos y extraños vientos soplaban desde el Oeste. En 1789, la violencia extrema de la Revolución Francesa —incubada durante décadas por logias masónicas e iluministas de origen inglés y judío, por ende de carácter fuertemente comercial, internacional y marítimo— hizo que Catalina se asquease ante las ideas ilustradas que antes había apoyado. Mientras la Ilustración en Francia emancipó a los judíos, en 1791, Catalina expulsó a los judíos rusos a un área llamada Zona de Residencia, que constaba de territorios tradicionalmente muy judaizados, incluyendo zonas posteriormente arrebatadas a la Mancomunidad Polaco-Lituana y el Imperio Otomano. Se cree que la Zona de Residencia llegaría a albergar un total de 5 millones de judíos, que se segregaban de los no-judíos, especialmente en las ciudades, donde se formaron herméticos guetos y extrañas sectas fundamentalistas como los hassidim o judíos chasídicos, que durante muchas generaciones alimentaron un enorme resentimiento contra los pueblos eslavos que tanta resistencia oponían al avance de sus instituciones financieras y comerciales.


    El origen de los judíos de Europa del Este se encontraba en buena medida en los antiguos jázaros y en las incesantes expulsiones de la mayoría de Estados europeos organizados. Poco a poco, los judíos aumentaron su presencia en el amplio istmo que, entre el Báltico y el Mar Negro, conecta Rusia con el resto de Europa. Esta franja fuertemente judaizada tendía por tanto a separar Europa del Heartland eurasiático.


    Densidad de judíos en la Zona de Asentamiento. El origen de las persecuciones y matanzas en guetos judíos a manos de la SS, la SD, los Einsatzgruppen y la policía militarizada alemanas durante la Segunda Guerra Mundial (siendo estas matanzas, no las supuestas ejecuciones en cámaras de gas, el verdadero holocausto judío), debe ser buscado en la creación de la Zona de Asentamiento, decretada por Catalina la Grande en 1791. Los judíos tenían prohibida la entrada en el resto del territorio del Imperio Ruso. Nótese de nuevo cómo esta zona tiende a formar un muro que, como el Imperio Otomano al sur, aísla a Europa del resto de Eurasia. En la actual Lituania, una estrecha franja libre de judíos, correspondiente a dominios prusianos y de la Orden Teutónica, mantiene la conexión con Eurasia.

    A comienzos del Siglo XIX, a Rusia le tocó ser invadida por un nuevo reflujo occidental: el de Napoleón y la República francesa. En la Batalla de Borodino (1812), los rusos aniquilaron a un tercio del ejército francés, pero los franceses se hicieron con el control del terreno. Después de eso, los rusos decidieron abrir filas y dejar que los franceses se internasen más y más en el vasto país. Siguiendo la vieja estrategia de tierra quemada, la población abandonó sus hogares, se llevó sus pertenencias, arrasó los campos de cultivo y se dirigió hacia el Este, dejándole pista libre a Napoleón, que llegó a Moscú encontrándosela vacía e incendiada. Los rusos sabían lo que hacían, ya que el ejército de Napoleón carecía de un servicio logístico propiamente dicho: como los ejércitos del pasado, sus hombres vivían de lo que sustraían del terreno ocupado. Eso les había funcionado bien en las zonas europeas densamente pobladas y cultivadas, pero en las inmensas llanuras de Rusia, cultivadas y pobladas de forma dispersa, supuso su perdición: los hombres y caballos franceses empezaron a morir de hambre y de enfermedades contraídas por ingestión de alimentos podridos o agua procedente de charcos o pozos envenenados.



    Napoleón, cuyo objetivo era rodear a los ingleses y atacar sus posesiones en India —sus anteriores campañas en Egipto y Siria habían tenido la misma intención— penetró por tanto en el Heartland, pero el repliegue estratégico de los rusos, más el "General Invierno", obligaron a los franceses a retirarse, siendo hostigados sin piedad en su retirada por unidades rusas tanto regulares como irregulares, a las órdenes del mariscal de campo Kutuzov. Fue con motivo de esta contienda que Napoleón dijo de los cosacos que "tienen las mejores tropas ligeras de todas las que existen. Si los hubiese tenido en mi Ejército, hubiese podido atravesar el mundo entero con ellos". Napoleón había entrado en Rusia con más de 600 mil hombres; gracias en buena parte a los cosacos, se retiró catastróficamente con sólo 11 mil. Al término de las guerras napoleónicas, los cosacos habían entrado en París, donde su exótica imagen acabó asociada en la cultura popular con el pueblo ruso entero.


    Este mapa resume la historia de las huestes cosacas, que las llevó desde ser una volátil confederación de hombres y mujeres libres en el convulso y azotado oeste de Ucrania a ser las tropas de élite preferidas del Zar en los confines del Imperio Ruso. Como fichas de algún juego de estrategia, las huestes cosacas se desplegaron en torno al Cáucaso, Asia Central, Mongolia y Manchuria. Los cosacos del Don y del Kubán fueron los más conocidos en Europa Occidental.

    En la Guerra de Crimea de 1853-1856, si una cosa estaba clara, era que el derrumbamiento del Imperio Otomano era cuestión de tiempo y que pronto se iniciaría la rapiña por diversos territorios del moribundo Estado. Cuando los rusos amenazaban con reconquistar Constantinopla y conectarla con Grecia, así como dominar la desembocadura del Danubio y hacer "cosas raras" en regiones otomanas como Besarabia, Moldavia, Valaquia y Armenia, los franceses y los ingleses fueron a la guerra contra Rusia y, guiñándole un ojo al Imperio Otomano, ocultaban su ansia por adquirir influencia en sus dominios.

    Alejandro II fue un Zar atípico, que esperaba luchar contra las corrientes subversivas en el seno de su Imperio a base de relajar la represión estatal. En 1861 abolió la servidumbre, en buena parte quizás esperando que la oleada de campesinos "emancipados" poblase los barrios proletarios de las ciudades y sirviese de carne de cañón para la aun balbuceante industria rusa. También relajó el tradicional antisemitismo de Estado, haciendo que los judíos comenzasen a filtrarse desde la Zona de Residencia hacia el Este, inmigrando en gran número especialmente a San Petersburgo, Moscú y Odessa, acaparando rápidamente puestos en la banca, en la industria, en el comercio y en el derecho. Este flujo étnico coincidió con la aparición de extrañas corrientes ideológicas en el seno del organismo nacional ruso, como el nihilismo y diversos socialismos revolucionarios. La súbita intromisión judía en la vida social y cultural eslava provocó una no menos súbita reacción antisemita por parte del pueblo. Comenzaron a publicarse periódicos antisemitas (como el "Novoye Vremya") y una ola de nacionalismo paneslavista y "teorías de la conspiración" colocó a los judíos bajo la lupa, acusándoles de formar un estado dentro del Estado, de apoyar grupos revolucionarios y de conspirar para derrocar al Zar y hacerse con el poder. En 1866, los revolucionarios atentaron contra la vida del Zar sin éxito, pero no se puso en marcha ningún programa de represión. Aun así, en 1871, mientras el Imperio Alemán se unificaba bajo la batuta de Prusia, Rusia era la única nación europea que no había "emancipado" a sus judíos poniéndoles en pie de igualdad con el resto de súbditos nacionales. En 1880, tras otro intento de magnicidio contra el Zar y varios atentados con bomba y armas de fuego, se creó la Okhrana, un servicio de inteligencia interno que no pudo evitar el asesinato del Zar (octava tentativa) al año siguiente.

    Los tiempos de su sucesor, Alejandro III, fueron diferentes. El magnicidio causó pogromos (palabra de origen ruso) antisemitas en 166 ciudades rusas, especialmente en la Zona de Asentamiento, recrudeciéndose hasta 1884. En 1882, el nuevo Zar, un hombre de gesto determinado e inflexible que había tenido que ver cómo su padre se desangraba después de que una bomba le amputase ambas piernas, promovió las famosas Leyes de Mayo, que confinaban de nuevo a los judíos a la Zona de Residencia en las provincias occidentales del Imperio y les prohibía acceder a una serie de oficios de importancia. En 1886, se decretó un edicto oficial de expulsión de los judíos de Kiev, y en 1892, fueron expulsados formalmente de Moscú. Si en un pasado hubo un claro conflicto "Roma vs. Judea", aquí podemos hablar de un "Rusia vs. Judea", en realidad la forma moderna de la pugna metafísica entre la espiritualidad griega y la espiritualidad semita. Alejandro III era un paneslavista convencido que creía firmemente que, para salvarse, Rusia debía cerrarse ante las influencias subversivas y decadentes procedentes del Oeste, a la vez que estrechaba tentáculos hacia los Balcanes y otros lugares. Influido por su tutor, rechazó nociones occidentales como la democracia, la libertad de prensa y de expresión, las constituciones, las elecciones y los parlamentos, y ejecutó un programa de rusificación del Imperio a través de colonos rusos y afirmación de la cultura rusa. Poco a poco, cientos de miles de judíos emigraron de Rusia con destino a Europa y, especialmente, hacia Estados Unidos. Allí, con el apoyo de influyentes correligionarios suyos en el mundo de las finanzas, el comercio y la industria, fueron fermentando redes subversivas antirrusas, tal y como habían hecho los sefardíes en Holanda e Inglaterra después de 1492, contra España. Rusia se convirtió, con diferencia, en la nación más odiada por la judería en el mundo: los judíos tenían prácticamente vedado el acceso al Heartland.


    El mapa de los pogromos en el Imperio Ruso. Amarillo: Zona de Asentamiento, reinstaurada en 1882.

    El verdadero beneficiario de las guerras napoleónicas, de la Guerra de Crimea y de las agitaciones en Rusia había sido el Imperio Británico, que se había aprovechado siempre del enfrentamiento entre sus rivales continentales y que pudo seguir profundizando en su dominio del Indostán, compitiendo literalmente contra el Imperio Ruso por el dominio de Asia Central, en una carrera contrarreloj llamada "el Gran Juego" en Gran Bretaña y "Torneo de las Sombras" en Rusia. Gran Bretaña pretendía evitar así que los rusos lograsen por tierra lo que el resto de europeos estaban logrando por mar: establecer una presencia en el este de China. Mientras los ingleses pactaban y guerreaban en India, los rusos arrollaban toda Asia Central. Entre 1857 y 1882 se construyeron casi 25.000 km de vías férreas, que unieron a Moscú con Prusia al Oeste, Nizhny Novgorod al Este y Crimea al Sur. Entre 1879 y 1886, los ingenieros rusos construyeron una vía férrea desde Krasnovodsk (costa este del Caspio) hasta Merv (en la actual Turkmenistán, enfrente de Afganistán y Persia). En 1888, esta vía se extenderá en dirección Noreste, hacia Samarcanda (con un nuevo tramo corto desde Merv hasta la frontera afgana). En 1891 los rusos inauguraron su primer eje de transporte eurasiático completo: el Transiberiano. Para 1904, el Imperio Ruso podía presumir de una red de ferrocarriles que totalizaba 60.000 km de vías.


    El ferrocarril Transiberiano conectaba la capital rusa con el Mar de Japón y se estaban construyendo importantes ramificaciones hacia Afganistán, Mongolia, China y el Báltico. Lo que preocupaba a Londres era que si Europa del Este se estabilizaba, el Zar prolongaría el Transiberiano hacia Berlín, Viena, Ámsterdam, París, Roma y los Balcanes, proporcionando línea directa desde el Atlántico, el Mar del Norte y el Mediterráneo hasta el Mar de Japón y el Pacífico: una ruta mucho más rápida, eficaz y estable que la marítima británica de Gibraltar-Suez-Mandeb-Singapur. Hablando en plata, si el Transiberiano se hubiese consolidado en el Oeste con participación alemana y autro-húngara, la enorme flota militar y comercial de Gran Bretaña se habría tenido que transformar en una flota de cruceros para marinos jubilados y marineros licenciados.

    Todas estas maniobras rusas, en una macroregión inasequible para el poder marítimo, inquietaban seriamente a Londres, ya que el fin lógico de este movimiento masivo era acabar inundando el Indostán, la "joya de la corona", como habían hecho los indo-arios 35 siglos atrás. Para 1895, los dominios británicos y rusos habían llegado hasta los valles de Chitral (actual Pakistán) y Pamir (actual Tayikistán) respectivamente: ahora sólo un valle afgano, el corredor de Wakhan, separa a la talasocracia de la telurocracia.



    Afganistán y Tíbet fueron lo más cerca que llegó el Imperio Británico al Heartland, mientras a la vez intentaba evitar desesperadamente que la influencia rusa llegase al Índico, especialmente en Baluchistán. Mackinder consideraba que la frontera noroeste de los dominios británicos en India (es decir, la actual frontera AFPAK, donde un lord inglés sugirió en 2012 arrojar una bomba de neutrones) era la más peligrosa de todo el Imperio. Entre los valles de Pamir y Chitral, el corredor de Wakhan evitó por un estrecho margen que el Imperio Ruso y el Imperio Británico compartiesen fronteras. Si hubiesen llegado a coincidir las fronteras de Persia, China, Rusia y la India británica, se habría desencadenado un conflicto armado en Asia Central. Tanto los rusos como los ingleses decidieron dejar en paz Afganistán como tierra de nadie para amortiguar los conflictos de intereses entre ambas superpotencias. No se nos escapa que muchas de las plazas situadas en el área de expansión rusa (Samarcanda, Bujara, Merv) eran importantes nodos de la antigua Ruta de la Seda. Los británicos estaban más bien volcados en el dominio de la Ruta de las Especias. La confluencia de conquistas rusas y británicas se inmortalizó en 1889 cuando el capitán inglés Francis Younghusband y el capitán ruso Bronislav Grombchevski coincidieron en el norte de Pakistán y compartieron brandy y vodka durante un encuentro. En esta época, los principales espías eran los topógrafos: más allá del paso de Khyber y de Cachemira se aventuraban los agentes británicos, disfrazados de monjes budistas, escondiendo celosamente sus mapas.

    Más al Noreste, el movimiento ruso tampoco se detenía en su imparable marcha hacia las fronteras chinas. Las partes altas de los ríos Irtysh y Bukhtarma pertenecían en un principio a la China de la dinastía Qing, pero antes de que fueran cedidas a Rusia mediante tratados, los rusos ya las habían rusificado de facto con los asentamientos y la colonización. Estos colonos debían ser de un espíritu emprendedor, una determinación y una calidad biológica particularmente destacados. El explorador y arqueólogo Nikolai Yadrintsev escribió que los habitantes rusos del Altai-Sayan (más o menos donde coinciden las fronteras modernas de Rusia, Kazajistán, China y Mongolia) eran "grandes y robustos, con constitución atlética. Un cazador que vive cerca del río Bukhtarma es famoso por su parecido a un bogatyr". En otro lugar escribe "Las personas en estas comunidades eran notables por sus físicos altos y fuertes, su salud robusta y fuerza excepcional. En la región de Altai vimos a una mujer joven con hombros de una arshin [70 cm] de anchura, que podía levantar doce poods [200 kg]". Estas constituciones físicas señalan un pueblo vigoroso y echado para adelante tanto en lo físico como en lo mental —en parte debido a las exigencias de su terreno y clima, y en parte debido a una alimentación privilegiada con gran proporción de carne de caza. Con semejante vanguardia humana, es fácil que un imperio erija fronteras y defienda sus intereses geopolíticos incluso en las regiones más aisladas e inhóspitas de sus dominios.

    Es en esta época de conquistas asiáticas que está ambientada la novela de Julio Verne "Miguel Strogoff, el correo del Zar", un libro de gran interés por tratarse de un recorrido por buena parte del Imperio Ruso, desde Moscú hasta la capital siberiana Irkutsk, así como por su descripción de las gentes que lo pueblan. La novela, publicada en 1875, es una verdadera apología de la Rusia zarista y de la familia Romanov como representantes de la Civilización Occidental en plena barbarie asiática, encarnada en los tártaros, en el emir de Bujara y en los rusos renegados que traicionaban al Zar pasándose a las filas de Asia.

    El inglés Rudyard Kipling también se hizo eco del "Gran Juego". En su relato "The man who was", describe la llegada del oficial cosaco Dirkovitch a la ciudad de Peshawar (actual Pakistán), que junto con el mortal paso montañoso de Khyber, separaba las posesiones de la India británica del inexpugnable Afganistán. Los desconcertados ingleses especulan de dónde diablos había salido aquel jinete: ¿Balkh? ¿Badakhsan? ¿Chitral? ¿Baluchistán? ¿Nepal? Un capitán de caballería ligera, mientras habla amistosamente con el ruso, calcula cuántos cosacos como él serían capaces de despachar sus hombres en una carga justa. Acogido por la guarnición británica, Dirkovitch se cuida muy bien de elogiar la organización y el aspecto del regimiento de húsares allí acantonado, hablando del futuro glorioso que esperaría a las armas combinadas de Inglaterra y Rusia "cuando sus corazones y territorios vayan de la mano y comience la gran misión de civilizar Asia".


    En estos mapas falta la expansión rusa sobre Alaska. El territorio había sido objeto de expediciones rusas desde el Siglo XVII, y para la segunda mitad del Siglo XVIII, los rusos y los españoles ya habían iniciado una carrera para afirmar su dominio sobre el arco de la Norteamérica pacífica. En 1867, el Zar, reconociendo el carácter telúrico de su Imperio, decidió desembarazarse de Alaska, vendiéndola al Gobierno de los Estados Unidos.

    Las conquistas rusas en el extremo oriente habían seguido avanzando. En 1860, la Armada rusa había fundado Vladivostok, en el Mar de Japón, y en 1871, la ciudad ya contaba con líneas telegráficas hasta Shanghai y Nagasaki. En 1903 Vladivostok se conectó con el transiberiano… y al año siguiente estallaba la guerra. Y es que cuando la influencia rusa penetró en Manchuria y Corea, amenazando con aislar a Japón de Eurasia, Tokio fue a la guerra, apoyado por el Imperio Británico y por los mismos banqueros que una década después financiarán la revolución bolchevique: Kuhn-Loeb y Jacob Schiff entre otros. La guerra ruso-japonesa, junto con la rebelión rusa de 1905, puso en evidencia que la plutocracia internacional estaba haciendo todo lo que podía para desestabilizar el régimen autocrático del Zar antes de que firmase tratados con el Imperio Alemán y Austria-Hungría para conectarlos con Estasia. Mackinder consideraba que Japón era, junto con Alemania, Rusia y China, un candidato razonable a "organizador del Heartland" y Manchuria era, naturalmente, el puente de Japón hacia la estepa eurasiática.

    Para 1903, el Estado ruso parecía ya tener claro que los judíos, tanto en Rusia como en el extranjero, eran los principales promotores de los movimientos sociales desestabilizadores en el seno de su organismo nacional. Ese año vio la publicación de "Los protocolos de los Sabios de Sión", probablemente una creación de los servicios de Inteligencia del Zar, que estaban al tanto de las intrigas y de las ideas que circulaban en el seno de la judería y que pretendían presionar al Gobierno para llevar la represión estatal al siguiente nivel. Nicolas II, sucesor de Alejandro III, declaró directamente que "Los judíos son el alma del movimiento revolucionario en Europa, el cual se halla subvencionado, con gigantescos medios pecuniarios, por los grandes financieros hebreos". Nietzsche había reflexionado que:

    Los judíos cambian, cuando lo hacen, de la misma forma que el Imperio Ruso lleva al cabo sus conquistas ―como un imperio que dispone de tiempo y que no surgió ayer―: es decir, con la mayor lentitud que pueden. Un pensador interesado por el futuro de Europa ha de contar, en todos los proyectos que elabore interiormente respecto a ese futuro, con los judíos, al igual que con los rusos, considerando que, hoy por hoy, son los factores que con mayor seguridad y probabilidad tomarían parte en el gran juego y en la gran lucha de fuerzas.

    Esta relación entre los judíos y Rusia iba a engendrar años después la Revolución Bolchevique y la Unión Soviética.



    Conquistas rusas desde el Siglo XVI. Para finales del Siglo XIX, las principales zonas de expansión de Rusia eran Asia Central (especialmente Afganistán, donde entraba en conflicto con Gran Bretaña) y Manchuria (donde entraba en conflicto con Japón). Mongolia, Uiguristán, Mongolia Interior, Tíbet y el norte de Persia tenían fuerte influencia rusa. Los rusos aporreaban continuamente las puertas del Levante y de India, amenazando a los imperios coloniales francés y británico. No sin dificultades: todavía en 1916, en plena Primera Guerra Mundial y a las puertas de la revolución bolchevique, las autoridades rusas tuvieron que sofocar duramente una revuelta del movimiento musulmán centriasiático Basmachi, en Samarcanda y Semirechye.

    La influencia oceánica y atlantista se deja notar mucho en Europa Occidental, entre otras cosas, por la importancia que la historiografía concede a las operaciones militares en el Oeste, cuando las más importantes y determinantes fueron siempre las del Este. Tal es el caso de la Segunda Guerra Mundial, con incontables películas sobre la "resistencia francesa" y los desembarcos de Normandía, pero pocas sobre el Frente del Este. La Primera Guerra Mundial tampoco es una excepción: a pesar de la importancia del frente oriental, nuestra historiografía resume la Primera Guerra Mundial con la guerra de trincheras en Bélgica y Francia, cuando los movimientos en Europa del Este fueron el verdadero plato fuerte de la guerra. La Guerra Mundial fue, ante todo, una lucha de la internacional oceánica contra dos proyectos terrestres: el Transiberiano y el ferrocarril Berlín-Bagdad. La diplomacia inglesa triunfó de nuevo enfrentando a sus rivales continentales y, mientras conspiraba contra Alemania en el Oeste, la apoyaba en el Este, especialmente en sus tentativas de desestabilizar el Imperio Ruso a base de apoyar a los bolcheviques: fue Alemania quien mandó Lenin —un líder bolchevique con sangre tártara y judía— a Rusia para provocar en 1917 la Revolución Bolchevique, gracias a la cual Alemania y Austria-Hungría obtenían inmensos territorios en Europa del Este. Alemania perdería todos estos territorios al año siguiente, cuando de forma inaudita, estando la Reichswehr a punto de tomar París, estalló un levantamiento que hizo que Alemania firmase el armisticio.

    Tras la Primera Guerra Mundial, Europa del Este emergió arruinada y mucho más balcanizada. Los grandes imperios tradicionales, centrales y continentales (el Imperio Ruso, el Imperio Alemán, el austro-húngaro y el otomano) habían sido desmantelados y la influencia del Imperio Británico, Francia y Estados Unidos se había afianzado sobre Europa Occidental. Era el fin definitivo del Antiguo Régimen. Como entre Alemania y Rusia no hay barreras naturales importantes, varios Estados artificiales se levantaron en Europa del Este como muro de contención para evitar la aparición de una sola continuidad territorial. Mackinder fue uno de los defensores de la creación de un "cordón sanitario" en Europa del Este para evitar que una potencia europea organizase los recursos del Heartland para constituir un vasto imperio continental.


    Los socialismos telúricos

    La Revolución Bolchevique fue una suerte de prolongación del cordón sanitario de Europa del Este. En Moscú se instauró un régimen genocida (llamado por Mackinder "reino zarista jacobino") que perfeccionó el terrorismo de Estado a niveles nunca vistos y que, con la ayuda de bancos neoyorkinos, londinenses, parisienses y suecos [8], se puso a exterminar con esmero a la familia Romanov, a los lealistas zaristas del Ejército Blanco, a los aristócratas, a los terratenientes, a los anarquistas ucranianos, a los cosacos y a los campesinos que se resistían a ser saqueados por un Politburó formado en su mayor parte por judíos que parecían estar llevando al cabo una venganza talmúdica contra el mundo eslavo, recreando las antiguas limpiezas étnicas anti-griegas de la época de las revueltas judías y la instauración del cristianismo en el Imperio Romano.

    Con una Unión Soviética hostil a Occidente, la constitución de un eje eurasiático no era posible. Sólo el capital estadounidense parecía ofrecer refugio a la expansión del bolchevismo, que guarda muchas similitudes con el actual patrocinio de Al-Qaeda y el yihadismo internacional por parte de las mismas potencias que supuestamente la combaten.


    Esta caricatura, procedente del ámbito lealista zarista y del Ejército Blanco, representa a León Trotsky, el organizador del Ejército Rojo, como un diablo que ha traido chinos al país para matar rusos.

    La principal resistencia al bolchevismo en Asia Central vino de la mano de Ungern Khan, un general zarista que luchó para liberar Mongolia de chinos y comunistas y que, trabando contacto con las autoridades religiosas budistas y musulmanas, pretendió formar un frente tradicional para luchar contra el mundo subversivo y antitético surgido tras la revolución francesa y revitalizado con la revolución bolchevique de 1917. Con apoyo japonés, Ungern logró algunas victorias, como la toma de Urga, la capital mongola, pero traicionado por algunos de sus allegados, fue ejecutado por orden de Lenin en 1921.

    Cuando los bolcheviques se hicieron con el control de Rusia, los emporios petroleros de Estados Unidos se apresuraron a asegurar fuentes de combustible que antes les estaban vedadas. Así —mientras los criminales de la CHEKA, la GPU, la OGPU y la NKVD torturaban y esclavizaban a los pueblos del Este y el Partido Comunista se enriquecía vendiendo grano al extranjero a la vez que los campesinos del Volga y de Ucrania morían de hambre por millones sin que la "Comunidad Internacional" moviese un dedo—, la compañía Standard Oil (alma mater de las posteriores Exxon-Esso, Texaco-Chevvron, ConocoPhillips, Amoco, Marathon, etc.) de John D. Rockefeller, Jr. mantuvo importantes explotaciones petrolíferas en el Caspio. Vacuum Oil (posteriormente Mobil) firmaría un contrato con el sindicato soviético Naphta y le donaría 75 millones de dólares a la URSS. La Anglo-Persian Oil Company (actual British Petroleum, BP) incluso se las ingenió para suministrarle crudo pérsico a la URSS a través de Irán. Por primera vez en la historia, las potencias oceánicas tenían un pie en el Heartland. Gracias a estos movimientos, a la Unión Soviética —a diferencia de Alemania, que tuvo que encontrar maneras de sintetizar petróleo artificialmente— nunca le faltaría crudo durante la Segunda Guerra Mundial, durante la cual además recibiría ayudas masivas por parte de Estados Unidos: 15.000 aviones de combate, 7.200 carros blindados, 500.000 camiones jeep y tractores, 100 barcos de transporte, 12 millones de pares de botas, el 56% del combustible para aviones, miles de toneladas de explosivos, comida, material de transmisiones, miles de kilómetros de cable telefónico, el 74% de los neumáticos, el 80% del cobre, raíles de tren, locomotoras, vagones y toda clase de mercancías, víveres y municiones. Estados Unidos llegó a transportar fábricas enteras a la URSS, y en cuanto a los vehículos, el Ejército Rojo se limitaba a recibirlos y pintar de rojo la blanca estrella yanqui. El Imperio Británico no se quedó demasiado atrás en sus ayudas pro-soviéticas, con sus 6.500 aviones, 5.000 carros blindados, 4.000 piezas de artillería y materias primas por valor de 45 millones de libras esterlinas de la época. Esta insólita alianza comercial y económica para quitarse del medio a un protagonista regional que se había salido del guión, rara vez es rescatada por la historiografía oficial [9].


    El enfrentamiento III Reich vs. URSS tenía muchos ingredientes propios de los antiguos enfrentamientos de la cruz contra la estrella y la media luna.

    El ascenso al poder del NSDAP en Alemania fue una reacción directa del organismo nacional alemán contra la pinza capitalista-comunista que la estaba aplastando, así como contra las inauditamente duras medidas del Tratado de Versalles y la idea, generalizada en Alemania y Austria desde el Siglo XIX, de que los judíos tenían mucho más poder e influencia que les correspondía y de que además usaban ese poder para degradar y corromper a los pueblos que les acogían, siempre con fines de dominación. El cambio político en Alemania no hubiese sido posible sin el apoyo de varios grupos económicos y conglomerados de intereses, generalmente correspondientes al ámbito industrial-nacional y productivo (acuden a la memoria nombres como Krupp, Flick, Bosch, Siemens, Junkers, Rheinmetall-Borsig y otros). El NSDAP conquistó mentalmente a las clases obreras y campesinas del país y la Gestapo aniquiló las estructuras de poder de la Masonería en Alemania y Austria —continuando en cierto modo los asesinatos selectivos que los miembros de la Sociedad de Thule habían llevado al cabo en los convulsos años que siguieron a la Primera Guerra Mundial. Alemania abolió el patrón-oro, el interés del dinero y la especulación, instauró el patrón-trabajo, entró en los mercados de Europa del Este y Sudamérica con el comercio de trueque, se negó a aceptar empréstitos de instituciones financieras internacionales, alcanzó el pleno empleo y su economía y ciencia despegaron de un modo pasmoso. Toda la sociedad alemana pasó a estar firmemente regimentada e integrada en diversas organizaciones políticas que buscaban vertebrar al pueblo alemán para convertirlo en una falange perfecta y étnicamente coherente: lo opuesto a la balcanización social promovida en nuestros días por la globalización. En el Este, los judíos habían conseguido acceder a Rusia, pero de repente, en su retaguardia, Alemania se revolvía contra ellos, colocándolos bajo la lupa, acabando con su influencia y promoviendo su emigración. Además, varias medidas de carácter racial y eugenésico buscaban mejorar poco a poco la raza del pueblo alemán para incrementar su manpower o capital humano, oponiéndose directamente tanto a las antiguas ideas cristianas como a las nuevas ideas demócratas igualitarias.

    Pero a pesar de cosechar muchos éxitos, la Alemania nazi tenía también problemas. El más importante era el del espacio vital o Lebensraum. Matando mucho y bien, el Reino Unido había conquistado un vasto imperio, del que obtenía mano de obra y toda clase de materias primas, especialmente del Indostán. Otro tanto podría decirse de Francia en buena parte de África subsahariana, o de Estados Unidos (que había confinado a los indígenas a reservas) y de Rusia. Incluso países ridículamente pequeños en comparación con Alemania, como Holanda (que poseía grandes territorios en Indonesia y Sudamérica), Bélgica (que dominaba la mayor parte de la cuenca del Congo), Portugal (que seguía controlando Angola y Mozambique, amén de enclaves en India, China e Indonesia) y hasta Dinamarca (en Groenlandia) tenían enormes patios traseros. En cambio Alemania, con sus 80 millones de habitantes, carecía de tal espacio vital desde que en 1919 le arrebataron sus posesiones africanas y todo el territorio que había conquistado en el frente oriental. Estos intentos de los aliados por cortar el acceso de Alemania a fuentes de materias primas estaban claramente diseñados para provocar el estallido de Alemania y por tanto otro sanguinario conflicto en la Europa continental.

    El otro problema de Alemania era la masificación de tropas soviéticas en sus fronteras, cuyo objetivo era lanzar una megaofensiva para conquistar toda Europa. Para anticiparse a este ataque, Alemania necesitaba un corredor para transportar efectivos militares hacia la frontera con la URSS. Prusia Oriental ("principalmente de habla alemana y sentimiento Junker") cumplía esta función, pero al estar separada del resto del territorio alemán por Danzig, se precisaba algún tipo de eje para conectarla. Polonia, presionada ferozmente desde Londres y París, se opuso vehementemente a cualquier proyecto que tendiese a romper el cordón sanitario del que formaba parte. El conflicto fronterizo germano-polaco se convirtió en la Segunda Guerra Mundial en el momento en el que Reino Unido y Francia le declararon la guerra a Alemania —la URSS también invadió Polonia por el Este, pero los aliados nunca le declararon la guerra. El pacto Ribbentrop-Molotov, junto con el anterior tratado de Rapallo, fue lo más parecido que hubo a una colaboración germano-soviética a espaldas del mundo oceánico, y estaba sentenciado desde el principio que su duración sería más bien corta.

    Todos los movimientos alemanes en Europa del Este eran recibidos con grandes protestas por parte de la "Comunidad Internacional" (es decir, por la Liga de Naciones, a su vez una organización globalista fuertemente controlada por logias masónicas y bancos atlantistas) porque el dominio alemán no se extendía sobre pueblos tercermundistas ni mano de obra pasiva, sino sobre pueblos europeos de gran potencial cuyo valor estaba fuera de toda duda, como los polacos, los checos o los eslovacos, y además se trataba de un territorio con gran cantidad de judíos, que tenían una enorme influencia en la política internacional y en el mundo económico. Dispersas entre estas nacionalidades, las poblaciones alemanas de Europa del Este eran una vanguardia precursora de una nueva marcha europea hacia el Heartland eurasiático. Para poner un dique a esta lenta colonización germánica del Este —que en el pasado ya había organizado Rusia y proporcionado la fuente de su aristocracia—, los aliados crearon una barrera de estados-tapones. Este muro norte-sur, del Báltico al Mediterráneo, debía cortar de tajo el movimiento oeste-este de la llamada Drang nach Osten (empuje hacia el Este de poblaciones germánicas). La idea de las potencias oceánicas era balcanizar Europa del Este y enfrentar a los germanos y los eslavos para debilitar cualquier concentración de poder en la estratégica región, cuyo dominio, siempre según Mackinder, ofrecía en bandeja el control del Heartland.



    La presencia de poblaciones étnicamente alemanas muestra hasta qué punto Alemania y Austria se estaban empezando a convertir, a principios del Siglo XX, en candidatas a organizar los recursos humanos de Europa del Este y prolongar su penetración hacia el Heartland eurasiático. Entre Alemania y la URSS, el elemento germano y el elemento judío competían por dominar a los pueblos eslavos. Para aislar a estas poblaciones alemanas, los aliados crearon tras la Primera Guerra Mundial todo un cinturón de países artificiales que debían actuar como dique ante la germanización del Este, frustrando toda comunicación entre Europa Occidental y el Heartland. La intención de Hitler era romper este cerco y llevar la colonización germánica del Este al siguiente escalón. En la segunda imagen se muestran las fronteras del Heartland. Recordemos que entre la llanura germano-polaca y el Heartland no existen barreras naturales importantes, es una inmensa llanura desde Berlín hasta los Urales.


    En sus "Conversaciones", Hitler creía que un Estado Comercial Cerrado desde el Rhin hasta Vladivostok era perfectamente viable: "Europa es autosuficiente siempre que impidamos que exista otro Estado-mamut que pueda movilizar a Asia contra nosotros". Tales "Estados-mamut" eran, por supuesto, el Imperio Británico y la Unión Soviética.

    El plan de Hitler era seguir en cierto modo la estela de Napoleón y colonizar Europa del Este, especialmente Ucrania y el Volga, con granjeros alemanes de estirpe "nórdica" —considerada por los nazis la más fiable y creativa del mundo— gobernados a su vez por la SS como aristocracia militar y política. Era el modelo geopolítico de Blut und Boden, o "sangre y suelo", preconizado por Karl Haushofer, el padre de la Geopolitik alemana. Hitler, que había vivido buena parte de su juventud en Viena, rechazaba el antiguo modelo "multicultural" de Austria-Hungría, que pretendía asimilar y germanizar culturalmente a las poblaciones sometidas. En el Reich agrario y productivo que tenía en mente el líder austriaco para los territorios conquistados a la URSS, la población local eslava se vería reducida a la misma condición que tenían los hindúes en el Indostán británico. Dejándose llevar por su sueño de germanizar el Heartland étnicamente, Hitler decía a sus allegados que:

    Seremos el Estado más autárquico del mundo, incluso en lo que respecta al algodón. La única cosa que nos faltará será el café, pero ya sabremos agenciarnos alguna colonia que nos lo suministre. Tendremos madera en abundancia y hierro sin restricciones. En cuanto al manganeso, seremos el pueblo más rico del mundo. El petróleo correrá a chorros. Y el potencial de trabajo de los alemanes, utilizado aquí... ¡Dios mío! ¿Qué no nos dará?

    Las únicas mercancías que preocupaban a Hitler eran el café, el te y el cacao, para cuyo cultivo esperaba reclamar el Congo Belga. Las poblaciones arrebatadas a la URSS se convertirían en un fabuloso mercado doméstico para exportar todo tipo de productos industriales manufacturados en Europa Occidental. En una conversación con Heinrich O. Abetz, su embajador en Francia, el 16 de Septiembre de 1941, Hitler continuaba visualizando la formación de un bloque geopolítico que, con sus 285 millones de habitantes, superaría en población a la URSS y a EEUU (si bien no al Imperio Británico o a la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental):

    Europa tendrá cubiertas sus necesidades de materias primas, y tendrá sus mercados de exportación en los territorios rusos, por lo que dejará de necesitar el resto del comercio mundial. La nueva Rusia, a este lado de los Urales, será nuestra India, aunque más cómodamente situada que la de Inglaterra. El nuevo Gran Reich Alemán tendrá 135 millones de habitantes, y dominará a 150 millones más.

    Operación Barbarroja tenía claramente por objetivo arrebatarle a la Unión Soviética el control del Heartland, preferiblemente uniendo fuerzas con el Imperio Nipón, que debía invadir Siberia. También pretendía romper el muro de poblaciones judías que se extendían entre el Báltico y el Mar Negro desde la época de Catalina la Grande. Para ello, el régimen nazi empleó unidades que, como la SS, la SD, los Einsatzgruppen o la policía militarizada, llevaron al cabo masivas ejecuciones de judíos en el Frente del Este, acciones que constituyeron el verdadero holocausto judío de los años 40. A pesar de contar con el ejército más eficaz de la Segunda Guerra Mundial, debido a la fuerte infiltración de la Inteligencia extranjera en Alemania, a las ofensivas del General Invierno, al anillo de espionaje "Lucy" (que pasaba información en un triángulo Berlín-Ginebra-Moscú), al hecho de tener que luchar en muchos frentes, a la chapuza estratégica resultante de la pugna entre las dos posibles operaciones Barbarroja (la conservadora del Estado Mayor de la Wehrmacht, que consistía en marchar directamente hacia Moscú como lo había hecho Napoleón, y la innovadora planteada por Hitler, de lanzar una tenaza a Leningrado y otra a Stalingrado para estrangular Moscú), a la escasez de petróleo y a que los militares alemanes desplegaron menos brutalidad que los soviéticos en el Frente del Este, la ofensiva alemana fracasó exactamente a las puertas del Heartland: en Stalingrado y a un tiro de piedra de Moscú.


    Cuando el avance alemán empezó a amenazar el corazón industrial de la Unión Soviética, Stalin hizo trasladar industrias enteras, con sus respectivos obreros, desde la parte europea de la URSS hasta el Heartland, donde tanto los núcleos productivos como sus rutas de suministro al frente, estaban fuera del alcance alemán. A través de rutas y operaciones militares poco conocidas (ruta del Ártico, invasión de Irán), los angloamericanos contribuyeron en enorme medida a la operatividad de estas fábricas.

    La marcha de Alemania en realidad era la repetición moderna de la migración de los alemanes del Volga y otros movimientos alemanes hacia el Este. Las publicaciones SS solían inspirarse en el pasado de la Orden Teutónica y de los godos en Ucrania y Europa del Este para dotar de cobertura histórica e ideológica a sus campañas militares. La misma SS pretendía llegar a ser algún día una vanguardia de colonización y civilización al estilo de las legiones romanas o las falanges de Alejandro Magno. En el seno de las Waffen-SS estaba muy extendida la idea de que, tras la victoria de Alemania, estas unidades, cubiertas de prestigio, volverían a Alemania para ejecutar a los tibios, a los altos oficiales saboteadores y a los restos del poder burgués anterior a 1933. Pero el mundo plutocrático no podía permitir que la historia volviese a repetirse y que surgiese en Eurasia un imperio hostil. En las estremecedoras palabras de Mackinder ("The round world and the winning of the peace", 1943), "una corriente de contra-filosofía limpiadora debe barrer la magia negra de la mente alemana". Escribía el inglés:

    Desde Casablanca [10] vino hace poco la llamada para destruir la filosofía alemana dirigente. Eso sólo puede hacerse irrigando la mente alemana con el agua limpia de una filosofía rival. Asumo que, digamos, dos años después de dada la orden de alto el fuego, los aliados ocuparán Berlín, juzgarán a los criminales, fijarán fronteras inmediatamente y completarán otros tratamientos quirúrgicos para que la vieja generación alemana, que morirá impenitente y amargada, no pueda volver a malrepresentar la Historia a la generación joven. (...) Sin embargo, el canal contaminado puede limpiarse de forma muy efectiva si está controlado por fuertes establecimientos de poder a ambos lados ―poder terrestre al Este, en el Heartland, y poder marítimo al Oeste, en la cuenca del Atlántico Norte.

    Mackinder, quizás sabiéndolo plenamente, estaba describiendo la instauración de la Escuela de Frankfurt (alma mater del pensamiento políticamente correcto y "progre", nacida ya en el periodo de entreguerras), del Pacto de Varsovia y de la OTAN, con el objetivo de destruir al pueblo alemán como comunidad guerrera y al Estado alemán como nación soberana capaz de albergar su propia voluntad y de vertebrar Europa en contra de los poderes extranjeros. Estas medidas debían completarse con la aniquilación de Prusia —donde se encontraba la fuente de la tradición militar alemana— y la brutal limpieza étnica de prusianos en lo que hoy son territorios polacos. El resto de poblaciones étnicamente germanas (Volksdeutsche) de Europa del Este, correrían idéntica suerte. Puesto que el mismo Mackinder decía que el alemán del norte se encontraba "entre las tres o cuatro razas más viriles de la Humanidad", no se podía permitir de ninguna manera que esta raza volviese a organizar el potencial de Europa del Este constituyéndose en un poder alternativo al bolchevique de Moscú y el plutocrático de Nueva York y la City de Londres —ambos fuertemente serviles a la internacional judía y a los intereses de la usura globalista.

    En aras de este siniestro plan de ingeniería geopolítica, millones de mujeres, niñas y hasta ancianas alemanas y eslavas fueron violadas, la atrocidad, la hambruna, las enfermedades, las persecuciones y el terror se enseñorearon de Europa del Este, se alzaron campos de concentración para prisioneros alemanes, se arrasaron ciudades enteras en Centroeuropa (la doctrina genocida del strategic bombing fue ideada por dos judíos, Solly Zuckerman y Frederick Alexander Lindeman, alias Lord Cherwell, además de Arthur Harris, un chauvinista inglés enfermizamente germanófobo), millones de ciudadanos fueron privados de sus derechos más básicos, la industria alemana fue aniquilada en un intento de hacer retroceder el país a la Edad Media, el arte nacionalsocialista fue destruido de forma parecida al arte clásico en el Siglo V y los británicos entregaron en masa diversas poblaciones refugiadas (por ejemplo, cosacos) a Stalin, a sabiendas de que serían exterminadas.

    Ni el Plan Morgenthau (ideado por el secretario de la Tesorería de EEUU, el judío Henry Morthenthau, Jr.), ni el panfleto "Germany Must Perish" (escrito por el igualmente judío Theodore N. Kaufman), que pedía directamente el desmantelamiento de Alemania y la práctica castración del pueblo alemán, llegaron a ejecutarse al 100% debido a la reticencia de muchos generales aliados. Uno de estos generales era el estadounidense Patton, cuya idea sobre el trato que debía recibir un enemigo valeroso vencido no coincidía con el revanchismo de generales de retaguardia como Eisenhower, para el cual "desnazificación" era una palabra en clave para "genocidio". Aun así, las políticas de los aliados costaron entre 9 y 12 millones de vidas alemanas.


    La Guerra Fría

    En la Unión Soviética se operará pronto un cambio notable. Stalin, que era un estadista más bien despiadadamente pragmático, se dio cuenta durante la Segunda Guerra Mundial que la "lucha de clases", el ateísmo y la filosofía de "arriba parias de la tierra" podía resultar atractiva para intelectuales decadentes, judíos de Brooklyn y lumpen callejero descastado, pero no para los millones de campesinos eslavos y ortodoxos que iban a morir por su patria en la guerra más feroz de la historia de la humanidad. Reconociendo este hecho, Stalin cambió el himno "La Internacional" por un himno nacional, intentó captar para la lucha contra el invasor a la Iglesia Ortodoxa rusa y hasta dio discursos recordando a "nuestros antepasados" Alexander Nevsky y Dimitri Donskoi. Stalin era un georgiano con algunos ancestros judíos y su linaje paterno G2a1a no tenía nada que ver con el predominante R1a de la mayor parte de rusos, pero se vio obligado a echar mano de estos mitos para inspirar a los eslavos en su lucha contra los germanos.

    El viraje de Stalin sellaba definitivamente su ruptura para con la causa internacionalista-cosmopolita, representada por el fantasma de León Trotsky, y convertía a la URSS en un Estado nacional. Cuando en 1948 se estableció en el Levante el Estado de Israel, no tardó en quedar claro que el joven país caería bajo la órbita atlantista. En Octubre de ese año, la embajadora de Israel, Golda Meir, visitó una sinagoga en el centro de Moscú. Reuniéndose por miles para honrar a la dignataria, los judíos alarmaron a las autoridades, que vieron en el sionismo una amenaza hacia el nacionalismo soviético. Diría Stalin en un discurso al Politburó el 1 de Diciembre de 1952 que "Todo sionista es agente del espionaje estadounidense. Los nacionalistas judíos piensan que su nación fue salvada por los Estados Unidos, donde ellos pueden hacerse ricos y burgueses. Piensan los judíos que tienen una deuda con los estadounidenses". El 13 de Enero del año siguiente apareció en el diario "Pravda" (periódico oficial del Partido Comunista) un artículo fuertemente antisemita titulado "Bajo la máscara de médicos universitarios hay espías asesinos y criminales", en el que se denunciaba "una conspiración de burgueses sionistas" organizada por la CIA y el Congreso Mundial Judío.

    En la purga antisemita de 1948-1953, "cosmopolitas sin raíces" pasó a ser una frase en clave para "judíos sionistas" y se produjeron varios golpes de mano contra la influencia judía en la Unión Soviética, incluyendo el arresto y ejecución de los miembros del Comité Judío Antifascista (acusados de "nacionalismo burgués", refiriéndose al israelí, y de querer instaurar en Crimea una república judía satélite de Estados Unidos) y la llamada Noche de los Poetas Muertos, en la que varios escritores judíos son ejecutados en secreto en la temida prisión moscovita de Lubianka.

    En estos extraños hechos del stalinismo tardío existieron razones geopolíticas fuertemente relacionadas con Israel y la formación de la OTAN (1949), pero también hubo otros factores, como la rivalidad entre la GRU (servicio de Inteligencia militar con lazos zaristas) y la NKVD (servicio de Inteligencia política y de seguridad del Estado) y el hecho de que Stalin tuviese siempre esa paranoia emanada de saber que los mismos que lo colocaron en el poder podrían deponerlo cuando quisieran. Las campañas antisemitas de Stalin culminaron con la conspiración de los médicos judíos: según el dictador, un círculo de médicos de Moscú, todos ellos judíos, conspiraban para envenenar a altos mandatarios soviéticos, incluyendo al mismo Stalin, habiendo conseguido ya asesinar a Andrei Zhdanov (quien iba a ser su sucesor). El caso terminó por afectar a los judíos en general, ya que muchos fueron despedidos de sus trabajos, arrestados, mandados al archipiélago Gulag o ejecutados. Durante los juicios, aparecieron publicaciones antisemitas en los medios de comunicación soviéticos y el viejo antisemitismo ruso parecía estar reviviendo: se cerraron escuelas, teatros y museos judíos, se disolvieron coros y la literatura judía, antaño protegida por el régimen, se suprimió de las bibliotecas. ¿Volvían tiempos de pogromos a Rusia? Los judíos empezaron a ser sistemáticamente apartados de puestos dirigentes en el Ejército, la administración, la prensa, las universidades y el mundo judicial. El proceso se expandió a muchos países del futuro Pacto de Varsovia: en la lejana Checoslovaquia, el presidente Klement Gottwald anunciaba que "durante la investigación y juicio del centro conspirativo anti-estatal descubrimos un nuevo canal por el que la traición y el espionaje penetran en el Partido Comunista: el sionismo" [11]. Stalin también firmó sentencias de muerte para Rumanía, Hungría, Alemania Oriental y otros países de Europa del Este.


    Esta caricatura, que parece más propia de panfletos antisemitas nazis como "Der Stürmer" que de una publicación soviética, apareció en la revista "Krokodil" en Enero de 1953. Un médico judío, pagado por Estados Unidos, es desenmascarado por los servicios del Estado. En el mismo número, la revista ataca a los banqueros occidentales, a los "reyes del armamento", a los generales nazis, al Vaticano y a la "conspiración sionista".

    La comunidad judía empezó a temer que el proceso a los médicos fuese un pretexto para deportar a todos los judíos de la URSS a campos de concentración en Siberia. Sin embargo, estos planes, ya discutidos en el Politburó, se detuvieron con la misteriosa muerte de Stalin en 1953. El principal beneficiario y probable artífice de su muerte, el judío Lavrenti Beria, sería depuesto meses después por un golpe de Estado dirigido por Nikita Khrushchev, antiguo encargado de las operaciones en Stalingrado, y el mariscal Zhukov. Beria fue interrogado en la Lubianka y luego el general Batitsky le dio un tiro en la frente. Es casi seguro que el turbio asunto de los médicos judíos no llegará a desvelarse nunca del todo. Sin embargo, una cosa está clara: para que la Unión Soviética pasase, de ser un Estado claramente creado y controlado por judíos y de ser el primer país en reconocer al Estado de Israel, a perseguir a los susodichos al más puro estilo zarista y alinearse con potencias anti-israelíes como Egipto y Siria —donde era fuerte la influencia de la antigua Inteligencia alemana—, algo muy raro tuvo que pasar.

    Lo que sí sabemos con certeza es que la URSS se convirtió en un poder nacional y anti-globalización. Es así cómo en el "Diccionario Soviético de Filosofía" de 1965 podemos leer que el Cosmopolitismo es una

    Teoría burguesa que exhorta a renunciar a los sentimientos patrióticos, a la cultura y a las tradiciones nacionales en nombre de la "unidad del género humano". El cosmopolitismo, tal como lo propugnan ideólogos burgueses contemporáneos, expresa la tendencia del imperialismo al dominio mundial. La propaganda del cosmopolitismo (de la idea de crear un gobierno para todo el mundo, &c.) debilita la lucha de los pueblos por su independencia nacional, por su soberanía como Estado.

    Sin duda, Rusia ha caído muchas veces, pero nunca ha dejado de reciclarse como imperio una vez tras otra. Es curioso que la Guerra Fría terminase en 1991, justo al terminarse la construcción del ferrocarril Baikal-Amur, concebido como alternativa estratégica al Transiberiano en sus segmentos más próximos a China y por ende más vulnerables.

    En la época de la Guerra Fría, dos fueron los movimientos notables en el seno del Heartland: uno es la Ruptura Sino-Soviética, en la que China se alejaba de la URSS para acercarse a EEUU. Tras este suceso, India quedaría alineada con la URSS y Pakistán con EEUU. Varios hitos marcan el acercamiento de China a EEUU y por tanto la consolidación de Chimerica, a su vez imprescindible para la futura globalización. Si el lector gusta, podemos repasar estos hitos en imágenes:








    Mackinder había vaticinado en "The round world and the winning of the peace" que

    A su debido tiempo, China recibirá capital a una escala generosa como deuda de honor, para ayudarla en su romántica aventura de construir, para un cuarto de la humanidad, una nueva civilización, ni muy oriental ni muy occidental. Entonces el ordenamiento del Mundo Exterior será relativamente fácil, con China, los Estados Unidos y el Reino Unido liderando el camino.

    Lo que estos lazos transpacíficos implican es que la revolución comunista en China fue en realidad otro episodio más de las guerras del opio del Siglo XIX. EEUU pretendía fortalecer el Partido Comunista Chino para luchar contra los japoneses primero, y después contra los nacionalistas de Chiang Kai Chek, retratado por los miembros de la Dixie Mission como "fascista" y "señor feudal". Masivamente financiados por el tráfico de opio [12], los maoístas prepararon China para su futuro tecnoindustrial al servicio de la globalización: las tradiciones chinas fueron aniquiladas, la intelligentsia exterminada y las políticas agrarias e industriales del "Gran Salto Adelante" (1958-1961) produjeron decenas de millones de muertos. La Revolución Cultural de 1966-1971 purgó la mayor parte de los vestigios de la tradición china arremetiendo especialmente contra los maestros, profesores y ancianos: ahora el Antiguo Régimen tocaba a su fin también en China, ahora el gigante asiático estaba al fin listo para converger con la plutocracia occidental, que procederá a "hongkongizar" todo el país gradualmente.

    El término de la revolución cultural verá una serie de encuentros entre altos mandatarios de China y Estados Unidos. David Rockefeller, tras haber visitado el país, declaró en el "New York Times" (10 de Agosto de 1973) que "Cualquiera que haya sido el precio de la Revolución China, obviamente ha tenido éxito no sólo en producir una administración más eficiente y dedicada, sino también en exaltar la moral y el propósito de comunidad. El experimento en China bajo el liderazgo de Mao es uno de los más importantes y exitosos en la historia humana". Gracias a la apertura de China, el banco rockefelleriano —el Chase Manhattan Bank—, se convirtió en el primer socio estadounidense del Banco Nacional de China, y Washington reconoció al régimen chino (en detrimento de Taiwán), permitiéndole entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU. Todas estas operaciones de ingeniería social y económica explican el actual estatus de China como puntal esencial de la globalización capitalista y neoliberal.

    El otro gran movimiento en el Heartland, junto con la Revolución Islámica de 1979 en Irán, fue la relación entre la URSS y Afganistán, que producirá el movimiento del "yihadismo internacional" cuando los servicios de Inteligencia de EEUU, Reino Unido, Arabia Saudí y Pakistán se involucren en el conflicto. Los planes estratégicos del general Shtemenko (que estaba en la lista negra de los "médicos judíos"), uno de los más destacados geoestrategas de la URSS junto con el almirante Gorshkov y el mariscal Ogarkov, incluían una penetración pacífica y cultural en Afganistán, además de la entrada de tropas soviéticas en varias capitales árabes (Damasco, Beirut, El Cairo, Argel). La invasión afgana de 1979 fue un gran error del alto mando soviético, ya que desestabilizó Asia Central, precipitó a Afganistán al fundamentalismo islámico y contribuiría a la sangría económica y al malestar social que a su vez tendrían peso en el derrumbamiento de la URSS o, en palabras de Vladimir Putin, "la mayor catástrofe geopolítica del Siglo XX".


    La globalización

    Después de la caída del Telón de Acero, la URSS perdió la mitad de su población y un cuarto de su superficie, convirtiéndose en la Federación Rusa. Durante el reinado caótico de Boris Yeltsin de 1991-1999, Rusia fue saqueada por oligarcas mafiosos —la mayoría judíos— y por multinacionales extranjeras. La OTAN aprovechó para ganar influencia en las repúblicas ex-soviéticas y los servicios de Inteligencia atlantistas establecieron hubs en la misma Federación. Parecía que una cultura y un poder iban a conquistar el mundo: una corriente absoluta y mundial, neomarxista en lo cultural y capitalista-neoliberal en lo económico.

    En esa época quedó claro que los globalistas son los internacionalistas de nuestro tiempo, los nuevos "cosmopolitas sin raíces" que pretenden disolver todos los pueblos, Estados, religiones y señas de identidad en aras de un gobierno mundial o mundo unipolar, que, controlado por una minúscula élite financiera —la cual por supuesto no se disolverá en el maremágnum étnico que promueve para los demás—, dominará a un rebaño mundial descastado y sin puntales de identidad colectiva en torno a los cuales organizarse. La deslocalización empresarial, la desertización industrial de Occidente, la deuda, el interés, el narcotráfico, el feminismo, la trata de blancas, la inmigración masiva, los atentados terroristas de falsa bandera y la ingeniería social para modificar el comportamiento de pueblos enteros, son las armas de los nuevos cosmopolitas sin raíces. Es la forma moderna del monoteísmo (pensamiento único, uniformización) contra el politeísmo (diversidad de centros de poder y pensamientos).

    Pero estos cosmopolitas son los meros siervos de una entidad que, como los Estados y las multinacionales, se comporta también como un organismo vivo: el Capital. El dinero —cuando no equivale a trabajo realizado o productos producidos, siendo él mismo una mercancía y por tanto convirtiéndose en una abstracción extremadamente peligrosa— es el Diablo, y las grandes concentraciones de capital tienden demasiado fácilmente a adquirir voluntad propia y luchar por sus propios intereses: concentrarse e incrementarse para apropiarse del trabajo humano, de las mercancías que elabora y de las personas que viven para producirlas y consumirlas. Para ello, naturalmente, el Gran Capital debe expropiar las modestas concentraciones de capital que no se encuentran en sus manos, especialmente los fondos soberanos de los Estados y los ahorros del ciudadano corriente: para que unos pocos puedan ser muy ricos, unos muchos deben ser muy pobres.

    La situación en Rusia se ha ido revirtiendo después de 1999, en un lento proceso de reconstrucción del antiguo poderío ruso gracias al cual hoy la Federación vuelve a ser una superpotencia capaz de tratar de tú a tú con el resto de pesos pesados del tablero mundial. Cuando en 2006 el oligarca Mijail Jodorkovsky fue internado en una prisión siberiana, después rajado en la cara por un recluso y después puesto en confinamiento solitario, cuando en 2009 Putin sentó a la mesa a varios oligarcas y forzó a Oleg Deripaska, el hombre más rico de Rusia, a firmar un documento clave, cuando en 2013 Boris Berezovsky fue encontrado muerto en Inglaterra, el mensaje quedó lanzado: Rusia no es un apéndice de la globalización decretada desde la City londinense y Nueva York, es otro poder independiente con sus propios intereses. Los movimientos estratégicos que han tenido lugar tras la caída del Telón se verán en la segunda parte de esta serie de artículos.

    NOTAS

    [1] Oxo u Oxus era el nombre griego del río Amur Daria (Pamir).

    [2] El nombre griego del Syr Daria.

    [3] Great Lowland en la versión original.

    [4] Iranian Upland en la versión original.

    [5] "The Geographical Pivot of History", 428.

    [6] Más información:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Grecobudismo

    [7] Como conquistadores de India procedentes del Heartland podemos citar los indo-arios, los macedonios y los mongoles (dinastía Moghul, todavía vigente en el Siglo XVIII). No puede subestimarse tampoco la influencia persa: el persa era en muchos lugares de India el idioma culto de las élites sociales hasta la llegada de los ingleses.

    [8] Familia Schiff (Jacob H. y Mortimer L.), hermanos Warburg (Max, Felix y Paul), Armand Hammer, Kuhn Loeb & Co., Otto H. Kahn, JPMorgan Chase, Max Breitung, Jerome H. Hanauer, Isaac Seligman, Solomon y Daniel Gugenheim, Samuel MacRoberts (National City Bank), Lazard Frères (París), Gunzbourg (París, San Petersburgo, Tokio), Speyer & Co. (Frankfurt, Londres, Nueva York), etc. Olaf Aschberg, del banco Svensk Ekonomiebolaget (Estocolmo) tuvo un importante papel de intermediario, estando al frente del Ruskombank (el Banco Internacional soviético, posteriormente Vneshtorgbank) y actuando como agente del neoyorkino Guaranty Trust Company de la familia Morgan. El Gosbank (Banco Central soviético, supuestamente estatal) tenía socios privados: el más importante era Armand Hammer, de Occidental Petroleum (Actual Oxy, representada por Al Gore).

    [9] Y ver aquí:
    http://www.o5m6.de/Routes.html

    [10] Se refiere a la Conferencia de Casablanca de 1943. Allí los aliados acordaron buscar de las potencias del Eje la rendición incondicional. Que Alemania no aceptase una rendición incondicional significaba que lucharía hasta la aniquilación y que la guerra se prolongaría hasta el corazón del país.

    [11] Y ver aquí:
    http://jcdurbant.wordpress.com/2007/...many-zionists/

    [12] La financiación de los maoístas con dinero negro procedente del narcotráfico del opio es un hecho poco mencionado en la historia oficial. En la garganta de Nanniwan, provincia de Shaanxi, los comunistas chinos montaron en 1941 un comité de producción de opio al mando de Ren Bishi, en respuesta al bloqueo económico por parte del ejército japonés y el Kuomintang. El opio financió las primeras repúblicas soviéticas en China: Jiangxi y Yan’an. Más información sobre el tráfico de opio y el movimiento comunista-maoísta en:

    - "New Perspectives on the Chinese Communist Revolution", The Blooming Poppy Under the Red Sun (Tony Saich, Hans J. Van de Ven).

    - "The Blooming Poppy under the Red Sun: The Yan’an Way and the Opium Trade", (Chen Yongfa, 1995).

    - "Diario de Yan’an", Peter Vladimirov (ver aquí).

    http://www.chinauncensored.com/index...ture&Itemid=30

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    SEGUNDA PARTE
    - LA BANANA ROJA
    - LA TEORÍA DEL HEARTLAND
    · El mundo según Mackinder
    · Extensión del Heartland e importancia de Europa del Este
    · Alemania según Mackinder —Realpolitik, Kultur, Weltanschauung, la Escuela de Munich y la Geopolitik de Haushofer
    - ¿ESTÁ OBSOLETA LA TEORÍA DEL HEARTLAND?
    - ¿EXISTEN OTROS HEARTLANDS?
    - EL HEARTLAND ÁRABE —NEJD Y EL CUERNO DEL DIABLO
    - EL HEARTLAND AFRICANO
    - EL CERRADO —BRASIL POSEE EL HEARTLAND DE SUDAMÉRICA
    - LA GRAN CUENCA Y OTROS HEARLANDS NORTEAMERICANOS
    - CASTILLA LA VIEJA ES EL HEARTLAND DE ESPAÑA


    LA BANANA ROJA

    Europa es ya de por sí un centro neurálgico de la civilización moderna, junto con Estasia, Norteamérica y otros centros menores, pero dentro de Europa Occidental existe una franja creciente particularmente vital, llamada en alemán Blaue Banane o "banana azul". La banana azul va desde Inglaterra hasta Lombardía y coincide grosso modo con el reino medieval de Lotharingia, así como con el llamado Camino Español del Siglo XVI. En el Renacimiento, la radical herejía calvinista balcanizó este espacio económico cortándolo en sus dos puntos geográficamente más vulnerables: su barrera montañosa (Suiza) y su barrera marítima (Holanda), esperando que así el Sacro Imperio Romano-Germánico, por aquel entonces unido con el Imperio Español bajo una misma corona, no conquistase la hegemonía en la vital franja ni en las costas continentales del Canal de la Mancha. Desde entonces, la estrategia del Imperio Británico ha ido orientada a desestabilizar la banana azul estimulando las divisiones territoriales y rivalidades regionales (especialmente entre Francia y Alemania), así como la aparición de Estados artificiales como Bélgica y Holanda, cuyo objetivo es dividir el espacio marítimo y las costas que se encuentran frente a Gran Bretaña para que no caigan bajo el poder de una potencia hegemónica al otro lado del Canal de la Mancha. Esta táctica era llamada eufemísticamente en Londres "equilibrio de poder en el continente". Como ejemplo de las dinámicas claramente geográficas de muchos procesos económicos, la Revolución Industrial, originada en un extremo de la banana azul (Inglaterra) se expandió por la banana primero hacia Bélgica, luego Francia, Alemania y Lombardía.


    La llamada blaue banane o "banana azul" va desde Gran Bretaña hasta el norte de Italia y lleva establecida desde las luchas entre francos y sajones en época de Carlomagno, aunque su importancia se dispara a partir del Renacimiento. De orientación occidental y oceánica, separa claramente a la Europa atlántica (Islas Británicas, Iberia y Francia) del resto del continent. La antigua capital de Carlomagno, Aquisgrán (actual Aachen) se encontraba dominando esta franja.

    Sólo el Imperio Bizantino, Venecia, Castilla y la Mancomunidad Polaco-Lituana llegaron a hacerle sombra a la banana azul, pero en el Siglo XIX, dos potencias germanas ―Prusia en la cuenca del Báltico y Austria en la cuenca del Mar Negro― amenazaban con vertebrar toda Europa del Este, constituyendo una franja económica alternativa a la que, si el lector gusta, podemos llamar "banana roja", orientada hacia el Este y por tanto hacia el Heartland y la integración eurasiática. En esta franja tenían cabida las zonas urbanas, industriales y mineras de Prusia Oriental, Pomerania, Silesia, los Sudetes, Bohemia, Moravia, Austria, Hungría y Croacia, unidas bajo un solo poder aglutinador: el germanismo. La banana roja era casi exclusivamente continental, proporcionaba un puente entre el Mediterráneo y el Báltico, no había ningún espacio marítimo divisor (como el Canal de la Mancha en el caso de la banana azul) de por medio, la balcanización era inexistente estando el espacio controlado por solo dos Estados aliados (a diferencia de la banana azul, dividida entre Reino Unido, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo, Suiza, Liechtenstein e Italia) y, más importante: ninguno de estos Estados era Reino Unido.


    "Banana roja", grosso modo reminiscente de la antigua Ruta del Ámbar. Europa en 1914, antes de la Primera Guerra Mundial, tenía fronteras geopolíticamente mucho más armoniosas y coherentes que las que vinieron después. El Imperio Alemán y el Imperio Austro-Húngaro habían constituido un eje central Berlín-Viena que unía el Báltico con el Mediterráneo, librándoles en buena medida de su dependencia de las rutas marítimas controladas por Reino Unido y Francia. La banana roja que se estaba cocinando se encontraba orientada al Este, por tanto al Heartland y a la vertebración de Eurasia, a diferencia de la banana azul, orientada a Europa Occidental y al Océano Mediterráneo —es decir, el Atlántico Norte, el heartland del poder marítimo. Las fronteras dibujadas por el Tratado de Versalles tuvieron el efecto de balcanizar este prometedor espacio económico alternativo germano-eslavo de Europa del Este en infinidad de Estados, a menudo enfrentados entre sí y con gobiernos donde era fuerte la influencia de la diplomacia y el espionaje de Reino Unido y Francia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el III Reich estaba en proceso de constituir una franja muy similar a la aquí representada, quizás más dirigida hacia el noreste de Italia. Véase también que la franja coincide en buena medida con el Telón de Acero de la época de la Guerra Fría.

    La consolidación definitiva de un espacio económico común en torno al eje de la banana roja hubiera dotado automáticamente al Heartland de un centro neurálgico, por lo que la internacional financiera, oceánica y subversiva impuso la Primera Guerra Mundial y la necesidad de desmantelar los imperios centrales, sembrando el caos en el mapa de Europa del Este (hasta el punto de que "balcanización" significa hoy desestabilización geopolítica) y sentando las bases para un futuro conflicto aun mayor. El Tratado de Versalles de 1919, más que un tratado de paz, era toda una declaración de continuar la guerra contra Centroeuropea y Europa del Este.

    La Alemania nazi retomó el viejo proyecto de la banana roja, llevando al cabo además un asalto en toda regla hacia el Heartland eurasiático, en realidad adelantándose un par de semanas a la invasión europea planeada por Stalin desde hacía años. Tanto Prusia Oriental (a través de Danzig) como la Rutenia Subcarpática (potencial embrión de un Estado títere ucraniano adicto a Alemania) estaban destinadas a convertirse en trampolines de este salto. A pesar de que la URSS-Heartland era un cuerpo en busca de una cabeza y el III Reich-banana roja una cabeza en busca de un cuerpo, la alianza entre ambas potencias era imposible, entre otras cosas porque la URSS había surgido como proyecto de la Alta Finanza para evitar la vertebración de Eurasia y para precipitar a la Europa continental a la destrucción, en beneficio de las potencias periféricas del mundo, en cuyo suelo no se libraría ni una sola batalla. Efectivamente, Alemania fue devastada por una insólita coalición de capitalistas y comunistas y, después de 1945, la banana azul se convirtió en el eje de la anti-Europa: hoy es el día que ciudades de la banana azul como Bruselas, Estrasburgo, Maastricht, La Haya, Luxemburgo, Ginebra, Basilea, Stuttgart y Frankfurt son centros de diversos poderes internacionales (o quizás mejor dicho "anti-nacionales"), entre ellos la OTAN, la Unión Europea, el Eurocuerpo, el Consejo Europeo, el Parlamento Europeo, el Instituto Internacional de Derechos Humanos, el Banco Central Europeo, el AFRICOM del Pentágono, el Tribunal Internacional de Justicia, la Organización Mundial de la Salud, el Banco de Pagos Internacionales, la Organización Mundial del Trabajo, la Cruz Roja y la Organización Mundial del Comercio. La misma UE procede de la Organización de Cooperación Económica Europea (OEEC), cuyo objetivo era en un principio administrar las ayudas del Plan Marshall. Mientras tanto, la banana roja fue partida en dos por el Telón de Acero e incluso desde 1990 no ha vuelto a ser ni la sombra de lo que fue.

    Una de las lecciones que podríamos sonsacar de la teoría de las bananas es que los ejes y rutas verticales tienden a desvertebrar Europa, dividiéndola en porciones aisladas. Sólo los ejes horizontales, es decir, Este-Oeste, ayudan a cohesionar esta mera península de Asia que es Europa ―de lo que se desprende que la Llanura Noreuropea, la estepa, el corredor del Danubio, el Camino de Santiago y el Mediterráneo son los cinco ejes que deberían inspirar una verdadera organización del continente.

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    LA TEORÍA DEL HEARTLAND

    Quien gobierna Europa del Este controla el Heartland; quien gobierna el Heartland controla la Isla Mundial; quien gobierna la Isla Mundial controla el mundo.
    (Mackinder).

    Quien domina Bohemia, domina Europa.
    (Bismarck).

    La regla de oro de Mackinder podría traducirse como "Quien una a Europa con el corazón de la tierra, dominará el corazón de la tierra y por tanto la Tierra". El Heartland carece de un centro neurálgico claro y puede definirse como un gigantesco y robusto cuerpo en busca de un cerebro. Dado que entre el Heartland y Europa no hay barreras geográficas naturales (cadenas montañosas, desiertos, mares, etc.), la cabeza más viable para el Heartland es claramente Europa, seguida a mucha distancia por China, Irán e India.

    La marcha de la humanidad europea hacia el corazón de Asia culminó cuando la cultura griega se introdujo en la mismísima Mongolia: hoy el idioma mongol se escribe con caracteres cirílicos, de herencia greco-bizantina, significando que la caída de Constantinopla en realidad proyectó la influencia bizantina mucho más al Este de lo que los emperadores ortodoxos jamás hubieran podido imaginar. Sin embargo, la tarea de Europa no termina aquí, ya que sólo Europa puede acometer la empresa que convierta al Heartland en el potente espacio cerrado profetizado por Mackinder.


    El mundo según Mackinder

    Para poder profundizar en el tema, es necesario familiarizarnos con la cosmogonía mackinderiana, que dividía el planeta en varios dominios geopolíticos claramente definidos.

    • La Isla Mundial es la unión de Europa, Asia y África, y lo más parecido que hay en las tierras emergidas a Panthalasa u Océano Universal. Dentro de la Isla Mundial se encuentra Eurasia, la suma de Europa y Asia, que es una realidad tanto más separada de África desde la apertura del canal de Suez en 1869, que permitió que el poder marítimo envolviese a ambos continentes.

    • El Heartland no precisa ya de introducción. La teoría mackinderiana parte de la base de que el Heartland es una realidad geográfica en el seno de la Isla Mundial, del mismo modo que la Isla Mundial es una realidad geográfica en el seno del Océano Mundial.

    • El Rimland, también llamado Creciente Interior o Marginal, es una enorme franja terrestre que rodea al Heartland y que consta de las cuencas oceánicas anexas al mismo. Pentalasia, los Balcanes, Escandinavia, Alemania, Francia, España y la mayor parte de China e India, se encuentran en el Rimland.

    • La Creciente Exterior o Insular es un conjunto de dominios ultramarinos periféricos, separados de la Creciente Interior por desiertos, mares y espacios helados. África subsahariana, las Islas Británicas, las Américas, Japón, Taiwán, Indonesia y Australia se encuentran en la Creciente Exterior.

    • El Océano Mediterráneo (Midland Ocean) es el Hearland del poder marítimo. Mackinder definía el Océano Mediterráneo como la mitad norte del Atlántico más todos los espacios marítimos tributarios (Báltico, Bahía de Hudson, Mediterráneo, Caribe y Golfo de México). Recordemos que las mayores cuencas fluviales del mundo son las que desembocan en el Atlántico —después vienen las del Ártico y sólo en tercer lugar vienen las cuencas del Pacífico.




    En "Democratic ideals and reality", Mackinder propone otra división geográfica para la Isla Mundial. El Heartland, que se ve extendido en Europa del Este y China, las "costas monzónicas" (vagamente Estasia), "Arabia" (del valle del Nilo hasta los Zagros), las "tierras costeras europeas" (incluyendo Anatolia y parte del Magreb) y, separado del resto de la Isla Mundial, el "heartland del sur", es decir, todo el continente africano salvo el Sáhara y las partes pertenecientes a Arabia. Se notará que "Arabia" está dividida por el Canal de Suez y actualmente por el Estado de Israel. Sorprende que Mackinder no incluyese la costa de la provincia libia de Cirenaica en Europa.



    Extensión del Heartland e importancia de Europa del Este

    El Indostán y China, separadas del resto de Eurasia por desiertos y enormes cadenas montañosas, son continentes separados con mucho más derecho que Europa, cuya conexión con Eurasia es abierta, llana y, en definitiva, de "banda ancha". Por tanto, para Mackinder, las relaciones geográficas del Heartland con Europa (y en menor medida Oriente Medio), eran mucho más íntimas que sus relaciones con China e India ―de ahí que según él, controlar Europa del Este equivalga a dominar el mundo, pues se estaría controlando el flujo entre la cabeza (Europa) y el resto del cuerpo (el Heartland). Ya que Europa, a diferencia de China e India, carecía de barreras geográficas que la aislasen del Heartland, se imponía la necesidad de erigir una barrera estatal artificial en Europa del Este, contraviniendo, por así decirlo, a la voluntad de la Tierra, que es mantener un flujo bidireccional de influencias a través de la estepa. Aun así, Mackinder veía a Europa como una isla natural:


    En el mapa "El punto de vista del marino", Mackinder representa a Europa como una isla natural rodeada de un anillo: hielo al norte, desierto al sur y las aisladas cuencas endorreicas y árticas al Este. Según Mackinder, las únicas salidas naturales que Europa podía emplear para salir del anillo eran las "rutas de caravanas" en Pentalasia y el "viento comercial" que llevaba a las Américas. Este mapa obvia claramente la importancia de la estepa eurasiática como ruta más lógica para romper la insularidad europea.

    En "Democratic ideals and reality" (1919), Mackinder extiende el Heartland para incluir las cuencas del Báltico y del Mar Negro (salvo la del Danubio bávaro).

    IMG]https://2.bp.blogspot.com/-v-Zifk6v2EI/UeveChu9bzI/AAAAAAAAAy4/wBLeKSt15Ds/s1600/democratic+ideals.png[/IMG]
    El Heartland descrito por Mackinder en "Democratic ideals and reality". Mackinder consideraba que el Báltico y el Mar Negro, al poder ser bloqueados perfectamente por una potencia continental, debían considerarse como sujetas al Heartland eurasiático; la zona marcada en rosa en Europa del Este representaría por tanto el primer paso lógico en la expansión de la influencia del Heartland. El mapa viene a resumir lo que pasaría si se bloquease el Canal de Kiel, el estrecho de Skagerrak, el Bósforo y los Dardanelos, extirpando al Mar Negro y al Báltico del seno del Océano Mundial y convirtiéndolos en lagos interiores inaccesibles para la navegación oceánica. Mackinder excluía al Danubio bávaro (que sí viene representado en este mapa) por tener poco valor para la navegación y en cambio añadía lo que después sería Alemania Oriental (que no viene representada en el mapa). También agregó al Heartland las partes altas y montañosas de los ríos chinos e hindúes, igual de inaccesibles para la navegación oceánica que el Lena o el Volga. Puede saltar a la vista el papel central de Alemania, a caballo de tres cuencas distintas: la del Mar Negro (Baviera y Austria), la del Mar del Norte (Sajonia, Renania, Westfalia) y la del Báltico (Prusia). Para evitar la pérdida de la cuenca del Mar Negro, Mackinder propuso que la Liga de Naciones (antepasada de "la Comunidad Internacional" de nuestros días) le otorgase a la República Americana y al Imperio Británico nada menos que el papel de "garantes de la paz de los océanos" y el control de los estrechos que conectan las cuencas de los diversos espacios marítimos, convirtiendo Estambul en "la Washington de la Liga de las Naciones". Para lograr algo parecido en el Báltico, se creó el corredor de Danzig, que partía en dos la costa báltica de Alemania.

    Sin embargo, hay muchos motivos por los que las cuencas del Báltico y del Mar Negro no pueden considerarse parte del Heartland, al menos en la actualidad. Por ejemplo, Turquía pertenece a la OTAN, Georgia fue aliada de EEUU hasta anteayer (notemos que es el camino más corto entre el Heartland y el Mar Negro) y tanto los países Bálticos como Polonia han sido integrados en la OTAN y en la Unión Europea por todo lo alto. Hasta el Caspio es dudoso, ya que Azerbaiyán es pseudo-aliado de Israel en la región. De modo que esta zona anexa no puede considerarse parte del Heartland hasta que el Báltico esté definitivamente vedado al atlantismo y una potencia continental reconquiste Constantinopla cerrando del mismo modo el Mar Negro.

    Sin embargo, la primera extensión lógica del Heartland nos brinda algunas claves. Por ejemplo, tanto Montenegro como Kosovo, al pie de los Alpes Dináricos, aparecen, junto con Estambul, como intentos del atlantismo por evitar que la influencia rusa traspase la cuenca del Mar Negro ―que domina en buena parte gracias a Sebastopol, Odessa y Transnistria― penetrando en la del Mediterráneo, arrancando Grecia del resto de Europa y uniéndola con Serbia, Chipre, Siria y, al otro lado del "arco ortodoxo", Armenia, por ende atenazando a Turquía. Pensaba Mackinder que "En estos días de submarinos y aviones, la posesión de Grecia por una potencia del Heartland probablemente conllevaría el control de la Isla Mundial; se recrearía la historia macedonia".


    Alemania según Mackinder —Realpolitik, Kultur, Weltanschauung, la Escuela de Munich y la Geopolitik de Haushofer

    La obra de Mackinder es hija de una época en la que Londres tenía profunda preocupación por los avances del Imperio Alemán y el Imperio Ruso. En 1909, apenas cinco años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico fundó el Secret Service Bureau, uniendo al Almirantazgo y a la Oficina de Guerra para monitorizar las actividades del gobierno imperial alemán. Mackinder siempre tuvo presente la amenaza que suponía para el Imperio Británico que un poder autoritario y continental buscase la hegemonía en Eurasia Central con vistas a organizar sus recursos. En "The geographic pivot of history", se deja obsesionar por los posibles organizadores del Heartland: Japón a través de Manchuria; China, presumiblemente a través de Mongolia y Uiguristán; el Imperio Ruso por su simple posesión de la mayor parte del Heartland (sorprende que no mencione Turquía o Persia), y especialmente Alemania a través de Europa del Este, considerando en particular que si Alemania y Rusia se aliasen, sería el fin del Imperio Británico y el comienzo de un nuevo imperio mundial:

    El arreglo del equilibrio de poder en favor del Estado Pivote, resultanto en su expansión sobre las tierras marginales de Eurasia, permitiría el uso de vastos recursos continentales para la construcción de flotas, y el Imperio del Mundo estaría entonces a la vista. Esto podría suceder si Alemania se aliase con Rusia.

    Aunque el Imperio Británico tendía a penetrar hacia el Heartland por la que según Mackinder era la frontera más preocupante y volátil de todo el Imperio (el noreste de la India británica, es decir, lo que hoy es la frontera AFPAK y la franja FATA de Pakistán), la región favorecía claramente al poder terrestre sobre el poder marítimo, y por tanto Reino Unido nunca podría competir contra el Imperio Ruso en los campos de batalla de Eurasia. Londres tampoco tenía nada que hacer en Europa del Este contra Berlín y Viena… salvo enfrentar a las diversas potencias regionales continentales entre sí.


    Prusia en 1795. Junto con Austria, era el núcleo de la influencia germana en Europa del Este. Nótese cómo coincide en su mayor parte con la Polonia moderna. La aventura política prusiana, heredera de la vieja Orden Teutónica, terminó abruptamente en los años 1944-46 con la deportación y el genocidio de prusianos a manos del Ejército Rojo.

    Los alemanes habían fundado en el Siglo XIX una escuela geoestratégica basada en la tierra: la Geopolitik. Los geógrafos Alexander von Humboldt, Carl Ritter y especialmente Friedrich Ratzel habían sentado sus bases, pero será el geógrafo y militar Karl Haushofer, discípulo directo de Ratzel, el que culminará el refinamiento de la nueva ciencia a principios del siglo siguiente. Mackinder admiraba la escuela cartográfica alemana, afirmando que si uno quería un mapa bueno, debía buscarlo en Alemania, y concluyendo de este revelador hecho que Alemania estaba creando un pensamiento estratégico muy bien preparado para el dominio mundial. Fue un profesor alemán, el geógrafo Ferdinand von Richthofen, tío del "Barón Rojo", quien acuñó el término "Ruta de la Seda" (Seidenstraße), evidenciando que en Alemania había un creciente interés por los asuntos eurasiáticos.

    Mackinder distingue dos filosofías posibles para la casta dirigente de una nación: la de los "organizadores" y la de los "idealistas". Los organizadores, de carácter continental (Napoleón y Bismarck eran los organizadores por excelencia a ojos de Mackinder), reconocen fría y pragmáticamente la realidad de los hechos y actúan en base a ellos imponiendo orden, regimentación, cuadriculamiento y disciplina paramilitar en sus Estados, mientras que los "idealistas", de carácter oceánico, actúan en base a abstracciones ideológicas sin ningún tipo de sustento en el mundo real, imponiendo ideologías liberales en sus Estados. Mackinder consideraba que la Democracy anglosajona era un ejemplo de "idealismo" y la contrastaba con la Kultur alemana, herencia de la militarista y férrea educación prusiana: se trataba de la forma moderna que había adoptado el viejo conflicto metafísico Esparta vs. Atenas o Roma vs. Cartago. El inglés se lamenta de que Reino Unido haya valorado el aspecto moral de la educación, olvidándose de una educación estratégica y materialista orientada a la Realpolitik. Escribía Mackinder que las naciones individualistas estaban condenadas a repetir un fatal ciclo, reproducido monótonamente a lo largo de la Historia: idealismo-desorden-hambruna-tiranía. Para evitar llegar a la tiranía, pensaba, era necesario que las naciones idealistas reconociesen, como las organizadoras, la realidad de los hechos tozudos, entre los cuales los geográficos tienen un papel determinante. Todo esto no deja de ser curioso, ya que por un lado, una estrategia basada en abstracciones y negación de la realidad ("mercados", deuda, crédito, dinero fiat creado de la nada, libertad, igualdad, libre navegación, internacionalismo, etc.) le venía como anillo al dedo a Londres y, por otro, difícilmente podría encontrarse una potencia histórica más desalmadamente pragmática que el Imperio Británico.


    Cartel propagandístico estadounidense de la Primera Guerra Mundial, de tintes claramente idealistas. King Kong, con la palabra militarism escrita en su casco prusiano, invade Norteamérica tras haber destruido Europa con la maza de la Kultur. La doncella representaría uno de esos "ideales modernos" atesorados por las potencias marítimas —quizás la "libertad". Detrás de este póster se esconde una potencia que ya antes de la Primera Guerra Mundial tenía la mayor flota del mundo e incubaba serias aspiraciones al dominio de Europa Occidental, que había barrido toda Norteamérica desde el Atlántico hasta el Pacífico, que había balcanizado toda Iberoamérica, que había robado Cuba y Filipinas a España y que no se detendrá hasta tirar dos bombas atómicas en Japón, ocupar Berlín, poner Corea e Indochina patas arriba y llevar al cabo la hongkongización y walmartización de China.

    Para Mackinder, a su vez, había dos tipos de organizadores: el "administrador" y el "creador de mecanismos sociales". El primero sería la encarnación del burócrata gris, mientras que el segundo es el que pone en marcha inercias y tendencias sociales perdurables. Aunque Alemania era una nación con una burocracia que funcionaba con precisión de relojería, quien la mandaba, la llamada casta dirigente prusiana, sería un ejemplo de creadores de mecanismos sociales. Si bien Mackinder consideraba Alemania como una nación organizadora, también identificaba dos tendencias internas:

    Frankfurt es la sede de la Alemania "idealista", de los mercaderes, economistas, financieros e ingenieros sociales, cuna de la familia Rothschild, de la Escuela de Frankfurt (a su vez creadora de la religión "progre" y políticamente correcta), del Deutsche Bank, del Banco Central Europeo y de la Alemania "moderna" de la UE. Se encuentra en la banana azul.

    Berlín es la sede de la Alemania "organizadora", sede imperial y prusiana de los grandes caudillos militares y estadistas, cuna de la idea de Kaiser, del poder de Bismarck y Hitler y de la Alemania más propiamente "Reich". A diferencia de Frankfurt, no fue apoyada por los poderes globalistas de la época de la Guerra Fría y durante décadas estuvo partida en dos por el Telón de Acero. Se encuentra en la banana roja.

    Karl Haushofer recogió las enseñanzas de padres de la geopolítica como el estadounidense Alfred Thayer Mahan, el sueco Rudolf Kjellén, el alemán Friedrich Ratzel y el mismo Mackinder, aplicándolas a la situación contemporánea de Alemania y llevando la formulación de esta ciencia al siguiente escalón. Las ideas de Haushofer eran muy diferentes a las preconizadas desde más al Oeste. Convencido de que la proliferación de grandes centros urbanos era un síntoma de la decadencia de una nación (falta de arraigo al suelo, desplome de la natalidad en las ciudades, derrumbe de la agricultura con la consiguiente dependencia de patios traseros tercermundistas, falta de efectividad de sistemas de poder centralizados), promovió un modelo agrario y rural, no basado en el comercio exterior, sino en la autosuficiencia interna y la relación entre el individuo y la tierra: en lo posible, cada ciudadano alemán debía tener un mínimo terruño. Para llevar al cabo este modelo etno-agrario, Alemania debía apropiarse de Lebensraum ("espacio vital", término ya acuñado por Ratzel), concretamente de las mejores tierras agrícolas del mundo: Ucrania y otros territorios de la Unión Soviética.


    General Karl Haushofer (1869-1946).

    Mientras que Mackinder promovía la formación de Estados pequeños en Europa con objetivos claramente balcanizadores, Haushofer afirmaba por el contrario que la existencia de Estados pequeños no tenía sentido, tratándose de elementos contradictorios y desestabilizadores. El alemán no veía con buenos ojos, por ejemplo, la existencia de Estados como Bélgica, Holanda, Portugal, Dinamarca, Suiza, Grecia y los países de la "alianza mutilada" de Austria-Hungría.

    Probablemente no pueda sobreestimarse bastante la influencia que, a través de su alumno Rudolf Hess, tuvo Haushofer en Hitler y el nazismo. Cuando Hitler y Hess fueron encarcelados en 1923 tras su intentona de golpe de Estado, Haushofer los visitaba en largas sesiones, armado con libros de geopolítica de los autores mencionados además de Von Clausewitz. Era la época en la que el veterano de guerra austriaco escribía "Mi lucha". También parece claro que estas ideas influyeron fuertemente a otros jerarcas del III Reich como Walther Darré, ministro de alimentación y agricultura que ya se había manifestado contrario a que Alemania recuperase sus antiguas colonias en el Tercer Mundo y que se mostraría en cambio partidario de las teorías de Blut und Boden (sangre y suelo) y Rasse und Raum (raza y espacio), según las cuales la colonización del Este por parte de granjeros alemanes de estirpe "nórdica" sería el único modo que tendría el Reich de fijar su dominio sobre la tierra que conquistaba. Durante el periodo nazi, el campesinado alemán incrementó su prestigio y pasó a ser considerado como un reducto de idiosincrasia alemana inalterada, la fuente del sustento del país y un puntal esencial de un nuevo movimiento étnico, social, cultural y geopolítico, combinación de germanización, "vuelta a la tierra" y Drang nach Osten.

    La SS pretendía convertirse algún día en la aristocracia militar y política de este vasto proyecto. Las revistas SS también mostraban la influencia de Haushofer en el modelo agrario que proponían para el Este: colonias de campesinos y militares alemanes organizadas en una red de aldeas y granjas autosuficientes y bien conectadas. En estas publicaciones se rechazaba también el modelo de crecimiento económico basado en las concentraciones urbanas: las ciudades debían ser en buena parte desmanteladas y reducidas a su papel de meros nodos administrativos y burocráticos, no hormigueros donde se masifica al pueblo, se le separa de la tierra aniquilando su bagaje de identidad y tradiciones ancestrales y se aniquila su tasa de fertilidad. "Un pueblo nace en los campos y muere en las ciudades", se repetía una y otra vez junto a diagramas demográficos que apoyaban la afirmación. En ingenuos pósters propagandísticos titulados "nuestro futuro está en el Este", se mostraba a familias de campesinos alemanes instalados en Ucrania, los adultos montando a caballo o arando la tierra mientras los niños corrían por el campo. De un modo u otro, el triunfo de Operación Barbarroja hubiese supuesto el dominio germano de Europa del Este y su consolidación como espacio productivo y autosuficiente totalmente divorciado de las rutas marítimas oceánicas. Asimismo, el modelo territorial pensado para Ucrania y otros territorios se habría extendido con el tiempo hasta el patio trasero natural de Europa del Este: Asia Central, Siberia y Mongolia.

    Hasta Gottfried Feder, el padre de la economía nacionalsocialista —ignorado adrede por la historiografía oficial debido a sus ideas sobre la abolición del interés del dinero—, parecía mostrar influencia de la escuela de geopolítica de Munich cuando afirmaba que los campesinos y la agricultura eran de importancia primordial para Alemania. En el manifiesto partidario oficial del 6 de Marzo de 1930, añadió que "Ante todo, es importante la colonización fronteriza en el Este. Pero ésta no puede ser efectuada únicamente mediante la creación de fincas rurales, sino a través del desarrollo de pueblos con poder adquisitivo en combinación con un reagrupamiento de los establecimientos industriales". Añadía en el mismo escrito que era necesario llevar al cabo una "renordización" del pueblo alemán.

    Tras 1945, los vencedores aliados consideraron las teorías de Haushofer como fuente de peligros y se encargaron de asegurar que no aparecieran más en los planes de estudios. Mientras el arte nazi era destruido, las mujeres alemanas violadas, los militares alemanes torturados en campos de concentración, los prusianos sometidos a genocidio directo, el pueblo alemán entero atenazado por la hambruna y la enfermedad y la industria nacional arrasada, la Geopolitik fue proscrita, Karl Haushofer se suicidó en Baviera con su mujer (una judía que nunca fue perseguida por el régimen nazi) y sus obras fueron censuradas, hasta el punto de que hoy son difíciles de encontrar. En una muestra del peor chauvinismo entre europeos, Mackinder había declarado que sería necesario "matar la filosofía de guerra alemana", "exorcizar los espíritus malvados del alma de la nación alemana conquistada", "barrer la magia negra de la mente alemana" y "que el Diablo en Alemania nunca pueda levantar la cabeza y muera de inanición". Lo decía el geoestratega de un imperio que había conquistado por la fuerza el 23% de la superficie terrestre del mundo y que dominaba la mayor parte de la superficie marina. En todo el mundo, la Geopolítica se convirtió en una ciencia políticamente incorrecta de tal modo que hoy en muchos países (como España) se encuentra muy limitada como asignatura secundaria o estudio de posgrado en las facultades de Geografía y Ciencias Políticas, y en otros (como China) directamente está prohibida, permitiéndose su enseñanza sólo a cuadros políticos, generales y almirantes de las Fuerzas Armadas, personal de Inteligencia y probablemente a grandes empresarios de los sectores estratégicos.



    Cabe recordar que la destrucción de Centroeuropa y Europa del Este se hizo en beneficio de Estasia, de esas "mil millones de personas de antigua civilización oriental" en India y China que, según Mackinder, "deben crecer a la prosperidad mientras Alemania y Japón están siendo domesticadas a la civilización".

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    ¿ESTÁ OBSOLETA LA TEORÍA DEL HEARTLAND?

    Ya durante la Segunda Guerra Mundial surgieron voces cuestionando la teoría del Heartland por varios motivos, de los cuales el más importante era la aparición del poder aéreo (air power, o aerocracia): los aires son algo así como la quinta esencia del mar, el mar elevado al cuadrado, ya que conforman un solo cuerpo que permite envolver todas las tierras del mundo… y también todos los mares. Para seguir defendiendo su postura, Mackinder escribió en 1943 The round world and the winning of the peace ("El mundo redondo y ganar la paz"), donde expresó entre otras cosas que "El poder aéreo depende absolutamente de la eficiencia de su organización a nivel de suelo". Efectivamente, las bases del poder aéreo son siempre terrestres (aeródromos convencionales) o marítimas (portaaviones), de modo que aunque el aire pueda ser el vector de algunas hazañas (por ejemplo, mantener la isla de Berlín-Oeste en el medio de territorios comunistas sólo pudo hacerse gracias a un puente aéreo), no puede sustraerse a la influencia de la tierra o del mar: si la atmósfera existe es simplemente porque la gravedad de la Tierra la mantiene en su sitio. Sesenta años después de muerto Mackinder, Estados Unidos abastecía su presencia militar en Iraq a través del mar y su presencia en Afganistán a través de tierra; hacerlo por aire hubiera supuesto un coste desorbitado y las cadenas logísticas habrían sido mucho más vulnerables.


    Un portaaviones como éste es toda una institución. La idea del monstruo es la del poder aéreo atado al poder marítimo y dependiente de él. Su ventaja con respecto a una base aérea terrestre es la movilidad, su desventaja es que dicha movilidad exige muchísima energía y además puede ser hundida. A menudo se escucha que el dólar estadounidense, cuya enorme masa monetaria no está ya respaldada por el oro o por una productividad real, está en realidad respaldado por los portaaviones de la US Navy. Sólo diez países del mundo poseen portaaviones, y Estados Unidos, con 11 enormes portaaviones en servicio, es el único que posee más de 2. En el Siglo XIX, la Royal Navy construyó su flota según el tamaño de las flotas de sus potenciales enemigos, especialmente España y Francia. Hoy, los estrategas del presupuesto de defensa del Pentágono declaran que será el día del juicio final para Washington si las flotas de la US Navy tienen un tamaño menor que cinco veces las flotas de Rusia y China combinadas.

    Convencido de la vigencia eterna de su teoría, Mackinder declaró "He descrito mi concepto del Heartland, que no dudo en decir es más válido y útil hoy que hace veinte o cuarenta años". Sin embargo, el geógrafo sí que supo profundizarla y actualizarla para los nuevos tiempos, en los que la Guerra Fría ya se perfilaba en el horizonte. La primera nueva contribución de Mackinder fue la idea de Lenaland, una subdivisión del Heartland que tomaba su nombre del río Lena, la figura geográfica central de este espacio. Para Mackinder, Lenaland no formaba propiamente parte del "heartland ruso" y era "un país generalmente áspero de montañas, mesetas y valles, cubierto casi de extremo a extremo por bosques de coníferas". La región estaba particularmente aislada, lejos de la estepa, de los principales centros urbanos siberianos y de la ruta hacia Vladivostok, y sus recursos permanecían casi intactos.


    Lenaland (rosa) tal como la definió Mackinder en 1943: el territorio que hay dentro del Heartland, al este del río Yenisey y al norte de una línea imaginaria Bering-Rumanía. Tanto para Mackinder como para el contemporáneo Robert Kaplan, el Yenisey, no los Urales, es la verdadera línea divisoria de Rusia, ya que al este de dicho río, comienza un paisaje de montañas y mesetas, diferente a las llanuras del Oeste.




    El segundo nuevo concepto mackinderiano es el anillo de espacios vacíos (girdle of vacancies), que Mackinder describe como sigue en "The round world and the winning of peace":

    Un anillo, por así decirlo, colgado alrededor de las regiones polares del Norte. Comienza como el desierto del Sáhara, es seguido a medida que uno se desplaza hacia el Este por los desiertos árabe, iraní, tibetano y mongol, y luego se extiende, a través de los espacios salvajes de Lenaland, Alaska y el Escudo Laurentino de Canadá, al cinturón sub-árido del oeste de los Estados Unidos.


    Como se ve, la desierta franja rompe su carácter terrestre en Bering, Hormuz y Suez. Su baja densidad de población se interrumpe parcialmente en el valle del Nilo. Nótese que el Sáhara Occidental es la vía de entrada del atlantismo a la franja. Mackinder consideraba que, aunque a través de estos espacios se tendiesen carreteras y rutas aéreas, el anillo "durante mucho tiempo romperá la continuidad social entre las principales comunidades de la humanidad en el globo".

    Dicen que la mejor manera de predecir el futuro es creándolo uno mismo sobre la marcha. No sabemos si Mackinder era un profeta, si moldeó conscientemente la segunda mitad del Siglo XX, si su genio fue utilizado por élites por encima de él o una combinación de las tres cosas, lo que sí sabemos con certeza es que el inglés visionó claramente la formación de la escuela de sociología de Frankfurt (hablando de la necesidad de crear una "corriente de contra-filosofía" para neutralizar el nacionalismo y militarismo alemanes), el comienzo de la Guerra Fría, la incorporación de Alemania Oriental a la esfera de influencia del Heartland, la aparición del Pacto de Varsovia y la creación de la OTAN, cuando describió su visión estratégica del "Océano Mediterráneo" (el Atlántico Norte): "una cabeza de puente en Francia, un aeródromo protegido por foso en Gran Bretaña y una reserva de manpower entrenado, agricultura e industrias en el este de Estados Unidos y Canadá". El inglés Lord Ismay, el primer Secretario General de la OTAN, que sin duda estaba familiarizado con la geoestrategia mackinderiana, declaró en 1949, fecha de establecimiento del nuevo Estado de Alemania Occidental (cuya conscitución fue redactada y firmada por los angloamericanos), que el objetivo de la OTAN era "mantener a los americanos dentro, a los rusos fuera y a los alemanes abajo".

    Sin embargo, hay una profecía mackinderiana que no se ha cumplido, la más importante, la que encabeza la primera parte de este artículo: aquella según la cual el Heartland acabará siendo el caldo de cultivo de un vasto imperio continental. ¿Por qué no se ha convertido Eurasia en ese inaccesible espacio económico organizado férreamente por un poder autoritario?

    Simplemente, porque las potencias oceánicas tomaron nota de este peligro y se anticiparon a él, separando la cabeza natural de Eurasia de su cuerpo. Mackinder consideraba que la era "colombina" había sido la del poder marítimo y que el Siglo XX sería el comienzo de la era del poder terrestre… a menos que la Internacional Marítima hiciese algo al respecto. Y como ya sabemos, sí que hizo algo: enfrentó a Alemania y Austria-Hungría contra Rusia, patrocinó la Revolución Bolchevique, creó un cordón sanitario en Europa del Este, aniquiló Centroeuropa y levantó sobre las ruinas del viejo cordón sanitario uno nuevo —esta vez llamado Telón de Acero— que evitaba que Europa deviniese cabeza de Eurasia, convirtiéndose a cambio en una colonia de Estados Unidos y Reino Unido.

    Mackinder había previsto claramente que "si la Unión Soviética emerge de esta guerra como conquistadora de Alemania, será la mayor potencia terrestre del globo. Más aun, será el Poder en la posición defensiva estratégicamente más fuerte". Debido a la acción del atlantismo, la Unión Soviética conquistó sólo Alemania Oriental, y su dominio de Europa del Este (el Heartland extendido que vimos más arriba) nunca fue completo debido a Finlandia, Suecia, Grecia y Turquía, así como a países dudosos como Yugoslavia y hasta Rumanía.


    El Pacto de Varsovia.

    En esta época, el geoestratega estadounidense Nicholas Spykman hizo algunos "ajustes" a la teoría mackinderiana, cambiando la regla de oro de Mackinder por "Quien controla el Rimland gobierna Eurasia; quien gobierna Eurasia controla los destinos del mundo". Puesto que el Heartland estaba claramente dominado por la URSS, al atlantismo sólo le quedaba rodear al monstruo continental para contenerlo y evitar que su influencia se derramase hacia los océanos. Ahora el objetivo de la OTAN era evitar que la URSS rompiese el Rimland obteniendo puertos cálidos en el Mediterráneo, el Golfo Pérsico, el Índico y el Mar del Sur de China. Pero el simple hecho de que Spykman reconociese la importancia de rodear al Heartland habla volúmenes acerca de la importancia del Heartland en sí, pues en realidad no hacía más que validar la teoría de Mackinder: que el Heartland es un pivote natural inaccesible en torno al cual gira todo un compás de civilizaciones, guerras y asedios. La fractura más importante en el seno de la OTAN tuvo lugar cuando, en 1966, la Francia degaullista optó por abandonar la organización (París volvería al redil otanero en 2009).


    Tras la caída del telón, la URSS se retiró de Centroeuropa y Europa del Este, pero el atlantismo no retiró sus bases en Alemania y otros lugares, al contrario, profundizó en su asedio del Heartland, moviendo ficha en Asia Central y Europa del Este y adquiriendo bases (Polonia, países bálticos, Georgia, Kirguistán, Kosovo, Afganistán, etc.) con las que no hubiera podido soñar durante la Guerra Fría. Y del mismo modo que durante el período de entreguerras se creó un "cordón sanitario" de estados entre la Alemania de Weimar y la Unión Soviética, hoy se ha recreado la barrera artificial de Europa del Este desintegrando la antigua Yugoslavia, metiendo a varios familiares Estados en la OTAN (Hungría, Chequia y Polonia en 1999, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía en 2004, Croacia y Albania en 2009), expandiendo la Unión Europea (Austria, Suecia y Finlandia en 1995, Chipre, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia en 2004, Rumanía y Bulgaria en 2007, Croacia en 2013) y con la instalación del llamado "escudo antimisiles" (eufemismo para "instalaciones misilísticas tanto ofensivas como defensivas") en varios de estos países. Parece que el fantasma de Mackinder sigue haciendo de las suyas aun más de medio siglo después de la muerte del inglés.

    De modo que podemos resumir el asedio al Heartland en varios puntos:

    Expansión de la influencia de la OTAN en el Ártico y el Báltico. Quizás lo veamos con más detalle en un artículo futuro.

    Expansión de la influencia de la OTAN en Europa del Este. Estos nuevos países adictos a Washington tienden a formar un muro de contención entre Centroeuropa y el Heartland. Muchos de ellos no son fiables y bascularán con el tiempo hacia Rusia. Los países bálticos y especialmente Polonia, son los más reticentes a la influencia rusa. Albania, Bosnia y Kosovo siguen siendo bastiones del atlantismo en la región.

    • Expansión de la influencia de la UE en Europa del Este.

    Expansión de la influencia de la OTAN en el Pacífico. Bajo la doctrina del New Pacific Century y el Trans-Pacific Partnership (que no es sino el brazo económico del viraje indopacífico de EEUU) podemos esperar un mayor involucramiento de EEUU en el Cinturón de Fuego, es decir, en la cadena insular que rodea a China desde el Este. Probablemente lo veremos con más detalle en un artículo futuro.

    Expansión de la influencia de la OTAN en el Golfo Pérsico. "Atlantización" del Consejo de Cooperación del Golfo: Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (tanto Jordania como Marruecos están interesados en acercarse a la organización). Todos estos países son monarquías tiránicas gobernadas por casas reales degeneradas unidas a la casa real inglesa, cuyo único fin es asegurar el petróleo y el gas natural para la OTAN y actuar como muro de contención ante la influencia persa-chiíta, encarnada especialmente en Irán, pero también en Siria y Líbano. Estos regímenes impresentables, a los que podemos llamar Los Golfos con doble derecho, fueron esenciales en el nacimiento del "yihadismo internacional" y en la expansión del salafismo —particularmente el papel de Qatar ha sido muy destacado desde la Guerra de Libia, aunque a partir de Julio de 2013 su protagonismo ha ido disminuyendo. Los enemigos regionales de los Golfos son Siria, Irán y en general la religión chiíta, que es mayoritaria en el Golfo Pérsico.



    Aunque el rol de los Golfos será visto con mayor detalle en otro artículo, de momento vale la pena que le prestemos atención a un rasgo de la geografía regional: la punta sur del Heartland, el lugar donde sólo una estrecha franja costera de terreno persa, dividida entre Irán y Pakistán, separa al Heartland de los mares cálidos. Al sur de las cuencas endorreicas de Sistán y los lagos Niriz y Jaz Murian termina el Heartland y comienza el Rimland y las cuencas del Golfo Pérsico y del Mar Arábigo. Que nos suenen nombres como Assaluyeh, Bandar Abbas, Bahréin, Bushehr, Chabahar, Doha, Dubai, Gwadar, Hormuz, Kish, Manama, Qatar y los montes Zagros, ya que son nodos ultra-estratégicos por su importancia como rutas energéticas, porque encadenan el Heartland con los mares cálidos del sur y porque flanquean el vital estrecho de Hormuz —uno de los chokepoints o cuellos de botella más importantes del tráfico petrolero y gasero internacional. El eje Rusia-Caspio-Irán es herético para el atlantismo porque rompe el Rimland.


    Al pie de los montes Zagros termina el Heartland y comienza la franja más angosta y delicada de todo el Rimland: la de Baluchistán y el estrecho de Hormuz. Las plazas señaladas son clave para la contención o expansión de la influencia del Heartland (en este caso la influencia persa) hacia el Golfo Pérsico y el Índico. Irán, una enorme fortaleza natural al tratarse de una meseta llena de montañas, es el único país de Oriente Medio con fronteras medianamente coherentes (debido a que fue el único país de la región que preservó su independencia durante la era colonial), y tiene claramente la posición geográfica más dominante, presidiendo el Golfo Pérsico y el estrecho de Hormuz desde sus estratégicas elevaciones. Nótese que a la altura de Bandar Abbas y el estrecho de Hormuz, el Heartland se encuentra a punto de partir el Rimland por la mitad, por tanto fragmentándolo y desafiando la estrategia de Spykman.

    EEUU se encuentra en pleno proceso de apoyo y fortalecimiento de los Golfos. Qatar alberga la sede del CENTCOM del Pentágono, una oficina del movimiento talibán y varias de Al-Qaeda y de la Hermandad Musulmana; desde ellas, se gestiona el reclutamiento de mercenarios de los bajos fondos del mundo musulmán para hacerle el trabajo sucio al atlantismo en Siria, Chechenia y otros lugares. Emiratos Árabes alberga instalaciones de Inteligencia, una base de drones y una base de entrenamiento de Academi (la antigua Blackwater), Bahréin es la base de la V Flota de la US Navy, Kuwait ha acogido a muchos de los efectivos militares que Washington ha retirado de Iraq, etc. Si situamos todas estas instalaciones en el mapa de arriba, nos daremos cuenta de hasta qué punto el asedio del Heartland es particularmente intenso en su zona sur y la paranoia en torno al Estrecho de Hormuz e Irán es máxima.

    Por tanto, repasando la situación del mundo en la actualidad, comprobamos que la teoría del Heartland no sólo no está "pasada de moda", sino que sigue más vigente que nunca —sólo que ahora la vertebración del Heartland no viene de la mano de vías férreas, sino de organizaciones internacionales, oleoductos y gasoductos, de los cuales el que ocupa el papel más destacado (tras el telón) en las noticias de actualidad es el Gasoducto Islámico.


    El mapa de arriba puede brindarnos bastante jugo. De las 26 ciudades de más de 1 millón de habitantes que hay en el Heartland, el Estado que controla más es Rusia (11) seguida de Irán (9). Ningún otro Estado posee más de una ciudad de más de un millón de habitantes en el Heartland [1]. Las ciudades más grandes del Heartland son Moscú (Rusia), Teherán (Irán), Urumqi (China), Mashhad (Irán), Bakú (Azerbaiyán), Almaty (Kazajistán), Tifilis (Georgia) y Novosibirsk (Rusia). Se aprecia que los centros de población más importantes del Heartland se encuentran concentrados hacia el oeste del mismo, evidenciando que el impulso que ha conquistado, colonizado y organizado el Heartland a lo largo de la historia ha venido de Occidente y que las conexiones del Heartland con Europa son mucho más practicables e íntimas que con Estasia o el Indostán. Si seguimos el anillo de ciudades que rodea el Heartland, comenzando por la número 1 y terminando en la 24, atravesamos varios mundos culturales: el eslavo-ortodoxo, el túrquico, el persa, el árabe, el indo-iranio, el budista, el chino, el manchú... y el eslavo-ortodoxo de nuevo. Ninguno de ellos es de cultura anglosajona. La franja más crítica, en donde el Heartland se acerca más a un gran océano, sin contar las costas árticas del Norte (congeladas y por ende inaccesibles buena parte del año), es la región de Baluchistán, a caballo entre Irán y Pakistán, que separa al Heartland del Índico y donde el Heartland podría más fácilmente partir el Rimland en dos, obteniendo una salida a dicho océano.

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    ¿EXISTEN OTROS HEARTLANDS?

    Mackinder tenía el punto de vista de un geoestratega oceanista obsesionado con Eurasia, pero nosotros también podríamos identificar un heartland en Norteamérica siguiendo exactamente las mismas explicaciones que daba Mackinder para Eurasia. Por poner un ejemplo, hay pleno derecho a considerar los lagos y golfos del norte de Norteamérica como mares interiores cerrados, ya que, a diferencia del Mar Negro, el Báltico o el Caspio, sí están controlados de facto por una sola potencia geopolítica: el atlantismo de cuño anglo-americano.

    Del mismo modo, existen otras cuencas endorreicas y espacios interiores que, sin ser de carácter continental tan puro como el Heartland eurasiático, merecen ser tenidos en cuenta y considerados como pequeños heartlands regionales. Es importante no perder de vista que Mackinder parecía concebir un heartland como un lugar que, aparte de inaccesible al poder marítimo, tenía poder fluvial, es decir, ríos navegables. Algunos de los núcleos menores que describiremos ahora no cumplen esta condición.



    EL HEARTLAND ÁRABE ―NEJD Y EL CUERNO DEL DIABLO

    En el Hadith (escrito musulmán complementario al Corán) de Nejd se relata cómo Mahoma le pide a Alá que bendiga varias regiones árabes, omitiendo específicamente el Nejd o Nechd, la inhóspita región del centro de la Península Arábiga, situada en plena cuenca endorreica árabe. Cuando los seguidores de Mahoma le piden que bendiga el Nejd, él los ignora, hasta la tercera vez:

    Relata Muhammad al-Bujari que según Abdulá ibn Umar el Mensajero de Alá (la paz y la bendición de Alá estén con él) dijo "Oh Señor mío, bendice para nosotros Siria!, ¡oh Señor mío, bendice para nosotros Yemen!" La gente dijo: "¿y el Nejd?". Siguió: "¡Oh Señor mío, bendice para nosotros Siria!, ¡oh Señor mío, bendice para nosotros Yemen!". Dijeron: "¿y el Nejd?". Y creo que en la tercera vez dijo "en este lugar habrá terremotos y sediciones, y es también en este lugar donde aparecerá el Cuerno del Diablo.

    Mahoma describe que un pueblo distorsionará la fe musulmana para nunca volver a ella y que su señal serán cabezas afeitadas. Leyendo entre líneas y desde el Siglo XXI, podemos identificar el Cuerno del Diablo con la corriente religiosa wahhabita-salafista, promovida por la familia real Saud, una versión radical del Islam que podría describirse como un calvinismo musulmán, que muchos ni siquiera consideran propiamente islámica y que es la corriente religiosa profesada por Al-Qaeda, la Hermandad Musulmana, los terroristas chechenos y muchas de las madrasas pakistaníes donde se forjan futuros talibanes. Las cabezas afeitadas pueden ser perfectamente las de los terroristas salafistas patrocinados por los Golfos en Siria y Libia.



    El wahabismo surgió en el Nejd en el Siglo XVIII, su furia se dirigió sobre todo contra los chiítas (matanzas de Nayaf y Kerbala, actual Iraq) y el Imperio Otomano, fue cooptado junto con la casa de Saud por la misión inglesa de Lawrence de Arabia y actualmente, financiado generosamente por los petrodólares saudíes y el gas natural qatarí, se encuentra implantado incluso en mezquitas europeas [2] con pleno conocimiento y tolerancia por parte de los servicios de Inteligencia de los países de la UE. También los mercenarios que asolaron Libia y Siria eran en su mayoría escoria social reclutada por las redes religiosas y de Inteligencia del yihadismo internacional salafista.


    Cuencas endorreicas de la Península Arábiga. Fuente del mapa: Wikipedia.

    Son muchas las anomalías geopolíticas del entorno del heartland árabe (Qatar, Kuwait y Bahrein son estados cuya existencia no hay por dónde cogerla), pero sin duda la más importante es el Estado de Israel, que ya de por sí parte el mundo árabe y musulmán en dos, que rompe el eslabón entre Eurasia y África y que supone un portaaviones del atlantismo en este vital eslabón geográfico. La penetración de Israel hacia el Este (Cisjordania, Jerusalén-Este y la zona de asentamientos de colonos judíos) es en realidad una maniobra judía para controlar los acuíferos y fuentes de los ríos de la zona y tener un pie en el vasto heartland árabe, que podría unirse automáticamente con el gran Heartland eurasiático simplemente con bloquear el estrecho de Hormuz, y con el heartland africano bloqueando el canal de Suez, como veremos en la tercera parte. Esos bloqueos son los que el atlantismo desea impedir a toda costa.


    El Estado de Israel y la cuenca endorreica de Arabia en Próximo Oriente. El heartland árabe marca la frontera donde termina la Eurasia continental propiamente dicha y comienza el Levante, un dominio claramente marítimo. Como pasa con el Heartland eurasiático, la parte más poblada y urbanizada de la cuenca árabe, su cabeza natural, es su parte occidental. Los altos de Golán, Jerusalén-Este y los asentamientos en Cisjordania son maniobras estratégicas atlantistas para penetrar más profundamente en el heartland árabe.

    Del mapa de arriba podemos sacar en claro que, si ya el Estado de Israel es una grave anomalía geopolítica, lo que clama al cielo es una región israelí en especial: la mitad sur del país, todo lo que hay debajo de Cisjordania, incluyendo el desierto de Neguev y especialmente la minúscula franja costera que posee Israel en su vértice sur, en el Mar Rojo. Esta franja del Golfo de Aqaba —donde la Armada israelí posee una base naval y de submarinos—, que nunca perteneció a los reinos judíos históricos, es realmente donde se rompe la continuidad territorial del mundo árabe y de la Isla Mundial, convierte a Israel en un segundo Canal de Suez (bisagra entre el Mar Rojo y el Mediterráneo), en un paso obligado entre Eurasia y África y además es responsable de la proyección del poder israelí hacia África, especialmente en el valle del Nilo (la independencia de Sudán del Sur y muchas maniobras en Uganda fueron de autoría israelí) y en el Cuerno de África. Israel aparece por tanto como un intento oceánico de obtener una plaza fuerte para asediar el heartland árabe e impedir que se una territorialmente con el Heartland eurasiático y el heartland africano para formar un bloque territorial indivisible e impenetrable al poder marítimo. De particular importancia para Israel es frustrar las rutas y relaciones entre Siria y Egipto —las columnas gemelas del mundo árabe clásico y las cunas del panarabismo.


    Riad, la capital saudí, es la ciudad más grande del heartland árabe, rodeada de desierto y aislada en el medio del Nejd.


    "Los conquistadores móviles de las tierras aradas". Entre el heartland árabe y el eurasiático se encuentra Pentalasia —lo que Mackinder llamó "land of the Five Seas" (tierra de los cinco mares) en su obra "The geographical pivot of history". Entre el heartland árabe y el africano se encuentran el Estado de Israel, el canal de Suez, el Mar Rojo y el valle del Nilo. Mackinder ilustra las potencias históricas que han tendido a luchar por el control de Pentalasia: desde Europa, marinos (shipmen), desde el Heartland, jinetes (horsemen) y desde Arabia, camelleros (camelmen). El geoestratega inglés afirmaba que la región representada en el mapa es "the most vital of modern highways" (la más vital de las autovías modernas). Acude a la mente la importancia actual de Iraq, Siria, Líbano e Israel.

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    EL HEARTLAND AFRICANO

    Mackinder consideraba que el Sahara era, por delante del Himalaya, la más formidable barrera natural del planeta. Los análisis genéticos le dan la razón: en un mapa de similitudes genéticas entre las "tribus" del mundo, la diferencia entre Noráfrica y África subsahariana forma una clara brecha, mucho más radical que la que existe entre ambas vertientes del Himalaya.


    Mapa de similitudes genéticas de un europeo occidental. En él se aprecia perfectamente la efectividad del Sáhara como barrera geográfica. Fuente: DNAtribes.com

    En África existen varias cuencas endorreicas, destacando especialmente las del desierto del Sáhara, que generalmente van a dar a acuíferos y oasis.


    Cuencas endorreicas de África. Reveladoramente, la región de Mali amenazada por los yihadistas de AQMI e invadida por la OTAN, coincide con la parte del país que forma parte de las cuencas continentales del Sáhara. El extraño estatus del Sáhara Occidental se debe entre otras a que es donde las cuencas endorreicas saharianas son más accesibles desde el Atlántico y a que es la entrada natural de Estados Unidos y Reino Unido a la franja de espacios vacíos [3]. El Sáhara Occidental es también la región africana más cercana a EEUU.

    Sin embargo, para Mackinder, el heartland africano tenía una definición sencilla: era toda África subsahariana. El inglés se basaba en que los ríos subsaharianos son navegables en el interior pero antes llegar a la costa caen por las pendientes abruptas de los bordes mesetarios, en cascadas, rápidos y tramos fluviales imposibles de remontar en barco. Incluso el Nilo tiene varias cataratas y hoy deja de ser navegable a partir de Juba, la capital de Sudán del Sur.

    En el heartland africano hay que atender a dos rasgos geográficos. El primero son los lagos (Victoria, Chad, Tanganika, Malawi, etc.). Parece claro que el Imperio Británico y Francia dibujaron las fronteras de tal manera que cada gran lago africano nunca fuese controlado por un solo Estado. Malawi, Ruanda, Burundi y otros países son ejemplos perfectos de Estados artificiales y geográficamente incoherentes, que están ahí simplemente para provocar inestabilidad y balcanizar el dominio de los lagos africanos y las cuencas fluviales. La división territorial del Lago Victoria también es otro ejemplo.

    El otro rasgo a prestar atención en África subsahariana son los parques naturales. Si en teoría los parques naturales son una idea muy loable, en la práctica son simplemente un cuento chino para evitar la construcción de bases militares, la explotación de recursos o el desarrollo económico en zonas que a la "Comunidad Internacional" no le interesan que se vuelvan fuertes. En España, el Parque Natural del Estrecho, la Playa de los Lances o el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia son varios ejemplos. A la vez, estos parques proporcionan la excusa perfecta para que instituciones internacionales como la UNESCO o diversos grupos ambientales se inmiscuyan en el patio trasero de países ajenos. Por ejemplo, los tigres y rinocerontes de Nepal fueron la hipócrita excusa para instalar una base de drones en el país y plagar su espacio aéreo de aviones no-tripulados, cuando es obvio que el verdadero objetivo es China. Todo esto no significa que no existan en el mundo graves problemas medioambientales, pero es estúpido pensar que su respuesta se encuentra en los drones, las environmental agencies, las oficinas de monitorización regional, los satélites o llenarlo todo de agentes extranjeros.

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    EL CERRADO —BRASIL POSEE EL HEARTLAND DE SUDAMÉRICA

    Sudamérica no posee como Eurasia una gran región claramente endorreica que pueda ser llamada Heartland como tal. Tratándose de un continente en general húmedo y lleno de acuíferos y ríos, el mapa de las cuencas endorreicas sudamericanas es más bien magro:


    Cuencas endorreicas de Sudamérica.

    La cosa cambia si nos dirigimos hacia el Río de la Plata, que fue vital para que la influencia inglesa penetrase hacia el interior del continente para maquinar la aniquilación de un país central muy preocupante para el Imperio Británico: Paraguay. La Cuenca del Plata se canaliza hasta un estuario. Los ingleses, responsables de dibujar buena parte de las fronteras de Iberoamérica con el apoyo de las logias masónicas locales ―totalmente controladas por ellos― tuvieron a bien balcanizar la desembocadura del Río de la Plata con un Estado artificial: Uruguay. De ese modo, si Buenos Aires les salía "respondona", siempre podrían aliarse con Montevideo. Lo que indica esta balcanización es que a los británicos les preocupaba que Argentina y/o Brasil pudiesen bloquear la Cuenca del Plata. Veamos por qué.


    El bloqueo del estuario del Río de la Plata, en combinación con las cuencas endorreicas naturales, generaría un pseudo-heartland en Sudamérica que recrearía la utópica república teocrática que los jesuitas habían querido instaurar en la zona en el Siglo XVII. Portugal acarició la idea de establecer una base en el estuario, durante la época de la Colonia de Sacramento, ocupada en tres ocasiones por ellos. Del mismo modo, ocuparon Montevidéu (actual Montevideo). Los ingleses intentaron invadir el Río Plata en tres ocasiones. En su segunda tentativa (1807) desembarcaron 12.000 británicos en una Buenos Aires que por aquel entonces no contaba con más de 42.000 almas. Para evitar la aparición de una potencia sudamericana central que dominase la Cuenca del Plata, el Imperio Británico creó Uruguay e intrigó para que el resto de Estados de la zona se volviesen contra Paraguay. Por aquel entonces, Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, sostenía que el Río de la Plata, el Paraná y el Uruguay eran ríos interiores argentinos y uruguayos, no vías fluviales internacionales. Sus ideas culminaron con una muy proteccionista ley de aduanas en 1835, que ofendieron gravemente a Londres y París. Entre Marzo de 1838 y Octubre de 1840, Francia bloqueó el Río de la Plata. Cinco años después, hubo un nuevo bloqueo al estuario del Plata, esta vez anglofrancés, que duró entre Agosto de 1845 y Agosto de 1850, y la flota anglofrancesa llegará a romper las cadenas que clausuraban el río Paraná. Tras este bloqueo, tanto París como Londres se verán obligadas a reconocer la soberanía argentina sobre los ríos interiores. Sin embargo, los intereses del Imperio Británico volverán a la cuenca del Plata, esta vez encarnados en la Western Railway, que montó en Argentina la segunda red de ferrocarril más importante de América para importar la carne, el trigo y el algodón de las pampas. Esta infraestructura ferroviaria acabará casi totalmente privatizada en manos de esta compañía británica.

    Si hubiese que definir un heartland sudamericano, podríamos identificar vagamente el territorio que hay al este de los Andes, al norte de Serra do Mar, al oeste de Serra do Espinhaço y Chapada Diamantina, las partes altas de la Cuenca del Plata y excluyendo las regiones bajas de la cuenca del Amazonas. En este heartland se encontrarían el Mato Grosso, las famosas chapadas (mesetas) brasileñas, la capital Brasilia, Paraguay, el Chaco, partes de Bolivia y del norte de Argentina, la estratégica zona de la Triple Frontera y sobre todo varios importantes acuíferos (como el guaraní), los mayores del mundo. Como en el caso del Heartland eurasiático o de las cuencas endorreicas saharianas, existe una franja crítica donde este heartland se acerca al mar hasta casi tocarlo: en la costa del sur de Brasil, donde están situadas São Paulo y Rio de Janeiro. La parte brasileña de este heartland tiende a coincidir con el apropiadamente llamado Cerrado Brasileiro, una ecorregión de tipo sabana tropical, sujeta a intensa colonización alemana e italiana. Coincidiendo el Cerrado con una dominante meseta en el seno del heartland sudamericano, podríamos hacer extensivo su nombre al heartland entero.


    Si hubiese que definir algo parecido a un heartland en Sudamérica, se parecería a esto. El mapa no pretende representar una realidad geográfica claramente definida como el Heartland eurasiático, sino simplemente un dominio de carácter continental, que no debe interpretarse al pie de la letra, sino de forma orientativa, y que admite muchas variaciones. Grosso modo, incluiría el Cerrado Brasileño, el Altiplano Andino, las cuencas endorreicas andinas del Titicaca y otras, Paraguay y las partes altas de la cuenca del Río de la Plata. Este heartland hasta tiene su propia versión de los cosacos de la estepa eurasiática o los vaqueros del oeste norteamericano: los gauchos, que han creado en el sur de Brasil una cultura ganadera no muy distinta a la de sus homólogos norteamericanos. El Cerrado también tiene en común con la Gran Cuenca norteamericana la presencia de sectas cristianas muy organizadas, prósperas y de excelente manpower, en este caso menonitas de origen principalmente ruso [4].

    El agua u "oro azul" es la otra gran baza de Brasil, ya que un ser humano puede vivir perfectamente sin oro, diamantes, petróleo o gas natural, pero no puede vivir sin agua, que además es necesaria para regar campos y alimentar ganado. Brasil tiene más de 8 mil millones de kilómetros cúbicos de agua renovable al año, lo cual lo convierte en el país-acuífero más importante del planeta, con más agua renovable que toda Asia. Piauí, aun siendo una de las regiones más secas y pequeñas de Brasil, obtiene un tercio más de agua que todo el cinturón de maíz de los Estados Unidos. Los acuíferos de Brasil [5] son de una importancia, no ya regional, sino global para la seguridad alimentaria de la humanidad entera, de modo que no es de extrañar que por ejemplo Coca-Cola y Nestlé estén en plena fiebre de adquisición de tierras encima del Acuífero Guaraní, mientras que la Global Environment Facility (GEF), una organización financiera internacional basada en EEUU y gestionada por la ONU y el Banco Mundial, ha metido también sus narices en el acuífero, así como el Mossad israelí.


    Extensión del acuífero guaraní. Este acuífero incluye la estratégica Zona de la Triple Frontera (Brasil-Argentina-Paraguay) y se cree que es un motivo de peso para el establecimiento de una base aérea estadounidense en Paraguay. Uno de los desafíos del imperio brasileño, además de evitar la "internacionalización" del acuífero a manos de multinacionales extranjeras, es evitar que se contamine con agrotoxinas.

    Está bastante claro en Brasil que donde hay recursos golosos o posiciones estratégicas inaccesibles para el atlantismo, la UNESCO proclama sistemáticamente una "reserva protegida": el medioambiente está por todas partes y por tanto es un vector de proyección tremendo para la globalización. Hay docenas de etnias indígenas amenazadas por el avance de los campos de cultivo de soja y otros, pero las únicas que le preocupan a la globalización son aquellas que viven sobre lugares importantes. Hurgar en el concierto económico de estas zonas y luchar contra la influencia ibérica (católica, portuguesa y especialmente española) es lo que tienen en mente el Banco Mundial y las organizaciones estadounidenses USAID (una pseudo-ONG fachada de la CIA, ya expulsada de Rusia) y NED, con su financiación del movimiento indigenista en toda Iberoamérica. Similares fines de desestabilización son los que persigue la Ford Foundation en su promoción del "movimiento negro" en Brasil.

    Pero el hecho permanece que Brasil, con sus acuíferos, cereales, carne y tierras, tiene cubierta la más importante de todas las soberanías: la alimentaria. Además, a diferencia de las posesiones españolas, Brasil no sufrió la terrible balcanización promovida por el Imperio Británico y Estados Unidos (aunque en el Siglo XIX, EEUU tenía varios proyectos de partición de Brasil, que fracasaron al ser sofocados por el gobierno brasileño). Por ello, Brasil llega hasta nuestros días como un masivo bloque de tierra y el candidato más razonable para convertirse en el núcleo de los Estados Unidos de Sudamérica.

    Los territorios españoles de Sudamérica fueron menos afortunados y, de todos ellos, quizás Paraguay fue el más vapuleado por la Historia. Se independizó de España en 1811 bajo el liderazgo de José Gaspar Rodríguez de Francia, que inmediatamente luchó contra la influencia de la Iglesia católica, abolió la Inquisición, expropió las propiedades eclesiásticas, formó un ejército con material confiscado de los arsenales jesuitas y en 1814 prohibió los matrimonios entre españoles, obligándoles a casarse con negros, mulatos e indios a fin de obtener una sociedad mezclada y homogénea. El estadista estaba fuertemente influido por las lecturas de los enciclopedistas franceses y por sus amistades masónicas, y buscaba crear una república utópica basada sobre todo en la filosofía del "proto-progre" Rousseau. En la práctica, creó un estado policial aislacionista, una especie de Corea del Norte incrustada en el medio de Sudamérica, donde todos los opositores a su régimen fueron ejecutados o arrojados a prisión.

    Durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), Paraguay fue devastado y saqueado por Brasil, Argentina y una Uruguay secuestrada. La industria textil del Imperio Británico, crecientemente privada de sus fuentes de algodón (era la época de la Guerra de Secesión en Norteamérica y Paraguay era el segundo productor de algodón del mundo), puso sus ojos sobre los recursos paraguayos, controlados por un gobierno centralizado y cerrado, e intrigó para movilizar a los otros tres Estados contra Asunción, que bajo el Presidente Francisco Solano López, estaba en pleno proceso de control de la Cuenca del Plata.

    El cónsul británico Henderson escribía a la Foreign Office que "La mayor parte de la propiedad rural es propiedad del Estado. Las mejores casas de la ciudad pertenecen al Gobierno y éste posee valiosas granjas de cría y agrícolas en todo el país". El 98% del territorio paraguayo era de propiedad pública y era el Estado quien concedía tierras a campesinos para que las cultivasen, sin derecho a venderlas. 64 grandes haciendas "estancias de la Patria" erana administradas directamente por el Estado, y toda una red de puentes, canales, repesas y obras de riego interconectaban la rica cuenca con eficiencia de aroma jesuíticó. Ni existían grandes fortunas privadas ni tampoco apenas mendigos, vagabundos, ladrones o hambrientos. El estadounidense Hopkins afirmaba en 1845 que "no hay niño que no sepa leer y escribir". Paraguay tenía línea de telégrafos, una vía ferroviaria y varias fábricas industriales de materiales de construcción, lienzos, tejidos, pólvora, papel, ponchos, tinta y loza. Sus fundiciones construían cañones, morteros, obuses y balas de calidad y existían astilleros y una flota nacional, como toda actividad económica importante, en manos del Estado. A pesar de que el nervio económico del país no era el comercio exterior, sino la productividad interna, la balanza comercial arrojaba un importante superávit. La flota británica tampoco era libre para entrar en los clausurados ríos paraguayos para saturarlos con industrias británicas que hundiesen la industria local. Más importante, el Estado tenía suficientes riquezas y capital como para subsidiar su propio desarrollo, por lo que la deuda externa era inexistente. Paraguay era por tanto una economía cerrada, nacional y estatal, que no dejaba espacio al "libre cambio", al "libre comercio" y a la "libre navegación". La influencia del comercio internacional (es decir, del mar y por tanto del Imperio Británico) era mínima en el país.

    El diplomático británico Edward Thornton conspiró activamente en Buenos Aires, con el presidente argentino Bartolomé Mitre, para aniquilar el sistema paraguayo de una vez y por todas. Mitre, decidido anglófilo y grado 33 en el Gran Templo de la Masonería Argentina, ya había reprimido revueltas autarquizantes en el norte de Argentina para asegurar el suministro de mercancías al puerto de Buenos Aires. En cuanto a Reino Unido, ya gobernaba India, una nación de 250 millones de personas, con sólo tres mil funcionarios ingleses, pero no quería la más mínima amenaza a su estatus como reina de los mercados. Prestando más de 10 millones de libras esterlinas a Brasil y 3,5 millones a Uruguay, las bancas londinenses (NM Rothschild & Sons, el Bank of England y el Barings Bank) se aseguraron de que la autárquica Paraguay fuese arrasada a pesar de su tenaz y patriótica resistencia. También arreció la campaña de prensa contra Solano López: si la prensa argentina lo llamaba "Atila de América" y aseguraba que "Hay que matarlo como a un reptil", el Standard británico de Buenos Aires afirmaba que "ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas".

    Tras la guerra, Paraguay se endeudó con bancos británicos, la producción agrícola fue puesta bajo el control de "inversores" ingleses, las fundiciones y otras industrias fueron desmanteladas y Brasil y Argentina, arruinadas por el coste desorbitado de la guerra y definitivamente infeudadas a Londres, obtuvieron libre navegación en sus ríos. El tramo de ferrocarril Asunción-Villarrica fue enajenado para pagar las deudas y 29 millones de hectáreas de tierra pasaron a manos privadas, simplemente "expropiadas" a los campesinos, que técnicamente eran trabajadores del Estado. El "gobierno provisorio del Paraguay" declaró libre el comercio de la yerba mate, el tabaco, el algodón y el corte de madera en el comercio internacional: la Stock Exchange de la City de Londres respiró aliviada. Diría el argentino Bartolomé Mitre que habían triunfado "los grandes principios del libre cambio".

    Junto con el "genocidio económico", hubo un desplome demográfico: de 1,3 millones de habitantes que tenía Paraguay originalmente (no muchos menos que la misma Argentina), la mayor parte descendientes de españoles, alemanes y guaraníes, sobrevivieron 300 mil ―la mayoría mujeres y niñas. El 90% de los varones paraguayos resultaron muertos en la contienda. Muchos prisioneros paraguayos fueron cargados de cadenas para trabajar como esclavos en los cafetales de Brasil, el imperio esclavista de Pedro II. En Asunción, los cadáveres sin sepultar produjeron pestes y la demografía paraguaya sólo pudo recuperarse parcialmente gracias al concubinato y la poligamia extraoficial. La Guerra de la Triple alianza es el ejemplo perfecto de la saña que muestra la talasocracia para con los territorios cerrados a su comercio internacional y de cómo, ante todo, ataca al manpower de tales países, convirtiendo una nación que hubiera podido ser la Suiza de Sudamérica en un montón de cadáveres y escombros humeantes. En el Siglo XX, tanto Argentina como Brasil admitirían la injusticia cometida con Paraguay: el argentino Perón hasta devolvería simbólicamente a Asunción los tesoros saqueados durante la guerra en un gesto de buena voluntad.


    En 1711, el inglés John Pullen ya había declarado que el Río Plata era la mejor zona para establecer una colonia inglesa. Paraguay tiene una posición central en la Cuenca del Plata y en el Siglo XIX estaba organizando toda la cuenca, poniéndola bajo una economía fuertemente estatal. Frontera roja: Paraguay antes de la Guerra de la Triple Alianza. Gris: territorios perdidos tras la guerra. La región del Gran Chaco que se extiende por encima de la frontera roja en el Este del país fue conquistada a Bolivia en la Guerra del Chaco de los años 30 del siglo siguiente. Esta vez los protagonistas económicos serían el petróleo, la Standard Oil de Rockefeller y la británica Shell Oil de Rothschild, y el conficto tenía que ver con el relevo regional del Imperio Británico a manos de Estados Unidos.

    Otra característica geográfica que hay que tener en cuenta a la hora de definir una fortaleza natural sudamericana es el Altiplano Andino. Con una altitud media de 3.800 m, rico en minerales y razonablemente fértil, el altiplano fue el núcleo de civilizaciones como la antiquísima Tiahuanaco o el Imperio Inca, el bioma originario de especies tan expansivas como la patata o la llama y, con sus minas de plata, una importante base económica del Imperio Español. Es también el entorno de la lengua aymara, hablada por 2 millones de personas. El Altiplano Andino posee una cuenca endorreica importante y atraviesa las fronteras de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Como suele ser el caso en territorios de gran importancia geopolítica, tiene gran proliferación de espacios protegidos y parques nacionales.



    En un apartado sobre el heartland sudamericano y en tiempos de un Papa jesuita y argentino, no podemos pasar por alto el periplo de la Compañía de Jesús en la Cuenca del Plata. Muchas órdenes religiosas del pasado habían formado Estados monásticos (la Orden Teutónica en Prusia y Livonia, los hospitalarios en Rodas y Malta, los templarios probablemente pretendían hacer lo mismo en Chipre) y los jesuitas buscaban hacer algo parecido en la Sudamérica guaraní. El Siglo XVII tuvo un importante protagonismo internacional de la Compañía de Jesús, que vería a sus misioneros viajar hasta Tíbet y remontar el Río de la Plata, convirtiendo a los indios locales y fundando colonias misioneras bien organizadas, a las que llamaron reducciones. Crecientemente militarizadas bajo tácticas a medio camino entre la Guerra de los 30 Años y el combate en jungla, estas reducciones formaron un tapón ante la expansión de la influencia portuguesa que irradiaba desde Brasil. ¿Se estaba constituyendo una orden religioso-militar en las actuales Paraguay, Argentina y Brasil? El escritor argentino Leopoldo Lugones describe la aventura de los jesuitas en su libro "El imperio jesuítico".


    Mapa de las reducciones jesuíticas. La idea de la Compañía de Jesús era acabar fundando una república teocrática independiente. Nótese su cercanía a la zona de la Triple Frontera. Fuente del mapa: Wikipedia.

    Ruinas de una reducción jesuita en Paraguay.

    Todos estos movimientos estratégicos en torno a Paraguay tienen hoy su contrapartida moderna en la importancia de la zona de la Triple Frontera (Paraguay-Brasil-Argentina), una zona tan estratégica que el atlantismo está intentando encontrar a toda costa células de Hezbollah entre los inmigrantes libaneses chiítas establecidos allí, seguramente como excusa para justificar el incremento de presencia de Washington en la zona.

    Paraguay nunca llegó a emanciparse del todo del atlantismo. Durante los años 70, la mafia corsa utilizaba al país como estación intermedia para transportar heroína desde Marsella hasta EEUU, y después se añadió tráfico de cocaína entre Bolivia y Paraguay a través del Chaco. Teniendo en cuenta que el tráfico de drogas en el mundo entero está en buena medida controlado por agencias estatales de EEUU, no es de extrañar que en la zona existan dos bases estadounidenses: una base de la corrupta DEA (Drug Enforment Agency) en la ciudad fronteriza paraguaya de Pedro Juan Caballero, y otra base aérea pseudo-encubierta en el aeropuerto internacional Dr. Luis María Argaña, de la localidad Mariscal Estigarribia, situada en el Chaco. Estas bases son el modo que tiene Washington de acercarse a la zona de la Triple Frontera, al Acuífero Guaraní y a Bolivia… y por tanto de tener un pie en pleno heartland sudamericano y monitorizar las actividades de los ejércitos de Brasil y Argentina. Teniendo en cuenta que Colombia, plagada de bases estadounidenses, es el país productor de cocaína Nº1 y que Afganistán, también repleta de bases, es el productor de opio Nº1, el establecimiento de estos hubs de Washington en la zona podría ser el anticipo de la conversión de Paraguay en un nuevo narco-estado iberoamericano, puesto que está claro que las bases estadounidenses no están para luchar contra el narcotráfico, sino para controlarlo. El actual Presidente de Paraguay, Horacio Cartes ―que sustituyó al ex-obispo católico Fernando Lugo tras un golpe de Estado blando en 2012, similar al que derrocó a Manuel Zelaya en Honduras en 2009―, es un banquero, magnate del tabaco y ranchero cuyo Banco Amambay ha sido acusado de evasión de impuestos y de lavar dinero negro procedente del narcotráfico. Si la tendencia prosigue, el régimen de Asunción puede ser secuestrado por poderosos cárteles transnacionales de la droga relacionados con las agencias de Inteligencia de EEUU, que conviertan al país en una nueva Colombia y por tanto en una amenaza para la seguridad nacional de los países fronterizos.

    Brasil es sin duda la potencia regional llamada a dominar el heartland sudamericano, especialmente a través de organizaciones iberoamericanas de tipo MERCOSUR. Brasil podría convertirse además en la base de un atlantismo alternativo, uno más basado en el Atlántico Sur y en Iberia (España + Portugal), uno que tienda a aislar el Atlántico Norte a base de cerrar a cal y canto (no tiene por qué ser manu militari, puede hacerse también a través del comercio y las alianzas) el Caribe, el Mediterráneo y el arco insular Fernando de Noronha-Macaronesia (archipiélagos del Atlántico Norte: Cabo Verde-Sáhara Occidental-Islas Canarias-Madeira, Islas Salvajes y Azores). También tiene, junto con Argentina, la misión de controlar Antártida y el paso del Atlántico al Pacífico, para lo cual hay que contar con el problema de las geobloqueantes Islas Malvinas.


    Un vistazo a las ZEE (Zonas Económicas Exclusivas) del Atlántico muestra dos cosas: el protagonismo extraordinario de Reino Unido (turbios paraísos fiscales y bases estratégicas) y el potencial de un puente geopolítico Brasil-Iberia. Dicho puente tendería a atenazar Marruecos aislándolo de sus aliados Reino Unido y EEUU, así como a bloquear el acceso del atlantismo al Sáhara y por tanto a la franja de espacios vacíos. Además separa las posesiones británicas en el Atlántico Norte de las del Atlántico Sur y cierra el Mediterráneo.

    Durante la Guerra Fría, Estados Unidos propuso a Brasil, Argentina, Uruguay y Sudáfrica formar una OTAS u Organización del Tratado del Atlántico Sur. Los países involucrados se negaron, conscientes de que era el modo que tendría Washington de incorporarlos a su esfera de influencia. Brasil además era reacio a involucrarse con Sudáfrica debido a su interés en llevarse bien comercialmente con países del África negra como Nigeria y Angola. El eje IBSA (India-Brasil-Sudáfrica), la Lusofonía y el Mercosur podrían fácilmente convertirse en una nueva OTAS, autónoma y por tanto desvinculada de la OTAN. Brasil e Iberia tendrían que tener, como mínimo, relaciones tan buenas como las que median entre Estados Unidos y Reino Unido, mientras que Argentina podría ser una versión hispana de Australia. Recordemos que en el sur de Brasil y en la Pampa Húmeda argentina hay un tipo de suelo denominado molisoles, el mismo que predomina en Ucrania y en las zonas del Heartland codiciadas por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial [6].

    Francia tampoco puede sustraerse a esta posibilidad geopolítica: Río de Janeiro tuvo históricamente una fuerte influencia francesa, París apoyó a Argentina durante la Guerra de las Malvinas y aun hoy en día mantiene lazos armamentísticos con Brasil y lleva al cabo numerosas transacciones financieras a través de la Guayana Francesa.

    Esta posibilidad geopolítica ya ha sido anticipada por Washington y por Londres, que están rodeando Brasil y Argentina mediante un anillo de bases y países-satélites.


    El anillo atlantista en torno a Brasil parece tener por objetivo frenar su influencia en la Amazonia, en la Cuenca del Plata y en el Atlántico Sur, tendiendo a separarlo de Angola y Sudáfrica y por tanto de su vía de entrada al Índico y los mercados asiáticos.

    Brasil puede esperar incrementar su potencial gracias al descubrimiento de petróleo cerca de la costa brasileña a partir de 2007, pero para afirmar su soberanía nacional, Brasil necesita una armada fuerte (ya se encuentra construyendo con ayuda francesa una flota de submarinos, incluyendo uno nuclear) y entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU, cosa que a su vez no podrá hacer sin desarrollar antes la bomba atómica.

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