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Este fin de semana he estado en el que me ha parecido el lugar más pintoresco de toda España sin género de duda, la aldea del Rocío en la provincia de Huelva. No había estado nunca pero coincidiendo con la tradición ecuestre anual que se celebra allí desde hace más de 500 años, decidí pasarme por allí y verlo in situ
Decir que he flipado en colores es quedarme corto. El pueblo parece sacado de una película del oeste, aunque es al revés, los pueblos americanos son una copia de este, que conserva hasta las calles de arena y los lugareños van a caballo o en carretas, y atan sus caballos a postes de madera que tienen en la entrada de sus casas. IMPRESIONANTE.
El pueblo es tal que así
El sitio es famoso principalmente por su ermita de la Virgen del Rocío, donde hacen romerías donde se concentran cientos de miles de personas. Es lo que vemos en el telediario todos los años cuando se vuelven locos, saltan una reja y entre cientos cogen la imagen de la virgen y la sacan de la iglesia.
Pero también por su Saca de las Yeguas, un espectáculo de caballos único en toda España (en Galicia se celebra algo parecido, la Rapa das Bestas) que se celebra siempre a finales de junio desde el año 1504 donde los lugareños van a buscar a miles de caballos salvajes y sus potros nacidos en primavera a las marismas del Parque Nacional de Doñana y los trasladan a un pueblo cercano para una feria de ganado, previo paso por el Rocío. Al cabo de unos días vuelven a llevar a los caballos restantes al Parque, y los dejan libres hasta el año siguiente.
Puntualizar que estos caballos son de una raza pura llamada Marismeña, y que son los primeros caballos que se llevaron a América, que llegaron a Méjico y que más tarde se extendieron por toda Norteamérica. Los mustangs americanos son descendientes directos suyos.
Como digo es IMPRESIONANTE. Cientos de jinetes vestidos con su sombrero cordobés o gorras camperas guiando a miles de caballos (unos 2.500) pasan por el pueblo del Rocío y allí se paran para que el párroco del pueblo los bendiga a ellos y a los caballos
Es España profundísima que retiene las viejas tradiciones Y de entre las miles y miles de personas que allí estábamos sólo vi un inmigrante, un negro
Los andalucillos, locos perdidos cantando sevillanas y canciones populares andaluces como posesos hasta altas horas de la madrugada. Allá donde fueras era lo único que se escuchaba. Me da que son los únicos en todo el país que no escuchan música foránea, y aunque detesto el flamenco olé por ellos, al menos son auténticos y escuchan y cantan su propia música.
Algunas imágenes y vídeos de la edición de este año
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